El reciente nombramiento de Fabiola Gianotti como directora general del laboratorio de investigaciรณn cientรญfica mรกs grande y costoso del mundo, el CERN, es un hito social, pues se trata de la primera mujer en ocupar un cargo tan importante en la administraciรณn de ciencia europea. Conocรญ a Fabiola cuando era lรญder de ATLAS, el experimento que ha llevado a un extremo riesgoso la fรญsica al interior del รกtomo. Reconociรณ que el descubrimiento del bosรณn de Higgs y la consolidaciรณn del Modelo Estรกndar de la Materia llevarรญan esta ciencia a un estadio similar al que ostentaba en los aรฑos 30 del siglo XX. Todo encajaba perfectamente y nadie creรญa que fuera el final pero ninguno tenรญa la menor idea quรฉ camino seguir.
Su misiรณn, a partir de finales de 2015, serรก encaminar durante los siguientes cuatro aรฑos la enorme fuerza intelectual que anima las calles de la Ciudad Escรฉptica hacia una nueva estrategia experimental –si es que cuando el LHC alcance su potencia mรกxima de intensidad y precisiรณn a los 14 TeV (Tera electrรณn-volts) no se encuentra una nueva, exรณtica, desconocida familia de partรญculas–. Es un momento clave para los cazadores cuรกnticos.
Fabiola me recuerda la participaciรณn y actitud de algunas otras mujeres en momentos trascendentales del descubrimiento cientรญfico, entre ellas, Caroline Herschel y Mary Fairfax Somerville, quienes desempeรฑaron un papel notable en la astronomรญa de su tiempo, tal vez no como protagonistas pero sรญ llevando a cabo aportaciones decisivas con su acuciosidad en el trabajo cotidiano.
Le pregunto a Fabiola quiรฉnes son sus heroรญnas y menciona a Marie Sklodowska Curie y Lise Mietner. Como la recientemente nombrada directora, cuyo interรฉs y dominio de la mรบsica alcanza un nivel profesional, ellas tambiรฉn cantaron.
Heredera de las habilidades, espรญritu y visiรณn de un hijo dilecto de San Peterbsurgo, segregado por razones polรญticas y quien terminรณ enseรฑando fรญsica y matemรกticas en una escuela gubernamental de Varsovia, Marie S. Curie fue mรกs allรก que su padre porque se sumergiรณ en el estudio de la ciencia y la literatura. Al combinar el agua y el aceite en su propia maquinaria humana hizo maravillas. Su primer trabajo, Sur les propriรฉtรฉs magnรฉtiques des aciers trempรฉs, estaba escrito con tal pulcritud que el quรญmico Henry Le Chatelier la invitรณ a colaborar en una revista para los industriales y polรญticos de Francia. Podรญa leer e interpretar en su idioma original a Dostoyevski, Marx, Proust, Orzeskowska y Kasprowicz. Por su parte, el trabajo experimental de Lise Meitner en radiactividad y el estudio del nรบcleo atรณmico tambiรฉn resultรณ de grandรญsimo valor para la ciencia que se hace hoy en CERN.
Ada Lovelace es idolatrada por las mujeres que se dedican a la programaciรณn de computadoras. La serie televisiva que revive el principio de los aรฑos 80s, durante la batalla por construir las primeras mรกquinas portรกtiles, Halt and Catch Fire, llamรณ mi atenciรณn porque el personaje femenino principal es llamada la “Ada Lovelace del siglo XX”.
Fue hija de Lord Byron, cuya madre tenรญa talento para las matemรกticas. El poeta, impresionado, la llamaba “princesa de los paralelogramos” y fue รฉl quien insistiรณ en que la niรฑa recibiera educaciรณn matemรกtica temprana. Al cabo del tiempo conociรณ a Charles Babbage, un ordinario y destacado inventor de Cambridge, fanรกtico del prestigiado inventor de autรณmatas belga, John Merlin. Entonces surgiรณ un romance intelectual de grandes consecuencias para el Imperio Britรกnico y, en general, para la humanidad. Babbage logrรณ corregir los errores en las cartas de navegaciรณn marรญtima e inventรณ la primera computadora, mientras que Ada concibiรณ los primeros compiladores, de manera que el cรณmputo fuera eficiente y sencillo.
Rosalind Franklin tuvo una suerte trรกgica, dado que su trabajo revelando la estructura รญntima de la materia viva implicaba grandes daรฑos a la salud de las personas. Ayudรณ a esclarecer la estructura del ADN pero no se le reconociรณ sino de manera pรณstuma. La vida, sin embargo, nos depara sorpresas y parece ajustar cuentas. Rosalind muriรณ en el anonimato, mientras que James Watson ganรณ el Nobel junto con Francis Crick. Hace pocas semanas Watson tuvo que subastar su medalla, ya que nadie quiere seguir financiando su investigaciรณn al haber caรญdo en la tentaciรณn de vincular las diferencias en la inteligencia humana con una condiciรณn racial.
Como me dice Fabiola, Rosalind siempre serรก recordada por su labor meticulosa, eficaz y apegada a los hechos. Por su parte, Marie S. Curie nos enseรฑรณ que ganar un premio Nobel no es suficiente para pretender la gloria. Ella lo ganรณ dos veces y siguiรณ siendo una persona nutrida por la sencillez, la coherencia polรญtica y un gusto por el bienestar humano.
Posdata
A las lectoras y lectores que siguieron esta bitรกcora durante un aรฑo y medio les agradezco su interรฉs. Las columnas invitadas deben rotarse y, como decรญa mi abuelita, en la variedad estรก el gusto. Sin embargo, nos seguiremos encontrando en Polifonรญa.
No puedo terminar sin referirme con tristeza a la muerte del poeta y traductor Juan Almela, quien bajo su heterรณnimo Gerardo Deniz escribiรณ magnรญficos poemas en los que explora las relaciones entre la imaginaciรณn cientรญfica y la invenciรณn literaria. En paz descanse.
escritor y divulgador cientรญfico. Su libro mรกs reciente es Nuevas ventanas al cosmos (loqueleo, 2020).