La educación fuera de la ecuación electoral

Las elecciones del pasado 3 de julio en el Estado de México nos demuestran que no necesariamente hay una correlación entre la calificación que le dan los ciudadanos a los programas públicos y su voto. El caso de la educación lo demuestra. 
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Las elecciones del pasado 3 de julio en el Estado de México nos demuestran que no necesariamente hay una correlación entre la calificación que le dan los ciudadanos a los programas – servicios públicos y su voto. El caso de la educación lo demuestra.

El nivel socioeconómico del Estado de México describe una entidad con niveles medios de pobreza, con alta desigualdad. Ocupa el lugar 18 de 32 en el último reporte del Índice de Desarrollo Humano emitido por las Naciones Unidas (IDH-2008); y el lugar 17 en materia de pobreza, con 43.7% de su población viviendo en esta condición.

Sin embargo, considerando que una de las herramientas que contribuyen a la mitigación de la pobreza y la desigualdad es la educación, el Estado de México se enfrenta a grandes retos en la materia.

Según datos de la Secretaría de Educación Pública Federal, el Estado de México destinó 7,929 pesos por alumno durante el 2010, cifra 25% superior en términos reales que los gastados durante el 2008 (6,825 pesos por alumno), porcentaje que contrasta con el 6.14% de crecimiento en el gasto por alumno a nivel nacional. Es decir, la tasa de crecimiento del gasto por alumno en el Estado de México en el periodo 2008 – 2010 fue cuatro veces el correspondiente a nivel nacional

Sin embargo, y a pesar del incremento en el gasto en educación en el Estado de México, la eficacia de dicho gasto es mucho menor. En las pruebas ENLACE o PISA, el Estado de México obtuvo calificaciones por debajo del promedio, tanto en primaria como en secundaria.

A pesar de lo anterior, de los mexiquenses que votaron el 3 de julio, solamente el 2% considera que la educación es el principal problema de la entidad, tema rebasado por la inseguridad (39%) y el desempleo (17%).

La encuesta de salida CIDAC/Defoe revela que el 53% de los votantes están satisfechos con la educación que reciben sus hijos, mientras que el 38% se encuentra insatisfecho. Se puede observar que del grupo de los ‘satisfechos’, a mayor edad, mayor nivel de satisfacción; mientras que a mayor nivel de escolaridad, menor nivel de satisfacción.

A su vez, una cuarta parte de los votantes mexiquenses (24%) tiene un nivel de escolaridad máximo de primaria. Una tercera parte (30%) cuenta con secundaria, 28% con preparatoria y casi una quinta parte (18%) con estudios universitarios.

Cabe destacar que del 53% de los votantes que opinan estar satisfechos con la educación de sus hijos, el 71% son votaron por el PRI, cifra muy por encima del promedio registrado (62%). En contraste, de las personas que están insatisfechas con la educación (49%) el 28% tienden a ser perredistas y 19% panista.

Si bien el Estado de México es uno de los estados con mayores necesidades de educación, tanto por sus niveles de pobreza y desigualdad, como por su densidad poblacional, la educación no fue el tema que definió la elección, pues no existe un consenso acerca del nivel de satisfacción con la política educativa actual que esté relacionado con su identidad partidista.

 

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Nota Metodológica:

Encuesta de salida 3 de julio 2011 / Elección a Gobernador Estado de México. Método de entrevistas: preguntas de opinión recolectadas cara a cara.

Medición de preferencia electoral mediante método autoadministrado con uso de una urna portátil.

No. de entrevistas: 2,227

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Director General de Inteligencia Pública.


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