Fotos: Alexandra Délano

36 rasuradoras, 239 anillos y 602 cinturones. Apuntes desde Arizona (4)

Algunos de los objetos que llevaban 1,573 migrantes fallecidos en la frontera entre México y Arizona entre 2000 y 2009.
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Dos libros para aprender inglés, 24 cartas, 16 cepillos de pelo, 36 rollos de papel de baño, $103,857.17 pesos en billetes y monedas, 98 cepillos de dientes, 206 imágenes religiosas, 27 paquetes de tortillas, 90 peines, 33 dentaduras postizas, 154 botas, 22 anteojos, 5 barajas, 54 escapularios, 7,344 calcetines, 84 tarjetas de teléfonos…Son algunos de los objetos que llevaban 1,573 migrantes fallecidos en la frontera entre México y Arizona entre 2000 y 2009 (Reineke y Stobbe, The Things They Carried). Son las claves para identificarlos cuando no se pueden obtener huellas digitales o cuando quedan sólo algunos huesos después de días, semanas o años expuestos al calor y a los zopilotes.

 

Dentro del zapato, la costura del pantalón, el cuello de la camisa, la bolsa secreta cosida al calzón, y a veces hasta dentro de las tortillas, médicos forenses, funcionarios del consulado, sheriffs, agentes de la patrulla fronteriza y funerarias, buscan alguna señal, un papelito, alguna marca que les permita contactar a algún familiar, darle un nombre, cerrar una historia. Pero en Arizona, cerca de la mitad de los restos quedan sin identificar, enterrados o cremados sin nombre en un cementerio en Tucson que sus familiares probablemente nunca visitarán.

Dice el Dr. Bruce Anderson, médico forense del condado de Pima en Arizona, que su objetivo antes de jubilarse es resolver los casos de más de 700 migrantes no identificados que están organizados por año en folders con etiquetas de colores frente a su escritorio. Pero cada día se van sumando más.

Uno de los principales retos es establecer contacto con personas en México o en Centroamérica que están buscando a un familiar. No hay bases de datos centralizadas ni información amplia sobre dónde buscar; muchas personas desconfían de las pruebas de ADN y se niegan a participar.

Recientemente parte de los archivos disponibles sobre los migrantes fallecidos en su intento (unidentified border crossers), incluyendo fotos de todos los objetos encontrados, se integraron a la base de datos nacional para personas desaparecidas en Estados Unidos (National Missing and Unidentified Persons System, NAMUS) pero el acceso y la información aún son limitadas para las familias que desconocen estas herramientas, sobre todo, en otros países.

Mientras tanto, se siguen acumulando recuerdos y esperanzas en bolsas de plástico en laboratorios, bodegas y congeladores. Es lo que queda de las vidas no identificadas.


 

 

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es profesora de estudios globales en The New School en Nueva York. Su trabajo se enfoca en las políticas migratorias de México y Estados Unidos.


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