La broma infinita

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1. “Se ha terminado la broma.” Asรญ justificรณ Xavier Garcรญa Albiol, candidato del PP en las pasadas elecciones catalanas, la reforma del Tribunal Constitucional que presentรณ escasas semanas antes de los comicios. Fue llamativo que compareciera รฉl junto al portavoz del PP en el Congreso para explicar la medida, a la que igual le hubiera ido mejor otra frase hecha: “el que la hace, la paga”. Al fin y al cabo se trata de dotar de capacidad sancionadora al tc cuando funcionarios y gobernantes ignoren sus decisiones, medida tomada mirando fijamente el Palau de la Generalitat y muy representativa de la miopรญa y la torpeza con que el actual Gobierno ha tratado la “cuestiรณn catalana”. Pues bien, pasadas las elecciones, la broma continรบa; de hecho, los tintes cรณmicos empiezan a desbordarse y hemos dejado a Lubitsch muy atrรกs para entrar en el terreno Aterriza como puedas. Se ha descorbatado un presidente business-friendly; la gobernabilidad de una de las regiones mรกs ricas de Espaรฑa estรก en manos de un partido asambleario y anticapitalista (por otro lado, el mรกs coherente hasta ahora de los que se presentaban); el independentismo mรกs radical se declara entusiasta del pasaporte espaรฑol; el presidente del Gobierno descubre en directo que los catalanes no pueden perder sin mรกs la nacionalidad espaรฑola (ni la europea); la colla de gegants de Puigcerdร  estรก a punto de ser expulsada del pueblo tras desfilar al son del himno espaรฑol en Torrejรณn de Ardoz…

2. “Hemos ganado en votos y escaรฑos.” La broma continรบa en gran parte por unos resultados que permiten incluso la lisรฉrgica afirmaciรณn de Oriol Junqueras de haber ganado un plebiscito con un 47% de los votos. Nadie ha ganado del todo, y nadie ha perdido del todo (salvo Uniรณ, que saltรณ del barco independentista demasiado tarde). Como siempre en las noches electorales, todo depende del color del cristal con que se mira, y hasta Albiol, con ocho escaรฑos menos que en 2012, se ufanaba de que el secesionismo habรญa sido derrotado. Pero se impone un repaso somero: Juntspelsi ganรณ las elecciones pero perdiรณ el plebiscito y suma nueve escaรฑos menos que los que tenรญan ciu y erc juntas en la anterior legislatura; ademรกs cdc se ha quedado con 29, cuando en el 2010 con Uniรณ llegรณ a 62. El psc aguantรณ mejor de lo esperado, y los bailes de Miquel Iceta sirvieron para desdramatizar una campaรฑa imbuida de falsa รฉpica (“el vot de la teva vida”, pero nadie se engaรฑa: las revoluciones de verdad se montan en reuniones clandestinas, no en el palacio de gobierno y retransmitidas en directo). Sin embargo, sus diecisรฉis escaรฑos son la peor cosecha de su historia. El magro resultado de Catalunyasiquespot ha demostrado que la campaรฑa y el candidato importan (y si me apuran, el nombre del partido tambiรฉn). Los dos que se ganaron una buena juerga ese domingo son Ciudadanos y la cup (aunque es poco probable que Rivera y Baรฑos se la corrieran en el mismo local), que triplicaron prรกcticamente su representaciรณn.

3. “Un sol poble”, cantaban los fieles en la (fugaz) celebraciรณn de Juntspelsi en el Borne. Casi a la misma hora la muchachada ciudadana coreaba “Yo soy espaรฑol, espaรฑol, espaรฑol” en el hotel Barcelรณ Sants. Puede que ese sea el mejor reflejo de la fractura social catalana y de la incomunicaciรณn actual; ni Cataluรฑa es un solo pueblo ni se puede ignorar que en todos los municipios salvo en 34 (de 947) ganaron opciones independentistas, en muchos casos con porcentajes por encima del 70%. Reconstruir la cohesiรณn de Cataluรฑa exige recuperar un catalanismo no independentista y compatible con algรบn grado de espaรฑolidad. Una opciรณn tan necesaria como minoritaria tras la implosiรณn de los dos partidos centrales de la anterior etapa: ciu y el psc sumaban 90 escaรฑos en las elecciones de 2010, hoy suman 45, exactamente la mitad.

4. “La mano tendida.” El 5 de octubre, pocos dรญas despuรฉs de las elecciones, Mas publicรณ un vibrante artรญculo en The Guardian titulado “El pueblo de Cataluรฑa ha hablado. ¿Escucharรก el Gobierno de Madrid?” (merece la pena leerlo: bรบsquenlo). La pena es que aunque se daba por ganador del plebiscito, no podรญa ocultar la cifra real del 47% de apoyo, asรญ que el texto renqueaba desde la cuarta lรญnea por mรกs inyecciones de รฉpica y apelaciones a una identidad que se remonta al siglo xi y a ser el 129º presidente de la Generalitat que siguieran. Pero lo interesante es el final, donde, al estilo de Arafat y su rama de olivo, dice “Nuestras manos estรกn tendidas, pero Madrid nunca afloja su puรฑo.” Claramente, el seรฑor Mas no es lector de Letras Libres, o lo es sin provecho, pues hace casi un aรฑo en estas pรกginas ya se le explicรณ que el principal problema no lo tenรญa con Madrid, sino dentro de Cataluรฑa. En esta ocasiรณn, ademรกs, vamos a ir un paso mรกs allรก. El airado gesto con que los independentistas afirman desde primeros de septiembre que intentan negociar desesperadamente y Madrid no quiere obvia explicar que lo que quieren negociar son las condiciones de la independencia. No buscan una soluciรณn a los agravios o injusticias (atendibles o locoides, reales o figurados, materiales o simbรณlicos); lo รบnico que quieren es la independencia. Pues bien, eso no es negociar, y cuando ni siquiera se tiene el apoyo de la mitad de la poblaciรณn no es que sea innegociable para la parte contratante, es que deberรญa ser implanteable para adultos en plena posesiรณn de sus facultades. Pidan puertos y aeropuertos, rรณtulos, gestiรณn de impuestos, corredores mediterrรกneos y blindajes lingรผรญsticos. La lista es larga y serรก complicado, pero para ese viaje tendrรกn compaรฑeros.

5. “Siento la mano de la historia sobre nuestros hombros.” Eso dijo un casi imberbe Tony Blair al llegar a las conversaciones de paz de Irlanda del Norte el 7 de abril de 1998. Tras meses de trabajo dirigido por el senador Mitchell y una maratรณn negociadora de 72 horas con la implicaciรณn absoluta del propio Blair y el presidente irlandรฉs Bertie Ahern, se logrรณ arrancar un pacto a unionistas protestantes y republicanos catรณlicos y sentar las bases de una paz prolongada tras un conflicto que habรญa ocasionado mรกs de 3.500 muertos. Al cabo de pocos aรฑos, los seis condados eran gobernados por el reverendo Ian Paisley con Martin McGuiness como vicepresidente, el equivalente a que Espaรฑa en 1982 fuera gobernada por Blas Piรฑar con Carrillo de segundo. Desengaรฑรฉmonos, se han solucionado problemas mucho mรกs graves que el de Cataluรฑa, solo hacen falta voluntad polรญtica y capacidad de diรกlogo. Mientras llegan, la broma sigue, cada vez con menos gracia. ~

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Miguel Aguilar (Madrid, 1976) es director editorial de Debate, Taurus y Literatura Random House.


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