La semana pasada el profesor René Juvenal Bejarano Martínez, emitió un discurso en el monumento a la Revolución ante la gente en general, ante la tribu Izquierda Democrática Nacional y ante el Movimiento Nacional por la Esperanza, que él preside.
El Movimiento Nacional por la Esperanza está constituido por la gente en general, y también por las organizaciones siguientes (que él preside): Alianza Sindical Esperanza en Movimiento, Movimiento Ambiental por la Esperanza, Cristianos Comprometidos por la Esperanza, Movimiento Juvenil por la Esperanza, Movimiento Municipalista por la Esperanza, Pueblos Indígenas por la Esperanza, Red Nacional de Transportistas por la Esperanza, Movimiento Deportivo por la Esperanza, Movimiento Cooperatista por la Esperanza y AMOR: Asociación de Mujeres Organizadas.
El discurso del profesor Bejarano fue excelente. Tuvo fuerza estilística, fue sobrio y ponderado, se salpicó de referencias que exhiben su erudición literaria. Pero sobre todo fue un discurso que pone en su sitio a los cínicos para quienes la politización de la esperanza antecede la institucionalización de la caridad.
Se citan (verbatim) algunas muestras, calcadas de la página web oficial del Movimiento:
–Fundemos el entusiasmo, iluminemos a la confianza en nuestra victoria, a fuerza de conocer historias infames, cada vez más se acumulan las ganas de llorar, es mejor que se abra el sol en julio próximo, abrase camino al viento del cambio verdadero, que la guerra que engendra muerte ceda el paso a la misericordia.
–Ahora y en la hora de nuestro destino, es nuestra misión conmover y convencer a La Fuerza de la Gente para vencer a la injusticia, al asomar por encima del horizonte político, percibimos la amenaza de una seria ruptura del tejido social con daños que pueden ser irreversibles.
–Con el aire oxigenante de la organización declaremos el fin de la época del oprobio. Con La Fuerza de la Gente, iremos a buscar un cambio de fondo, desde la raíz, nos visitará la unidad y se quedará a vivir con nosotros.
–Mañana un nuevo orden social será posible en el que concluya la pobreza alimentaria, nos abrazaremos a la vida plena, seremos los pilares del cambio verdadero, las manos solidarias, la militancia al desbordar los acontecimientos. Y pensar que podemos ser una enorme tempestad de votos consientes, firmes y libertarios.
–Se atisba una luz al final del túnel, la irradia La Fuerza de la Gente y entre ella la de las mujeres altivas, alma del Movimiento Democrático, las queremos con su aliento tibio, su voluntad de permanencia, la prueba de su gran capacidad, su vehemencia simbólica y la alegría que nos acompaña con amor.
–Como en la larga y negra noche de la guerra sucia, como dijera Sabínes el poeta, nadie sabe el número exacto de los muertos, de esa muerte sin fin de la que escribió José Gorostiza.
–Nuevas normas abran de instaurarse. Venimos de las profundidades del reflujo, de la era de la adversidad, pero salimos adelante. Nos recuperamos basados en la lealtad, el trabajo, la dedicación, en la verdad, y en la capacidad de organización. Aquellos que decretaron nuestra extinción, ahora sorprendidos se dan cuenta que estamos vivos y más fuertes que nunca.
–La Fuerza de la Gente es la fuerza de la Esperanza, no tengo la menor duda que el cambio verdadero de nuestro país se encuentra primero anclándonos a la izquierda y paulatinamente corriéndonos al centro y no al inversa, confundirse, diluir el perfil, desviar las demandas, equivocarse, conduce a la derrota, y nosotros con la fuerza de la gente estamos acostumbrados a conquistar la victoria.
–¡Hasta la victoria siempre!
Y hasta ahí el discurso.
Y propongo, desde las profundiades del reflujo: Bejarano para presidente.
En la misma página web citada arriba puede usted tramitar su afiliación al Movimiento Nacional por la Esperanza. Si ama usted a México, demuéstrelo.
Y si quiere saber algo más sobre nuestro líder –quien modestamente se declara “figura fundamental para comprender las raíces del cambio político en el país”— lea su autobiografía en www.renebejarano.org.mx.
Nunca la olvidará.
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.