Los verdaderos finlandeses y la Europa democrática

El auge de los partidos nacionalistas y populistas representa un peligro para Europa. Hay que impedir que esas formaciones debiliten las instituciones y el espíritu de la democracia.
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    Muchos fantasmas recorren Europa. Y algunos de los que llevan la cabeza son nacionalistas, populistas, racistas y de extrema derecha. Los penúltimos en incorporarse a esa reata son los votantes del Partido de los Verdaderos Finlandeses, que a punto ha estado de ganar las elecciones. Y los últimos, de momento, son los húngaros, que están a punto de aprobar una Constitución que ignora, por deseo expreso del presidente del gobierno, Viktor Orbán, la libertad individual.
    Mientras bramábamos contra los populismos latinoamericanos (Venezuela, Bolivia, Argentina…), en Europa se preparaban fórmulas análogas en muchos países. No es que no las viéramos, es que pensábamos que no pasarían de las manifestaciones folclóricas a los parlamentos y a los gobiernos. Nos equivocábamos.
    Es cierto que Europa ha sido incapaz de organizarse políticamente (con el fracaso de la Constitución, derrotada lamentablemente en varias consultas populares) y que tampoco ha hecho mucho para hacer visible una cultura compartida: Jean-Luc Godard habla de ello en su estupendo libro Pensar entre imágenes (Intermedio). Pero también es cierto es que la Unión Europea es el mayor éxito en la Historia de la organización de los países democráticos.
    La colaboración económica europea ha sido fundamental para que países hasta muy recientemente “en vías de desarrollo”, como España, Portugal o Irlanda, hayan ingresado en la modernidad (infraestructuras, educación, innovación, empresa) gracias a los fondos de cohesión. Y está siendo también fundamental para la salida de la crisis.
    Durante años, nuestro sueño fue formar parte de Europa, con lo que eso significaba: libertad, cultura, democracia, pluralidad, garantías, bienestar… Ese sigue siendo el sueño, y el reto, para mí, aunque muchos otros hayan desertado, cansados del supuesto “aburrimiento europeo”, un tópico para definir una estabilidad que es enormemente generosa y fértil.
    Me preocupa que esos fantasmas nacionalistas, populistas, racistas y de extrema derecha, se multipliquen: no hay nada que perder haciendo promesas y mucho que ganar. Me preocupa que la Europa democrática empiece a agujerearse por las mentiras de los verdaderos finlandeses, los verdaderos húngaros o los verdaderos españoles.

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(Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) fue escritor. Mondadori publicó este año su novela póstuma Noche de los enamorados (2012) y este mes Xordica lanzará Todos los besos del mundo.


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