Una foto a doble página en la revista Max muestra al escritor italiano Roberto Saviano sobre una camilla en el depósito de cadáveres de un hospital. "Han asesinado a Saviano”, dice la frase que abre el reportaje junto al montaje fotográfico.
La imagen publicada en 2010 pretendía ser una provocación, como lo declaró el director de la publicación, Andrea Rossi, quien explicó que la idea había nacido de los continuos ataques contra el autor de Gomorra, incluidos los del entonces primer ministro, Silvio Berlusconi, que buscaban devaluar su trabajo y aislarlo.
Sin haber sido consultado antes de la publicación, Saviano consideró "profundamente irrespetuosa" y de mal gusto la imagen. "Toda esta presión sobre mi muerte deja huella en mí y en mi familia. En cualquier caso, les tranquilizo: no tengo ninguna intención de morirme", declaró a los medios italianos.
En 2007, el semanario polaco Wprost publicó en portada un fotomontaje de la canciller alemana, Angela Merkel, amamantando al presidente y al primer ministro de Polonia. Los editores, quienes la llamaron “La madrastra de Europa” cuestionaban su papel en las negociaciones en busca de un nuevo tratado para la Unión Europea, en el que los países más poblados como Alemania tendrían mayor peso.
La manipulación de las imágenes y, por tanto, la alteración de la realidad intentaba ser parte de un juego imaginativo del que partiría una reflexión más profunda en el caso de Saviano; el segundo caso era una opinión editorial que caricaturizaba groseramente el papel del gobierno polaco frente a Alemania. Ninguno ocultaba su naturaleza o intentaba sorprender al lector; sin embargo esto no significa que un fotomontaje pueda abstraerse de las normas de uso ético de la imagen.
Hace menos de dos años, el encuadre escogido por un fotógrafo de El Mundo fue objeto de una agria discusión, pues en la toma recortada los participantes de una manifestación en Bilbao parecían llevar un cartel de ETA. “Toda fotografía es una interpretación de la realidad, perfectamente equivalente a un artículo de opinión. Toda fotografía es una visión del mundo, una declaración de principios”, se dijo entonces como una forma de defender la elección del periodista que había hecho la imagen.
También en 2011, una fotografía en primera plana del diario La Jornada, en la que se veía a varios asistentes al quinto Informe de Gobierno de Felipe Calderón, ocasionó que el panista Javier Lozano acusara al periódico de realizar un fotomontaje para mostrar conversando a personajes que nunca estuvieron juntos ese día. Ante el reclamo, los editores se limitaron a enviar al político a “visitar urgentemente a su oculista y a su siquiatra”.
Decía Javier Darío Restrepo que el periodista informa para todos y una de sus labores es el fortalecimiento de lo público; la aproximación a los asuntos públicos, cuando se hace por la vía fácil, produce una forma degradada del periodismo y una información del más bajo nivel.
El debate en la ciudad de México acerca de la despenalización del aborto antes de las 12 semanas de gestación vino acompañado de una campaña de grupos que usaron el testimonio de Roberto Gómez Bolaños Chespirito para expresar su oposición a la iniciativa. Si bien algunos medios habían adoptado una clara posición pro despenalización, una vez aprobadas las reformas legales la revista Zócalo puso en su portada un burdo montaje que mostraba a Chespirito, vestido del Chapulín Colorado, golpeado, sangrante y abrazando a otros cuatro personajes que habían expresado su desacuerdo (de distintas formas) contra la legalización del aborto.
Lejos del análisis y el debate inteligente, de destacar la ampliación de libertades de diversos grupos sociales y atender a las distintas motivaciones y argumentos, la publicación eligió la revancha rústica, dejó de mirar a las personas como seres humanos, les colocó el calificativo de “personeros del panismo” y le dio, a uno de ellos, una golpiza con photoshop.
Arcadi Espada entendía que en el emprendimiento de cualquier labor periodística, “uno vaya cargado con sus prejuicios y es preciso, además, que uno sea muy consciente de cargarlos, pero el periodismo exige que los prejuicios se contrasten con la realidad, que, por desgracia existe”. Como servicio público, el periodismo debe regirse por un principio de veracidad, permitir al lector una aproximación comprensiva a los asuntos públicos. Cuando un medio elige desfigurar la realidad para ultrajar o cobrar venganza contra un personaje se erige en un libelo, “una forma degradada del periodismo”.
La doble página sobre Saviano pretendía expresar que la vida del escritor italiano se ha convertido en una condena, pues sus enemigos “lo quieren así sin vida, reducido al silencio”. ¿Qué dice el rostro desfigurado de Chespirito con hilos de sangre saliendo de su nariz y la comisura de los labios? ¿Qué dice del periodismo que unos y otros practican?
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).