El Papa Francisco y el cuidado de nuestra casa comĂșn

Que el Papa se haya decido a dar este paso, que lo exprese a través de una encíclica y que sea así de claro, tiene el potencial para impulsar la comunicación masiva del problema ambiental. 
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La definiciĂłn de encĂ­clica es: carta solemne que dirige el Sumo PontĂ­fice a todos los obispos y fieles del orbe catĂłlico. Se trata de un documento utilizado para cuestiones importantes, que toca temas de alta prioridad en un momento dado. La encĂ­clica publicada el pasado 24 de mayo dice estar dirigida no solo a los creyentes sino a todos los hombres. Como yo, posiblemente muchas personas no conocĂ­an la existencia de este instrumento de comunicaciĂłn. DespuĂ©s de investigar su funciĂłn y analizar la Ășltima de sus entregas, lo encuentro supremo.

Tras la publicaciĂłn de la carta encĂ­clica LAUDATO SI’sobre el cuidado de la casa comĂșn, mĂșltiples medios han dado especial relevancia a su contenido sobre el cambio climĂĄtico y las negociaciones internacionales asociadas a combatirlo. En este momento el cambio climĂĄtico es el tema ambiental internacional mĂĄs publicitado. Las 192 partes o paĂ­ses del Protocolo de Kyoto (PK), se encuentran preparando y publicando sus Contribuciones Previstas Determinadas (INDC por sus siglas en inglĂ©s)[1] de reducciĂłn de emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) a ser discutidas y acordadas en la Conferencia de las Partes (COP) nĂșmero 21en ParĂ­s el prĂłximo diciembre. Esta Conferencia ha despertado gran expectativa porque se pretende que en ella se logre establecer un renovado acuerdo jurĂ­dico internacional[2] para frenar las emisiones de GEI a un nivel que sea seguro para la continuaciĂłn de la vida humana en la Tierra como la conocemos. De hecho, la encĂ­clica del Papa Francisco alude a los fracasos de las cumbres mundiales anteriores, a la debilidad de la reacciĂłn polĂ­tica internacional, y al sometimiento de la polĂ­tica ante la tecnologĂ­a y las finanzas y conmina a que sean los paĂ­ses desarrollados quienes se responsabilicen de posibilitar la soluciĂłn “limitando de manera importante el consumo de energĂ­a no renovable aportando recursos a los paĂ­ses mĂĄs necesitados para apoyar polĂ­ticas y programas de desarrollo sostenible”.

No es la primera vez que en una encĂ­clica se plantea el problema ambiental[3], pero al parecer sĂ­ es la primera en donde el mensaje estĂĄ claramente orientado a la falta de liderazgo polĂ­tico y de empoderamiento comunitario como las alternativas de soluciĂłn. Ahora bien, el texto va mucho mĂĄs allĂĄ del tema del cambio climĂĄtico. Acierta al hacer la sĂ­ntesis de la crisis ambiental que se vive actualmente “en nuestra casa comĂșn": sĂ­ menciona el aumento del nivel del mar y los fenĂłmenos meteorolĂłgicos extremos mĂĄs frecuentes, pero tambiĂ©n abunda sobre la contaminaciĂłn y la escasez del agua, la desvalorizaciĂłn de la biodiversidad, el uso irresponsable de organismos genĂ©ticamente modificados, la contaminaciĂłn del aire, la contaminaciĂłn y sobreexplotaciĂłn de los ocĂ©anos, la deforestaciĂłn, la agricultura invasiva, la degradaciĂłn de suelos, la desertificaciĂłn, la urbanizaciĂłn ineficiente e inequitativa, y en general los sistemas productivos que dejan mucho que desear. Aunque no se hace referencia al tĂ©rmino especĂ­ficamente, el texto sugiere la necesidad de adoptar los principios de la ecologĂ­a industrial; y no solo eso, tambiĂ©n alude a los lĂ­mites del crecimiento, a reconsiderar los patrones de consumo actuales, evitar la cultura del descarte, y a hacer conciencia de que los recursos naturales son finitos y que estĂĄ en nuestra manos (especĂ­ficamente en las de esta generaciĂłn) preservarlos para nuestra subsistencia y la de las generaciones futuras. La reflexiĂłn es tan buena, que incluso plantea la necesidad del decrecimiento econĂłmico, un tema que se discute todavĂ­a por una minorĂ­a en el marco de la economĂ­a ecolĂłgica.

