De cara a las elecciones del prรณximo 26 de junio, podrรญamos resumir los objetivos de los distintos partidos en liza del siguiente modo. Podemos perseguirรก el soรฑado sorpasso al PSOE. Agotada su transversalidad, ha volcado su estrategia en el flanco izquierdo, confiando en que la suma con IU les permita superar en votos a los socialistas. El PSOE, por su parte, tratarรก de mantenerse a flote como la alternativa de gobierno de izquierdas, con gran esfuerzo y sin garantรญas de รฉxito. Ciudadanos intentarรก consolidar el espacio polรญtico de centro que conquistรณ el 20D. Por รบltimo, el PP buscarรก aumentar los 123 escaรฑos que le consignaron las urnas en diciembre para revalidar la presidencia.Todos ellos son objetivos legรญtimos. Sin embargo, no todas las estrategias son responsables.
Imaginemos que acabamos de comer. Es fin de semana, asรญ que decidimos echarnos un rato en el sofรก. Encendemos la tele, que arrulla como una madre, y dejamos la peli de Antena 3. La historia podrรญa ser algo asรญ: se ha desatado una epidemia mundial de un virus terrible para el que no se conoce cura. Pero, de repente, una multinacional farmacรฉutica asegura que ha desarrollado la vacuna que lograrรก erradicar la enfermedad y salvar millones de vidas. Genial, ¿no? No, claro. Hay gato encerrado. Al final se descubre que es la propia compaรฑรญa la que ha propagado el virus para poder llenarse los bolsillos con su cura.
Esa es exactamente la estrategia del PP. El partido que preside Mariano Rajoy se presenta a las elecciones del 26 de junio como un dique de contenciรณn contra el populismo de Podemos y su alianza con los comunistas. Sin embargo, el gobierno en funciones es responsable de la propagaciรณn de ese virus para el que nos quiere vender la vacuna. Los populares son los primeros interesados en que Podemos llegue a la cita con las urnas fuerte en las encuestas, porque ello les permite ahondar en la campaรฑa de la polarizaciรณn y el miedo que tantos rรฉditos electorales les granjea.Lamentablemente, para cuando se descubre que el amable director de la farmacรฉutica es en realidad el malo de la pelรญcula, casi todos ya roncamos profusamente.
Hace unos dรญas, los periรณdicos, las televisiones y las redes sociales amanecieron llenos de improperios al PP por haber prohibido las esteladas en la final de la Copa del Rey. Quรฉ torpeza, dijeron unos, quรฉ inoportunos, seรฑalaron otros, darle alas al secesionismo justo ahora que parecรญa adormecido. Hay mucha gente que siempre estรก dispuesta a abrazar la tesis de que el presidente es tonto. No obstante, podrรญa darse la circunstancia de que no fuera un patinazo. De que fuera calculado. Crispar las mรกs bajas pasiones, que siempre se envuelven en una bandera, contribuye al ambiente de polarizaciรณn que favorece al PP.
Por un lado, los populares se presentan como los รบnicos que pueden garantizar la unidad de Espaรฑa frente a una izquierda que siempre parece de perfil ante el nacionalismo. Por el otro, se apropian del discurso de Ciudadanos en uno de los temas que mรกs identifica a los seguidores de Rivera y con el que mรกs votos le ha arrebatado al PP.
A lo largo de la campaรฑa que ya se nos anuncia veremos nuevas muestras de la estrategia de los extremos a la que juega el PP. La repeticiรณn electoral ha tomado el cariz de una segunda vuelta, y eso favorece la polarizaciรณn en la que tan bien se desenvuelven Iglesias y Rajoy. Mientras tanto, el PP se presenta como el partido de la Espaรฑa moderada, el que tiene los mejores equipos, las mejores polรญticas, el mejor candidato; y estรก centrado en atender los problemas reales de las personas. Este discurso, que podrรญa ser el de Ciudadanos, no solo delata el voto de quรฉ partido aspiran a fagocitar el 26J, sino que da cuenta de una total falta de correspondencia entre su mensaje y su estrategia.
Detrรกs del mensaje de moderaciรณn, sensatez y pragmatismo se esconde una estrategia que pone en riesgo la estabilidad polรญtica, tensiona a la sociedad y antepone los intereses del partido al bienestar del paรญs.
Despuรฉs de que el Barรงa se proclamara campeรณn frente al Sevilla, el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, celebrรณ en Twitter que su equipo hubiera ganado “la final de las esteladas”. Enseguida acudiรณ el PP de Madrid, raudo con la manguera, para apagar aquel fuego: “No, Puigdemont. El F.C.Barcelona ha ganado la Copa del Rey de Espaรฑa, sรญ, tambiรฉn de tu Rey”. Lo saben bien los bomberos: el mรกs impetuoso del retรฉn suele ser el que provocรณ el incendio.
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Aurora Nacarino-Brabo (Madrid, 1987) ha trabajado como periodista, politรณloga y editora. Es diputada del Partido Popular desde julio de 2023.