Correspondencia

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En respuesta a Enrique Krauze

Sr. Director:

Respondo a las imputaciones que el domingo pasado me enderezó Enrique Krauze y que entiendo como parte de una campaña rudimentaria que divide a los militantes de izquierda en “malos”, y por tanto peligrosos, y “buenos”, aunque los presente como colaboracionistas.

Se refiere a una cátedra que dicté el viernes en la Universidad de Guadalajara sobre el pasado, el presente y el futuro de la energía. Ciertamente, describí el plan de acción aprobado por el Comité del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo y el Frente Amplio Progresista. El diario local que mejor lo entendió lo llamó “revolución de terciopelo”, en memoria de Vaclav Havel.

Me sorprende la textualidad de algunos pasajes, que no fueron transcritos por ningún medio informativo, ni impreso ni en línea. Bien algún asistente se apresuró a enviar a Enrique la grabación, o bien mi amigo dispone de servicios de inteligencia que hacen albergar sospechas sobre el origen palaciego de la invectiva.

Sorprende también el tratamiento que otorga, esta vez, Krauze a mi biografía y que vuelve inexplicable la prolongada y fructífera relación que hemos tenido.

Atentamente,

Porfirio Muñoz Ledo

Precisa Enrique Krauze

Señor Director:

No soy yo sino Muñoz Ledo quien debe revisar sus “servicios de inteligencia”: las declaraciones suyas que transcribí textualmente en mi artículo “Democracia o Revolución”, no provienen de ninguna “conspiración palaciega” sino de las páginas de La Jornada de Guerrero del 9 de febrero. Y no las pronunció en Guadalajara sino en la UEPI de la Universidad Autónoma de Guerrero.

Ahora Porfirio quiere suavizar el contenido de sus palabras y en vez de “reventar el sistema” habla de propiciar una “Revolución de terciopelo”. La equiparación del régimen actual mexicano con una dictadura totalitaria es absurda. El llamado a una revolución (aunque sea de terciopelo) es irresponsable para el país y suicida para la izquierda. Así lo comprendió el grueso de la militancia, que sólo acudió en número de 5,000 al muy publicitado mitin del domingo 24.

Yo no quiero negar las aportaciones de mi amigo a la democracia mexicana. Pero para honrarlas lo invito lealmente a recapacitar. En el tema del petróleo y en todos los temas nacionales, el ala radical de la izquierda a la que pertenece debe medir sus palabras, moderar sus actos, abrirse al debate y desterrar la intolerancia y bravuconería que -contagiado acaso por su líder- exhibió Muñoz Ledo ante los guerrerenses.

Atentamente

Enrique Krauze

(Publicado en el Reforma, 26-Feb-2008)

***

Réplica a Enrique Krauze

Estimado Enrique:

Agradezco el reconocimiento de mis aportaciones a la democracia mexicana. Ellas sirven tal vez para probar que las transiciones no sólo proceden contra “dictaduras totalitarias” sino contra todo régimen autoritario, corrupto y subordinado, como es el caso de México.

La cita no corresponde en efecto a mi conferencia en La Universidad de Guadalajara sino en la de Guerrero y la confusión proviene de la identidad de siglas. Más sorprendente aún tu curiosidad, ya que la pronuncié hace 20 días y _-a no ser que me tengas marcaje personal- parece extraño que hurgues en La Jornada de ese estado, cuando difícilmente debes leer la nacional.

Me invitas “lealmente” a recapacitar, como antes lo hiciste a debatir con argumentos. Debo decirte que, desde que coordiné en 1981 la primera Conferencia mundial de fuentes de energía, no he dejado de hacerlo en todas las latitudes. Ojalá tuvieras la misma disposición.

Porfirio Muñoz Ledo

En Respuesta a Muñoz Ledo

Estimado Porfirio:

Tu sorpresa ante mi costumbre de leer la prensa nacional me parece extrañísima. ¿Dónde quedó tu acusación sobre las filtraciones “palaciegas” que me proporcionan oscuros “servicios de inteligencia”? En todo caso, déjame explicarte: la lectura de La Jornada, incluso la de Guerrero, es (como la de muchos diarios más) habitual en Lupa Ciudadana, portal que creamos en Letras Libres hace dos años para recoger y analizar los dichos y hechos de los principales políticos del país, de todas las tendencias.

Pero no te preocupes, Porfirio: no hay marcaje personal sobre ti. Todos sabemos que te mueves por todo el campo y que has cambiado de camiseta muchas veces, tantas que es casi imposible seguirte: ¿debo recordarte que el régimen que ahora consideras “autoritario, corrupto y subordinado” es el mismo que ayudaste a instaurar y representaste como embajador durante cinco años?

Serviste al autoritarismo hasta 1985. Trabajaste por la democracia por casi dos décadas. Ahora que has regresado a tus orígenes me invitas a debatir contigo. Prefiero esperar a que, en un nuevo giro sorprendente, vuelvas a vestir los colores que nos unieron: los colores de la democracia. Cordialmente,

Enrique Krauze

(Publicado en el Reforma, 28-Feb-2008)

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clío.


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