El juego dio inicio a las ocho y treinta de la noche. Antes de salir a la cancha todos se reunieron al centro del vestuario, pusieron sus manos juntas y lanzaron su grito de guerra. ¡Uno, dos, tres…! ¡Avispones!
Como visitantes, esa noche les tocรณ vestir en rojo y blanco; el equipo estrenaba los uniformes que la ciudad les habรญa regalado dรญas antes con el logo del gobierno en turno en el pecho. Los locales, conocidos como “los iguanos”, saltaron con camiseta y pantaloncillos blancos, medias verdes y vivos del mismo color en las mangas.
Era la primera jornada del torneo y el pequeรฑo estadio estaba aproximadamente al 80% de su capacidad. La tribuna se metiรณ fuerte con ellos desde el arranque, pero aguantaron bien la presiรณn, defendiรฉndose bien y atacando sin resultados.
Casi el final del primer tiempo, un descuido tras un tiro de esquina les costรณ que un delantero rival prendiera el balรณn dentro del รกrea. El portero se tendiรณ a su izquierda, salvando momentรกneamente la meta; sin embargo, la pelota quedรณ suelta, al alcance de otro rival que a corta distancia la rompiรณ contra las redes. Uno a cero.
Los visitantes se reorganizaron durante el medio tiempo y a los poco minutos lograron la igualada. Daniel Marcos cobrรณ un tiro libre muy cerca de la banda derecha; sacรณ un centro alto y tendido que combinado con una mala marcaciรณn de la defensa y una salida defectuosa del porterofacilitรณ que Juan Soberanis consiguiera el empate con un remate cruzado de cabeza.
Al minuto setenta, los de blanco tocaron otra vez el รกrea. Los muchachos se batieron y en medio de una confusiรณn de piernas sacaron la pelota, mandรกndola hasta campo contrario. Providencialmente, ese balonazo a ningรบn lado se convirtiรณ en un pase para Eric Othokari Gonzรกlez, quien con un par de gambetas se quitรณ a dos defensores y sirviรณ un pase paraFrancisco Javier Medina, quien solo empujรณ el balรณn. Dos a uno.
Cinco minutos antes del silbatazo final, y aprovechando la desorganizaciรณn de la zaga de los iguanos, Othokari aprovechรณ un balรณn a la deriva que llegรณ botando al รกrea grande, ganรณ en la carrera al รบltimo defensa y con la punta del zapato levantรณ la pelota, techando al portero que salรญa, y a quien le fue imposible impedir la anotaciรณn. Tres a uno. Final.
Los goles de esa noche cayeron todos en la misma porterรญa, la de la derecha vista desde la tribuna principal, la mรกs cercana a los vestidores. El primer triunfo del campeonato, conseguido en cancha ajena, les auguraba una buena temporada.
No hubo celebraciรณn excesiva, el equipo decidiรณ subir al autobรบs y volver esa misma noche a casa. Cuando se dirigรญan a la salida de la ciudad para tomar carretera rumbo a Chilpancingo, fueron atacados por elementos de la policรญa local bajo las รณrdenes de un grupo criminal de la regiรณn que aparentemente los confundiรณ.
Cuando los claquetazos de los rifles pararon, luego de gritos desde dentro que advertรญan que eran futbolistas, que se detuvieran, que habรญa casi niรฑos arriba, ya habรญa dos vรญctimas: Vรญctor Manuel Lugo, el chofer del camiรณn, y David Garcรญa Evangelista, de 15 aรฑos, quien apenas tenรญa unas semanas con el equipo y esperaba su oportunidad para jugar.
Lo ocurrido al equipo fue noticia en los diarios la maรฑana del 27 de septiembre y marcรณ el inicio de un aรฑo frenรฉtico que no dejรณ tiempo para procesarlo todo.
A la locura de esa noche le siguieron dรญas de hospital, esquirlas que se quedaron en el cuerpo de algunos y que sus tejidos hoy han absorbido. Una semana despuรฉs, la mayorรญa de los muchachos volviรณ a entrenar y dos semanas mรกs tarde jugaron su segundo encuentro aun sin director tรฉcnico, que seguรญa convaleciente por los dos disparos que recibiรณ. Ganaron 8 a 0.
La temporada se acabรณ para ellos el 2 de mayo pasado, tras ser derrotados en dieciseisavos de final por el Sporting Canamy de la ciudad de Mรฉxico, con un marcador global de 4 a 3. De los 29 jugadores que conformaban la plantilla hace un aรฑo, 12 volverรกn al inicio de la nueva temporada que iniciarรกn este 7 de octubre.
En las รบltimas semanas, los medios volvieron a buscar a los Avispones para hacer el recuento del ataque del 26 de septiembre del aรฑo pasado. La mayorรญa de las notas los llama los olvidados de la noche trรกgica de Iguala, como si solo eso los definiera.
El marcador es solo una estadรญstica, pero es posible que tambiรฉn diga cosas adicionales de ellos. Despuรฉs de la tragedia los Avispones ganaron otros 14 juegos, hicieron 58 goles mรกs y terminaron segundos de su grupo en la temporada regular. Esa noche en particular vinieron de atrรกs y, decididos a no caer en Iguala, se levantaron y ganaron.
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).