En una Ć©poca como la nuestra, en que el hacker y el investigador policial, entre otras figuras mĆ”s o menos sagaces y heroicas, han usurpado el papel del detective privado, es un placer leer las historias que reĆŗne Blacksad Integral, el volumen donde encontramos todos los premiados Ć”lbumes de Juan DĆaz Canales y Juanjo Garrido cuyo protagonista es ese gato negro que da nombre a la obra. (Los galardones, desde 2001 hasta 2013, incluyen cuatro del SalĆ³n del CĆ³mic de Barcelona, uno de AngoulĆŖme y tres Eisner.) Historias de un detective privado siempre al lĆmite de la bancarrota, que seduce a las gatitas mĆ”s bellas y que no duda en dar un puƱetazo a quien se lo merezca, sea el animal del tamaƱo que sea. Porque estamos hablando de tramas en que se cruzan destinos de animales, aunque lleven minifalda o gabardina y sean muy humanos. Tramas en que se exploran tres grandes Ć”mbitos artĆsticos en Estados Unidos de mediados del siglo pasado: la pintura, la literatura y la mĆŗsica. Porque eso hacen las mĆ”s interesantes expresiones artĆsticas: dialogar con otros lenguajes afines, sean o no contemporĆ”neos.
Que el contexto de las aventuras sea el de la posguerra estadounidense, con sus conflictos raciales y sociales, con la violencia de los blancos contra los negros, con la amenaza mĆ”s o menos espectral del comunismo o con la incomodidad de los beatniks ante la sociedad industrial y de consumo, es decir, que la ambientaciĆ³n sea realista e histĆ³rica (con Ć©nfasis en las canciones, cuyas letras son reproducidas siempre en inglĆ©s entre signos musicales) mientras que los personajes son encarnados por animales provoca un efecto interesantĆsimo, que tal vez sea el gran logro de Blacksad. El gĆ©nero noir es atravesado por el poder evocador de la fĆ”bula. Los personajes se comportan a la vez como hombres y como bestias, aunque la animalidad sea considerada sobre todo desde una perspectiva irĆ³nica. Si en Maus, de Art Spiegelman, el lenguaje de la fĆ”bula es utilizado para amplificar el poder simbĆ³lico del relato; si en Fables, de Bill Willingham, la conexiĆ³n –aunque distanciada, orwelliana y posmoderna– se da en fin con el material de origen, con ese corpus de cuentos infantiles que ha ido creciendo con los siglos hasta devenir un autĆ©ntico universo de “inmateria”; en Blacksad el estatuto de los personajes, su humanidad animalesca, sus biografĆas extraĆdas del imaginario de la novela negra clĆ”sica con disfraz de gato, perro, oso polar o rinoceronte, provocan la constante sensaciĆ³n de encontrarte ante dos canales narrativos simultĆ”neos, que se entrecruzan no para cargar las tintas en lo simbĆ³lico o para remitir a un trasfondo compartido y popular, sino simplemente para ensayar visualmente, para encontrar nuevas formas de contar las historias de siempre, para renovar una vez mĆ”s nuestro imaginario.
Porque pese a la alta calidad de los guiones, que en cada nueva entrega sitĆŗan al protagonista en nuevos escenarios (Nueva York, Nueva Orleans, Chicago, Tulsa…) y en nuevos aprietos (coyunturales y morales), siempre bien apuntalados en la complejidad social y polĆtica de cierto momento histĆ³rico, el cĆ³mic es ligeramente superior en su dimensiĆ³n grĆ”fica. El virtuosismo se muestra tanto en lo estĆ”tico (la escena en el cementerio nevado, el interior claroscuro de una casa donde se realiza un ritual vudĆŗ, el fabuloso y barroco Mardi Gras) como en lo dinĆ”mico (las magistrales escenas de acciĆ³n: interrogatorios, persecuciones, peleas). Tal vez el Ćŗnico problema del guion sea su manejo de la elipsis: la transiciĆ³n entre escenas es a veces brusca, precipitada. La ilustraciĆ³n, en cambio, se mantiene en un nivel excelente, de principio a fin, en este bellĆsimo y muy recomendable Blacksad Integral. ~
Juan DĆaz Canales (guion) y Juanjo Garrido (dibujo)
Blacksad Integral
Barcelona, Norma, 2014, 308 pp.
(Tarragona, 1976) es escritor. Sus libros mƔs recientes son la novela 'Los muertos' (Mondadori, 2010) y el ensayo 'Teleshakespeare' (Errata Naturae, 2011).