Libertad de tránsito

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Es muy grave el conflicto suscitado por la estrategia del Estado Mayor Presidencial consistente en cercar las entradas a los inmuebles a los que debe acudir el presidente Calderón para que Fernández Noroña y sus huestes no puedan insultar a gusto al presidente Calderón. El altercado del día 18 en el Senado de la República exige un análisis serio del problema.

En un (hasta el momento) último acto liberador de patrias, el Sr. Fernández Noroña criticó a Calderón por hacer “uso de la fuerza pública” como si se tratara de “un estado de sitio para imponerse como Presidente de la República, violando la Constitución y el derecho al libre tránsito”.

Nuestro reportero Anselmo Guiú lo entrevistó al respecto.

¿No le parece extraño ser precisamente usted el que denuncia una violación al “derecho al libre tránsito”?

–No, a mí por principio nada me parece extraño. Enséñame algo “extraño” y te demostraré que es extraño por ser víctima de alguna forma de opresión. De hecho, no vamos a descansar hasta que todo lo que sea extraño deje de serlo. Vamos a liberar la extrañeza de una vez por todas. ¡Extraños del mundo, uníos! ¡Dadme un extraño y moveré al mundo!

Me refiero a que usted es el especialista en agraviar al libre tránsito, con sus bloqueos, marchas, manif…

–Mira: una cosa es la libertad de tránsito y otra cosa es LA LIBERTAD DE TRÁNSITO. No confundamos.

No veo la diferencia.

–Porque confundes. Porque eres de los que no quieren ver que la libertad de tránsito es una cosa y LA LIBERTAD DE TRÁNSITO es otra cosa. Una está en mayúsculas y otra no.

Y eso ¿qué tiene que ver? Es lo mismo…

–Es lo mismo, pero no es lo mismo. Cuando nosotros bloqueamos calles se llama LIBERTAD DE TRÁNSITO porque nuestra causa es tan chida que la gente que transita prefería quedarse quieta como nosotros, momento glorioso en el que la libertad de tránsito se convierte en LIBERTAD DE TRÁNSITO, pues aunque estemos quietos en realidad nos estamos moviendo.

Quietos pero moviéndose.

–Claro, moviéndose quietos. Hacia el futuro promisorio.

Pero… ¿quién decide cuándo es libertad y cuándo LIBERTAD?

–Lo decide LA GENTE, que no es lo mismo que la gente. Mira, que a nosotros se nos impida transitar sí viola la libertad de tránsito, porque no es lo mismo transitar así nomás que transitar hacia el futuro promisorio. El futuro promisorio, como su nombre lo indica, tiene prioridad de paso y no lo para nadie.

¿Y quién decide cuándo un futuro es promisorio y cuándo es nomás futuro?

–Cuando un futuro es de LA GENTE, es promisorio, cuando no, no. Y el futuro de LA GENTE tiene derecho de paso. Somos la ambulancia que lleva al futuro a donde debe ir. ¿Está claro?

No mucho. No entiendo cómo puede lo mismo no ser lo mismo.

–Yo no dije que lo mismo no sea lo mismo. Dije que lo mismo no es lo mismo que lo mismo, en cursivas.

Etcétera.

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Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.


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