En el vuelo de regreso de México a Roma, a propósito de una pregunta sobre el virus Zika y la recomendación de las autoridades de evitar el embarazo o abortar, el Papa Francisco dijo que en casos de particular gravedad la Iglesia prefiere el mal menor: cometer actos impuros en lugar de matar (anticoncepción en lugar de aborto) y como ejemplo puso al Papa Pablo VI quien "en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violentadas"
Traer a cuento a Pablo VI como ejemplo de flexibilidad en los temas de control de natalidad es cosa seria. Sobre todo si tomamos en cuenta que durante su papado (1963-1978) firmó la Humanae Vitae, carta encíclica que "regula" la natalidad y que, entre otras cosas, señala:
“En la misión de transmitir la vida, los esposos no quedan, por tanto, libres para proceder arbitrariamente, como si ellos pudiesen determinar de manera completamente autónoma los caminos lícitos a seguir, sino que deben conformar su conducta a la intención creadora de Dios, manifestada en la misma naturaleza del matrimonio y de sus actos y constantemente enseñada por la Iglesia”
“La Iglesia, sin embargo, al exigir que los hombres observen las normas de la ley natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto matrimonial (quilibet matrimonii usus)debe quedar abierto a la transmisión de la vida”
La encíclica Humanae vitae estuvo precedida por los trabajos de una comisión pontificia para el estudio de la población, la familia y la natalidad que en 1966 se inclinó "por mayoría, pero no sin contrastes" a favor de la anticoncepción en el marco de una "paternidad responsable". Pablo VI no creyó que esas conclusiones fueran vinculantes y el 25 de julio de 1968 firmó la encíclica. Esto, leo en el archivo de Society of St. Pius X, desató la más generalizada e insolente manifestación de disensión intestina en la Iglesia. “Raramente un texto de la historia reciente del Magisterio – escribió en 1995 el cardenal Ratzinger– se ha convertido en signo de contradicción como esta encíclica, que Pablo VI escribió a partir de una decisión tras múltiples sufrimientos”
El desacuerdo fue grave, extenso y público y la mención honorífica de la disensión fue para el padre Giacomo Perico. Perico había sido parte de la comisión que asesoraba a Pablo VI en cuestiones de control de natalidad. En 1967, el diario Free Lance Star retomaba parte de sus optimistas declaraciones respecto a qué tipo de anticonceptivos podrían ser próximamente aprobados por la Iglesia. Evidentemente su influencia sobre Pablo VI se vio opacada.
Publicada la encíclica, Perico publicó algunas declaraciones incendiarias. En Arnica, un semanario que tiraba setecientos mil ejemplares, escribió que “No es exacto hablar del sentido absoluto de las nuevas orientaciones de la Humanae vitae. Al contrario, incluso puede decirse que en el pasado, la Iglesia había dado una interpretación demasiado restrictiva de la moral conyugal”. Y The Tablet (The International Catholic News Weekly) recoge, en junio de 1969, una nota en la que L'Osservatore Romano niega los rumores de que el Papa esté preparando una nueva declaración respecto a la Humanae Vitae y restan autoridad y confiabilidad a otro artículo publicado por Giacomo Perico en Aggiornamenti Sociali, acusando que ese artículo había sido rechazado previamente por el diario Civiltà Cattolica por estar claramente en contra de la visión del Papa.
¿Cuándo, entonces, el papa Pablo VI hizo esa excepción?
La única persona que aparentemente ha ligado directamente a Pablo VI con la excepción de la píldora congolesa es, de nuevo, Giacomo Perico, quien en 1993 publicó un artículo títulado: Stupro, aborto e anticoncezionali (Violación, aborto y anticoncepción) defendiendo que ante la amenaza de violación, las monjas que estaban en medio de la guerra de Bosnia-Herzegovina podían tomar anticonceptivos. Para defender su posición Perico cita la entrevista que el padre Ivan Fucek -un teólogo yugoslavo que trabajaba en un tribunal del Vaticano encargado de tratar los asuntos relativos a la confesión- le dio al periodista L. Brunelli (La pillola congolese, Il Sabato, 13 marzo 1993).
Fueck, citado por Perico, dice:
"Ante la amenaza de la violación, la opinión común de los moralistas es que es lícito tomar la píldora . En este caso, la anticoncepción no es la negación de un regalo de amor, sino una forma de autodefensa". Fucek recuerda los informes que señalaban que "al principio de los años sesenta, el Papa Pablo VI había permitido a hermanas en el antiguo Congo Belga usar la píldora".
La entrevista original que L. Brunelli le hizo a Fucek no está disponible en línea. Y Perico queda como la única fuente en la que explícitamente se afirma que Pablo VI hizo una excepción en el tema de control de natal. ¿Se hizo en verdad esa excepción? Confío en que las tarjetas informativas que le pasan al Papa Francisco traen información directa de los archivos secretos del Vaticano y de las minutas de Pablo VI.
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El 19 de octubre de 2014, el Papa Francisco proclamó beato a Pablo VI. El milagro atribuido a su intercesión es la curación de un feto a principios de los noventa al que le habían diagnosticado graves problemas cerebrales. La madre se negó a abortar y el niño nació sin problemas.
Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.