Por la Escalera de Jacob (Gรฉnesis, 28: 12) suben y bajan los รกngeles que el patriarca vio durante un sueรฑo. El cine satanizรณ ese puente entre la tierra y el cielo, y dio lugar a una genealogรญa de los peldaรฑos que ya forma parte de la mitologรญa del celuloide.
En El gabinete del doctor Caligari (1920) se insinรบan algunas escaleras distorsionadas, pero todavรญa sin gran protagonismo. Dos aรฑos despuรฉs Murnau nos muestra en Nosferatu la primera escalera realmente escalofriante. El vampiro sube hacia la alcoba de su vรญctima mientras su silueta de alargadas garras se solidariza con la sombra expresionista de la balaustrada.
En 1925, Eisenstein inventa el montaje de atracciones en la famosa “escalinata de Odesa” donde las fuerzas del mal descienden peldaรฑo tras peldaรฑo masacrando a la multitud mientras el cochecito con el bebรฉ cae por los escalones. Ese cochecito se transformarรก mรกs tarde en un elemento asociado a estas escaleras tenebrosas: la silla de ruedas.
En 1931, Tod Browning estrena Drรกcula, donde Bรฉla Lugosi baja una majestuosa escalera en ruinas, rodeado de telaraรฑas y aullidos de lobos. Descontando Los 39 escalones –donde son solo un Macguffin–, la obsesiรณn de Hitchcock con las escaleras viene desde Rebeca, Sospecha y La sombra de una duda para cristalizar en la escalera del campanario de Vรฉrtigo (1958) y en las tres de Psicosis (1960). Aparte de la tortuosa escalera que sube desde el motel hasta la casa de Norman Bates, tenemos la principal de madera, donde el hotelero cambia de personalidad, y tambiรฉn la que baja al sรณtano. Serรญa imposible entender las mรบltiples identidades de Norman sin estas escaleras que articulan sus trastornos.
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La escalera es a la casa lo que el esqueleto a la anatomรญa y la escaleta al cine: la columna vertebral que sostiene y organiza secuencialmente una estructura, donde cada peldaรฑo equivale a una vรฉrtebra. La palabra “escaleta” –al igual que escalera– proviene del latรญn scala, y de ahรญ al esqueleto no hay mรกs que un paso. En La llave maestra (2005) la escalera conduce a la buhardilla donde se guardan los esqueletos. La llave es muy antigua y su forma recuerda un esqueleto estilizado.
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En ¿Quรฉ pasรณ con Baby Jane? (1962) Joan Crawford abandona su silla de ruedas y baja la escalera arrastrรกndose para llegar al telรฉfono. La alegorรญa del personaje escapando, reptando o cayendo de su silla de ruedas, ya la habรญamos visto en el enyesado James Stewart de La ventana indiscreta (1954), y se multiplicarรก en el James Caan de Misery (1990) y en el John Hurt de La llave maestra. Heredera del cochecito de Eisenstein, la silla de ruedas representa un infierno particular del que hay que escapar. Si el mueble rodante reduce a la impotencia, los peldaรฑos devienen intransitables. Todo esto se anunciaba en 1945 en El ladrรณn de cadรกveres, cuya trama se despliega alrededor de una niรฑa en silla de ruedas. Hitchcock quiso romper ese maleficio en su cameo mรกs jocoso (Topaz, 1969) cuando aparece en una silla de ruedas empujada por una enfermera para de pronto levantarse, saludar a alguien y seguir caminando sin necesidad de la silla, ni de la enfermera. La malvada silla convertida en gag.
La escena mรกs recordada de Al final de la escalera (The changeling, 1980, conocida tambiรฉn como El intermediario del diablo) es la pelota que cae rebotando hasta la planta baja, pero no menos impresionante es la silla de ruedas infantil que cobra vida persiguiendo a la protagonista hasta rodar escaleras abajo.
En 1982, hacia la mitad de Juegos diabรณlicos (Poltergeist), desfilan por la escalera de la casa embrujada unos fantasmas luminosos que se desenroscan suavemente en el aire. En La casa encantada (The haunting, 1963) Robert Wise nos enfrenta a una siniestra escalera de caracol donde se ahorca una criada. En El resplandor (1980) la aterrorizada Wendy sube de espaldas la escalera del hotel mientras rechaza con un bate al marido poseso que la persigue. En el reestreno de El exorcista (2000) Regan baja por la escalera boca arriba como una araรฑa; de hecho, es la Aracne concebida por Gustavo Dorรฉ para ilustrar la Divina comedia de Dante. La casa de Regan tiene otras escaleras: la plegable que accede al desvรกn donde supuestamente se oyen ruidos de ratas, y la exterior, debajo de la ventana de la niรฑa, donde hallarรกn la muerte dos defenestrados. El mecanismo de estas tres escaleras es similar a las tres escalas que vimos en Psicosis.
La escalera original –la bรญblica– parecรญa haber caรญdo en el olvido hasta que en 1990 Adrian Lyne estrenรณ La escalera de Jacob (conocida en Mรฉxico como Alucinaciones del pasado). Al final, el hijo del protagonista aparece sentado al pie de una escalera. Es Gabe, diminutivo del arcรกngel Gabriel. Con su cara serรกfica, Macaulay Culkin lleva de la mano a su padre (Tim Robbins) por la escalera hacia la luz. Hacรญa falta algo asรญ para resarcirnos de tanta maldad acumulada en este inventario de escaleras escatolรณgicas. ~
Naciรณ en la Habana en 1948. Narrador y ensayista. Cuando escribiรณ su primer novela, El Comandante Veneno, Alejo Carpentier le escribiรณ: "Es usted un novelista nato"