Mientras mรกs postrada se halla Venezuela (el FMI vaticina una inflaciรณn de 13 mil por ciento para este aรฑo y un desplome del Producto Interno Bruto de 15 por ciento), menos quiere irse Nicolรกs Maduro. Es una paradoja. Pero una paradoja que guarda su propia coherencia: los jefes chavistas temen que una vez que sean desalojados del poder se produzca una suerte de juicio final contra ellos. No les falta razรณn: muchos estรกn incluidos en la lista negra de los Estados Unidos, de la Uniรณn Europea y de Canadรก por cargos que van desde violaciรณn de los derechos humanos hasta narcotrรกfico. El gran enemigo de los herederos de Chรกvez es la jurisdicciรณn internacional. Ese es el nรบcleo del conflicto. Y la cรบpula gobernante no es tan cรกndida: ve con recelo una eventual amnistรญa que pudiera favorecerla porque estรก consciente de la dimensiรณn de sus desmanes. Por eso ha sido tan difรญcil que se logre un acuerdo entre el gobierno y la oposiciรณn. El gran obstรกculo son las condiciones electorales. Unas elecciones limpias llevarรญan a la alternancia: palabra prohibida para la nomenclatura chavista.
Si mantenerse en el poder es de vida o muerte para el chavismo, ยฟpor quรฉ aceptรณ participar en las negociaciones de Repรบblica Dominicana, cuya agenda estรก marcada, precisamente, por el tema de las elecciones competitivas? Esa es otra paradoja. Y parte de la explicaciรณn estรก en la economรญa. Hay varios frentes abiertos. El gobierno ha perdido el control sobre la moneda: la hiperinflaciรณn ha pulverizado el poder de compra del venezolano. El rรฉgimen enfrenta serios problemas para pagar la deuda externa, cuyo monto total es de 150 mil millones de dรณlares. Venezuela acusa una caรญda alarmante de la producciรณn petrolera: fue de 29 por ciento en 2017, una cifra rรฉcord si se toma en cuenta que la de Irak, tras la invasiรณn de 2003, fue de 23 por ciento. Y en medio de este cuadro crรญtico, el gobierno no puede levantar recursos: la administraciรณn Trump le impuso, en agosto pasado, sanciones financieras que prohรญben a los inversionistas comprar bonos o emisiones de deuda del gobierno venezolano o de la estatal petrolera, PDVSA. La revoluciรณn estรก acosada por serios problemas de caja. Y รฉsa es una poderosa razรณn para negociar. La otra razรณn son las sanciones individuales, que han recaรญdo en pesos pesados del chavismo como el constituyentista Diosdado Cabello o el vicepresidente Tareck El Aissami.
El asunto estรก en que las sanciones sรณlo se podrรญan levantar a cambio de lo que para el chavismo constituye la joya de la corona: elecciones transparentes. Con observaciรณn internacional. Con igualdad de condiciones. Con posibilidad de que los tres millones de venezolanos que estรกn en el exterior puedan votar. Con auditorias confiables. Pero esto implicarรญa su salida del poder, el peor de los escenarios para los hijos de Chรกvez. De allรญ que el gobierno aprovechara la excusa de las sanciones que aprobรณ la Uniรณn Europea el pasado 22 de enero (congelaciรณn de cuentas y de bienes a 7 altos funcionarios chavistas) para lanzar una jugada temeraria: adelanto de las elecciones presidenciales. La reacciรณn internacional fue un acto reflejo: Estados Unidos, Canadรก, la Uniรณn Europea y el Grupo de Lima advirtieron que no reconocerรญan los resultados de un proceso viciado. La Conferencia Episcopal de Venezuela tambiรฉn objetรณ la medida. El rรฉgimen, presionado, ha tenido que sentarse nuevamente a la Mesa de Negociaciones de Repรบblica Dominicana despuรฉs de haberle dado una patada al proceso de diรกlogo.
Al chavismo le urge celebrar elecciones cuanto antes. Cada dรญa que pasa la posibilidad de que se desate un colapso econรณmico y social se acrecienta. El tiempo es su gran enemigo: realizar los comicios muy tarde le puede costar muy caro al gobierno porque puede perder, incluso, la adhesiรณn de sus bases. De su feligresรญa. Asรญ que el cรกlculo que hizo la Asamblea Constituyente al adelantar las elecciones no es errรณneo. Y algo sorprendente: la situaciรณn de Venezuela es tan compleja que aun siendo Maduro el responsable de la tragedia que vive el paรญs podrรญa tener algรบn chance en el terreno electoral. Es cierto que el Presidente registra 72 por ciento de rechazo en las encuestas, pero cuenta con un capital polรญtico que no es de subestimar. El รบltimo sondeo de la firma Datincorp seรฑala que 21 por ciento de los encuestados se declara chavista (ello equivaldrรญa a 2.730.000 electores). El 30 por ciento se declara opositor (3.900.000 electores). Y el 46 por ciento se declara independiente (5.980.000 electores). Esta foto indica que la oposiciรณn, sin que ponderemos la franja de independientes, es mayorรญa.
Pero veamos cรณmo cambian los nรบmeros cuando tomamos en consideraciรณn la intenciรณn de voto, que es lo que cuenta. De ese 21 por ciento que se autodefine como chavista, el 87 por ciento estรก totalmente decidido a votar: son 2.375.100 votos. En tanto que de ese 30 por ciento que se autodefine como opositor, solo estรก totalmente decidido a votar el 46 por ciento: son 1.794.000 votos. Hay una diferencia de 581.100 votos a favor de Maduro, quien arranca con un mejor capital que la oposiciรณn, si excluimos a los independientes. La alta capacidad de convocatoria del oficialismo y la baja capacidad de convocatoria de la oposiciรณn pueden hacer que Maduro salga ileso de su alto nivel de rechazo.
Desde luego que la tendencia varรญa cuando se incluye tambiรฉn a los independientes. El 51 por ciento de ellos estรก totalmente decidido a votar: son 3.049.800 electores. Supongamos que 60 por ciento de ellos emigre a la oposiciรณn (buena parte de este segmento lo constituyen opositores desencantados) y que 40 por ciento emigre al PSUV, la correlaciรณn quedarรญa asรญ: 3.623.880 votos para la oposiciรณn y 3.595.020 para el PSUV. La diferencia entre ambos serรญa de 28.860 votos. Hay que aclarar que estos nรบmeros pueden cambiar notablemente cuando la oposiciรณn lance su candidato y defina su estrategia. Pero el ejercicio refleja que en caso de una votaciรณn cerrada y con un CNE parcializado, que al final inclinarรญa la balanza hacia quien maneja los hilos del poder, Maduro podrรญa sobreponerse a su bajo rating. Que se convierta o no en un ave fรฉnix electoral dependerรก de las condiciones en que se celebre el match presidencial. Y si resurgiera de las cenizas, de todos modos cabrรญa la pregunta: ยฟEstarรก saldada la crisis?
(Caracas, 1963) Analista polรญtica. Periodista egresada de la Universidad Central de Venezuela (UCV).