Ahora bien, otro de los aportes mĂĄs significativos es el reconocimiento del origen del problema. En la mayorĂ­a de los casos, desde la ingenierĂ­a y desde el diseño e implementaciĂłn de proyectos y polĂ­ticas pĂșblicas, se intenta resolver los problemas ambientales con parches en lugar de dar soluciĂłn desde la raĂ­z. En este sentido, cito de la encĂ­clica: “las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un anĂĄlisis del funcionamiento de la sociedad, de su economĂ­a, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad… Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sĂ­ y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental.”Este enfoque es en mi opiniĂłn de lo mĂĄs valioso del documento. En cierto punto afirma que no solo los poderosos frenan las soluciones a la crisis ambiental, pues la falta de interĂ©s de los demĂĄs tambiĂ©n contribuye. “Tenemos un superdesarrollo derrochador y consumista, que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora.”

Es verdad que los mercados tienen gran influencia y responsabilidad sobre la crisis ambiental. Lo mismo los gobiernos, pero el origen somos los individuos, las cĂ©lulas de la sociedad. Tomar conciencia de las implicaciones de cada uno de nuestros actos en el dĂ­a a dĂ­a, empoderarse y asumir nuestra responsabilidad civil marcarĂ­a la diferencia. ¿No es la sociedad organizada quien puede controlar al mercado? ¿y demandar gobiernos, nacionales y locales, que verdaderamente velen por el bien comĂșn? La responsabilidad es de todos, pero mĂĄs todavĂ­a de quienes se van haciendo conscientes de la problemĂĄtica y las alternativas de mejora. De hecho, la encĂ­clica toca tambiĂ©n el tema de la educaciĂłn. Quienes sabemos, ademĂĄs, tenemos la obligaciĂłn de comunicarlo, de intentar incluir a mĂĄs personas a la corriente de cambio de un modelo de vida consumista hacia uno respetuoso de los recursos naturales.

Es muy recomendable leer este documento, que llega incluso a ser inspirador para quienes deseamos incidir en crear un mundo mejor, y bien puede dejarse de lado lo religioso sin que eso haga la diferencia. Que el Papa se haya decido a dar este paso, que lo exprese a través de una encíclica y que sea así de claro, tiene el potencial para impulsar la comunicación masiva de la necesidad de cambiar el paradigma de desarrollo actual.

 



[1]Un resumen interactivo del contenido de las INDC publicadas a la fecha se pueden consultar en el portal web del Wolrd Resources Istitute.

[2]El listado de paĂ­ses que forman parte del Protocolo de Kyoto (192) y de la ConvenciĂłn Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio ClimĂĄtico (CMNUCC) (195) se puede consultar en el portal web de la ConvenciĂłn. El PK es un acuerdo derivado de la CMNUCC que estableciĂł obligaciones legales de reducciĂłn de emisiones, su segundo periodo de vigencia estĂĄ por terminar en 2020. Lo que se desea establecer en ParĂ­s es un nuevo acuerdo de similar naturaleza para el periodo post 2020.

[3]En 1971 el Papa Pablo VI se refiriĂł a la problemĂĄtica ecolĂłgica como una consecuencia dramĂĄtica de la actividad descontrolada del ser humano. San Juan Pablo II, en diversos discursos y en su carta encĂ­clica de 1991 tambiĂ©n abordĂł los temas de una conversiĂłn ecolĂłgica y una autĂ©ntica ecologĂ­a humana. El Papa Benedicto XVI, en su encĂ­clica del 29 de junio de 2009 expresa que “la degradaciĂłn de la naturaleza estĂĄ estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana”.

 

 

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Ingeniera ambiental, miembro de la Red Mexicana de EcologĂ­a Industrial. Trabaja temas de cambio climĂĄtico, calidad del aire, agricultura y sustentabilidad.


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