Ejercicio de diálogo (última)

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El 18 de mayo la Gaceta UNAM, publicó una serie de oficios del Lic. Hernández López, fechada el 8 de mayo, en que comunica a esos estudiantes su “expulsión provisional” mientras se produce la resolución del H. Tribunal Universitario, al que fueron denunciados.

Explican los oficios que el 23 de abril los estudiantes declararon “ESPACIO TOMADO” un salón de clases en protesta –según las pancartas que instalaron– contra la “REFORMA”, “EN DEFENSA DE LA AUTONOMÍA UNIVERSITARIA” y con la consigna: “SI ELLOS PRIVATIZAN, NOSOTROS EXPROPIAMOS” (los estudiantes consideran que la Reforma integral de la educación media y superior, RIEMS, aspira a privatizar la educación pública).

Unos funcionarios del CCH acudieron al salón expropiado a pedir a los estudiantes “que declinaran de su proceder antiuniversitario y entregaran el salón”. Los estudiantes tuvieron una reacción “hostil y grosera”. Entre los funcionarios se hallaba el director del plantel, que se dirigió a los estudiantes de este modo (dice la Gaceta UNAM): “HABER COMPAÑEROS, SU DECISIÓN DE TOMAR ILEGALMENTE EL SALÓN DE CLASES, NO ES CONDUCTA DE LOS UNIVERSITARIOS.”

Acto seguido, uno de los posesionarios del salón colocó

un golpe con un tubo en la cabeza del director que lo descalabró, el cual lo llevó a perder el equilibrio y cayó al piso, siendo auxiliado por las maestras Ana María Sánchez y Elba López, ya que sangraba abundantemente de la herida propiciada por el golpe en la cabeza, llevándolo a una jardinera frente al salón de clases, lugar donde lo sentaron y le dieron los primeros auxilios.

Los demás funcionarios pidieron a los estudiantes que entregaran al golpeador para remitirlo al Ministerio Público. Los activistas respondieron que ni dejaban salir a nadie ni se salían del salón “POR QUE ES DE LA COMUNIDAD” mientras una estudiante llamada Norma Stephany Chávez se dirigió así a los funcionarios: “PINCHES AUTORIDADES, HIJOS DE LA CHINGADA, SON UNOS REPRESORES, DÉJENME DARLES EN LA MADRE”.

Las autoridades rechazaron la petición de la estudiante que solicitaba darles en la madre.

Por fin a las 23:40 horas, el grupo de jóvenes decidió deponer su actitud y salir del CCH, donde los esperaba la policía, que los trasladó ante el Ministerio Público “por el delito de lesiones dolosas y daño a la propiedad”.

El 20 de mayo, un grupo de 50 activistas de “colectivos estudiantiles” consideró que “las puertas del diálogo estaban cerradas” y, en apoyo a los estudiantes del CCH tomaron la Dirección General de los CCH en la Ciudad Universitaria. (Las fotografías ilustran esa “toma”, con imágenes que aparecieron aquí.)

Los activistas, que portaban pasamontañas, rompieron vidrios e intentaron cortar con una segueta los barrotes que protegen los ventanales de la Dirección. Algunos consiguieron meterse por una ventana y volaron el cerrojo con material explosivo para permitir el paso a los demás encapuchados.

Ya adentro, los encapuchados exigieron la presencia del Sr. Rito Terán Olguín, director general de los CCH, a quien le exigieron que sus compañeros no sean expulsados, que se “cancelen las actas penales interpuestas en la PGR” y que renuncie el Lic. Hernández (el director del CCH al que le golpearon la cabeza que sangró abundantemente). Al mismo tiempo, exigieron que se les garantizara que no se les iba a sancionar por haberse apoderado de la dirección, segado barrotes, roto ventanas y volado el cerrojo.

El Sr. Terán Olguín adquirió el compromiso de no levantarles actas, lo que confirmó al día siguiente: “Me comprometí a no ejercer ningún tipo de sanción frente a la acción de ayer, con todo y el grado de violencia que se presentó, a condición de que se retiraran y volvieran este viernes al diálogo” que se llevaría a cabo en una “mesa de negociación”. Le recomiendo escuchar los testimonios de los estudiantes ante esa mesa en la sección “audio” aquí, sobre todo la segunda, en la que un “compa” explica que la UNAM no es sólo espacio académico, sino político porque “es un crisol de ideologías”.)

Los estudiantes expulsados anunciaron que acudirían a la “mesa de negociación” del viernes 22 con un “sencillo cuestionamiento: si se les retira la expulsión o no se les retira.”

El 21 de mayo los expulsados se presentaron en la Defensoría de los Derechos Universitarios donde presentaron este argumento:

El artículo uno de la legislación establece que la UNAM es una institución plural, además de que los integrantes de la comunidad se pueden organizar en consejos o grupos para discutir lo que deseen; sin embargo, se nos criminaliza.

El 26 de mayo se decidió cambiar el castigo: a dos de los estudiantes sólo se les amonestaría, a cuatro se les suspendería seis meses, y a otros dos (“que deben más de 20 materias”) se les condicionó la pertenencia al CCH a “presentar un plan de egreso para resarcir su rezago académico”.

Por su parte, el Lic. Hernández –el director golpeado con un tubo en la cabeza que sangró abundantemente– anunció que haría todo lo posible para que las autoridades aceptaran “el canje de la sanción” que él mismo había dictado, y para que la resolución del H. Tribunal Universitario se dé cuanto antes. Como la sanción surtiría efecto hasta que se pronuncie el Tribunal, los estudiantes expulsados podrán inscribirse sin problema al siguiente semestre, o a la licenciatura o, en su defecto, presentar exámenes extraordinarios.

El 27 de mayo las autoridades universitarias aceptaron cambiar las expulsiones por “sanciones temporales”. Los estudiantes aceptaron la solución ofrecida “bajo protesta”, toda vez que no se sancionó a los funcionarios que –dicen– los “agredieron físicamente”.

La asesora de la comisión de estudiantes Mayra Valenzuela declaró no obstante que “Esto abre un hecho histórico en la propia universidad, ya que esto sentara un precedente en el movimiento estudiantil para que se abran las mesas de negociación hacia los más de 500 expulsados, ya que es una cuestión sumamente grave la muerte académica”.

Este triunfo se consiguió luego de varias sesiones de “diálogo” entre los implicados y su grupo de apoyo, “conformado por padres, profesores y trabajadores”. El Lic. Rito Terán, director general de los CCH, declaró que lo anterior “Fue un ejercicio de diálogo muy relevante e importante en la UNAM, donde llegamos de una manera positiva a acuerdos.”

Moraleja: No hay ningún problema universitario que no pueda ser solucionado por medio del diálogo que permita llegar de manera positiva a acuerdos.

(Siempre y cuando el problema de usted implique expropiación de instalaciones; grupo no menor de once expropiadores; contar con por lo menos cincuenta encapuchados; acceso a capuchas, seguetas, explosivos para volar cerrojos, y con el apoyo de, por lo menos diez organizaciones dedicadas a salvaguardar derechos humanos, de preferencia los de usted.)

La información, salvo dato en contrario, está tomada de la cobertura del caso que hizo el diario La Jornada del 24 de abril en adelante.

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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