La triple equis de Tom Waits

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Te tatรบas el nombre de tu novia con un clavo: tienes una canciรณn de Tom Waits. En la madrugada dipsรณmana, usas los parquรญmetros como bastones: tienes una canciรณn de Tom Waits. Le disparas constante, inรบtilmente a la luna llena: tienes una canciรณn de Tom Waits. O te lamentas, en un tugurio de octava, de que las cervezas estรฉn calientes y las mujeres frรญas: tienes una canciรณn de Tom Waits. Pero, ยฟla tienes? Porque sin una voz resquebrajada y lรบgubre, trabajada por la perseverante corrosiรณn del bourbon y el tabaco, no tienes nada. E incluso con la voz, te faltarรญa haber vivido durante aรฑos en un cuarto del Hotel Tropicana, en la esquina de Hollywood y Vine, en Los รngeles. Te faltarรญa haber debutado en el cine junto a Sylvester Stallone, ni mรกs ni menos. Te faltarรญa ser un autodidacta del piano, la guitarra e instrumentos mucho menos ortodoxos como el โ€œconundrumโ€ (formado por diversas herramientas de labranza) y el tambor africano parlante. Te faltarรญa ser asiduo de los peores congales, fondas, cantinas, cafรฉs, cubiles y garitos de tu ciudad, y extraerles su esencia y sabor hasta que formen parte de tus letras, de tus rasposas, divertidas, espesas, sublimes letras. Pero tรบ no eres Tom Waits ni podrรญas serlo: los grandes histriones son inimitables y escurridizos, no dejan una escuela sino un rastro de flamazos geniales e irrepetibles (no te pierdas, en YouTube, las entrevistas con Tom Waits hechas hace casi treinta aรฑos: es una versiรณn beat de Cantinflas, a quien, al parecer, se tenรญa bien estudiado).
     Ahora lo que tienes no es una, sino 54 nuevas canciones de Tom Waits. Esta cifra hay que desatarla: cincuenta y cuatro. Digamos rรกpidamente que doce canciones no las compuso รฉl, pero sรญ se las apropiรณ como un canรญbal, personalizรกndolas de tal modo que ahora son las originales las que palidecen. La sobredosis se llama Orphans y es un disco triple (y triple equis), autรณnomo en sus partes y personalรญsimo en su conjunto. Las partes se llaman โ€œBrawlersโ€, โ€œBawlersโ€ y โ€œBastardsโ€.
     โ€œBrawlersโ€ (camorristas) es el Tom Waits que podrรญamos llamar de la segunda รฉpoca, la que rompe con la balada tradicional y despeina, desgracia talentosamente el pentagrama con experimentos rรญtmicos y sonoros de los cuales la voz es un instrumento mรกs. โ€œCon mi voz โ€“declara รฉl mismoโ€“ puedo sonar como una niรฑa, como el coco, como un theremin [instrumento electrรณnico que se puede tocar sin, de hecho, tener contacto con รฉl], como un payaso, como un petardo, como un doctor, como un asesinoโ€ฆ Puedo ser tribal. Irรณnico. O desequilibrado. Ciertamente, mi voz es mi instrumento.โ€ La transiciรณn a la heterodoxia se dio, con claridad, en Swordfishtrombones (1983) y se afianzรณ con el clรกsico Rain Dogs (1985). Ahora mantiene alto el listรณn y sigue bufando, ladrando y vociferando a gusto y para nuestro gusto. โ€œLie to Meโ€, la primera canciรณn del disco, acusa ecos de Memphis y es un prodigio de brรญo y sencillez que no se puede escuchar sentado.
     โ€œBawlersโ€ (berreadores) es un disco de baladas supremas. ยฟCrees que me estoy poniendo superlativo? Escucha lo que el seรฑor puede hacer con un chun-ta-ta y esa voz: es un Johny Cash degenerado, suburbano y fuera de foco: justamente la mรบsica que nos merecemos. Estas canciones provocan nuevos calosfrรญos, reflejan el esplรญn de nuestro siglo que es, tambiรฉn, la melancolรญa que asediรณ al bardo medieval: algo nos duele desde siempre, ergo cantamos y berreamos desde siempre. Desde 1973, con Closing Time, su primer disco, Tom Waits ha compuesto docenas de baladas para toda ocasiรณn: para el despecho, la soledad, la borrachera, la venganza, la ternura, el frรญo, el amor, la tristeza y el crimen. Sabemos que, a la hora de la hora, somos huรฉrfanos, y estas canciones sirven para pasar semejante trago. No te pierdas el cover de โ€œYoung at Heartโ€ (ni las diecinueve canciones que lo preceden).
     Y โ€œBastardsโ€, que no requiere traducciรณn, es el disco en el que Waits cede a una de las pulsiones que mรกs lo han jaloneado desde el comienzo: la pulsiรณn literaria. Brinca de la lรญrica a la narrativa con facilidad y nos recuerda a un par de endriagos francรณfonos: Villon y Lautremont. Toda su discografรญa ha sido macerada en jugos literarios, pues lo que Tom Waits siempre ha hecho es contar algo (retorciรฉndolo, buscando el perfil siniestro). Y aquรญ hay de todo, desde un cuento infantil que comienza: โ€œHabรญa una vez un pobre niรฑo, sin papรก ni mamรก, y todo estaba muerto, y no quedaba nadie en todo el mundoโ€ฆโ€ , pasando por una postal de Bukowski y dos de Kerouac (sus compinches naturales), hasta lecturas edificantes, juguetes rabiosos y cuentos crueles. Si ponemos a la portentosa โ€œFrankโ€™s Wild Yearsโ€ de rasero, podemos decir que estas piezas bastardas estรกn a la altura.
     Orphans fue nuestro gran regalo de fin de aรฑo. Venรญa envenenado, pero eso ya lo sabรญamos. ~

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(ciudad de Mรฉxico, 1969) es poeta. Es autor, entre otros tรญtulos, de 'Bipolar' (Pre-Textos, 2008), 'Pitecรกntropo' (Almadรญa, 2009) y 'Ex profeso' (Taller Ditoria, 2010).


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