Fui a la dirección electrónica que en su amable comentario al cuentito “El incidente” me envió Fernando Montesdeoca con la dirección http://dosisminimas.blogspot, y encontré una página llamada Minitextos con una una larga lista de autores, pero no encontré los textos de Montesdeoca. En espera de mayor precisión de ese corresponsal ya amigo, mientras tanto ofrezco a más lectores algo que en el espacio susodicho encontré y me cautivó: un aireado, alado, salado, soleado, hermoso poema, una especie de romancillo en metros alternados al antojo, al antojo de un afortunado viento lírico, diría yo, de Cony Palacios, quienquiera que ella sea (y espero que me perdone el atrevimiento):
QUEJA
El viento borracho de sol
irrumpió en mi isla este mediodía
enredó mi pelo con sus largas manos,
delineó mi rostro con sus finos dedos,
levantó mi blusa,
y con un soplo de su boca
me sentó en la arena.
Después agachándose
desató mis sandalias…
Le reclamé su atropello
y ni siquiera tuvo la gentileza
de darme una excusa.
Me dio la espalda
y con su alta desnudez a cuestas
se internó por la mar.
No satisfecho de su rudeza
regresó por la tarde,
pero ahora venía ebrio
de lejanías y soledades.
Retornaba con un fuerte aliento
a resaca y con olor a algas.
Venía llamándome
con la voz alucinada
de los marineros extraviados,
pero venía también
con las manos llenas
de miel y frutas…
Me invitó a tenderme en la arena,
pero no pude amarlo,
ni restañar su cansancio,
ni llenar su vacío,
ni abrazar su desamparo…
Oh Ulises,
porque llevo tu imagen
detenida
en mis pupilas.
– Cony Palacios
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.