Me entrevistรณ รscar Cid de Leรณn para el suplemento El รngel del diario Reforma que circulรณ ayer domingo con el tรญtulo “Refundar los premios”: buen reportaje, un ensayo pertinente de Sergio Gonzรกlez Rodrรญguez, comentarios de Jaime Labastida, Fernando del Paso y otros.
Yo dije lo que sigue:
1.- En 2012, los premios literarios mรกs importantes de Mรฉxico estuvieron rodeados por el escรกndalo; incluso, se ha hablado de una crisis o anarquรญa, ¿quรฉ opina usted?
Opino que hubiera sido mejor que el escรกndalo rodeara a la literatura, lo que suele ser sano, y no a los premios literarios, que siempre es vulgar. La literatura y el “escรกndalo” suelen ir juntos, y eso estรก bien. Lo penoso de esos escรกndalos es que hayan tenido muy poco que ver con la literatura, y mucho con la รฉtica de los literatos, o, mรกs bien, con su ausencia. Fueron situaciones bochornosas, pero propiciaron ajustes crรญticos y autocrรญticos en los modos de operar de las instituciones que otorgan premios literarios. Supongo que todos, escritores, instituciones, jurados, aprovecharรกn la experiencia.
2.- Los montos de los premios son disรญmbolos. El Premio Carlos Fuentes estรก dotado de 250 mil dรณlares (mรกs de tres millones de pesos) mientras el Villaurrutia es de 500 mil pesos. ¿Habrรก que establecer y transparentar criterios y montos de premiaciรณn?
¿500 mil pesos el Villaurrutia? Caray. Cuando me lo dieron a mรญ, creo que me dieron diez mil. Supongo que la literatura es ahora 490 mil veces mejor. En Francia, famosamente, el Premio Goncourt entrega tres o cuatro euros. Un premio de enorme relevancia y mรญnima bolsa es mejor que uno de bolsa relevante y mรญnimo prestigio. Y, no sรฉ, esas cantidades millonarias suenan mรกs a transacciรณn petrolera que a literatura. Ahora bien, los premios gordos son para un puรฑado de parnasianos que suelen recibirlos todos, aรฑo tras aรฑo, por su trayectoria. No es difรญcil hacer la lista de quienes recibirรกn los premios gordos en los prรณximos diez aรฑos. El Villaurrutia, por su parte, es un premio para un buen libro publicado.
Y sรญ, desde luego creo que todo manejo de dinero pรบblico debe ser pulcro, sujeto a escrutinio y exhaustivamente transparentado, ya sea para construir un puente, ya para entregarlo al ganador del Premio Internacional Tapachula de Libro Inmortal.
3.- ¿Son necesarios los premios otorgados por el Estado?
No creo que los premios literarios sean necesarios en general: por definiciรณn son accesorios. El premio es que una editorial seria dictamine positivamente un libro y lo imprima y alguien lo lea. Lo demรกs es asunto de pรกginas de sociales o material para la historia de los fetichismos.
Ahora cada municipio y estado otorga premios. Quizรกs sea un exceso. Recuerdo que Cรฉline dijo que habรญa que multiplicar los premios al infinito, lo mismo que los bares, pues ambos son buenos para el espรญritu. Difรญcilmente veo al Estado abriendo bares (aunque no a los polรญticos). Es explicable que el Estado, dispensador a fin de cuentas de la “razรณn social”, incluya a las letras y las artes entre sus legitimaciones. “La Patria premia al gran escritor Menchaca por la originalidad con que explorรณ su alma”, etcรฉtera. Es incรณmodo y supongo que irremediable. A mรญ me parecerรญa mejor empleado ese dinero si se usara para becar y cuidar niรฑos de alto rendimiento acadรฉmico y bajos recursos econรณmicos. Pero, bueno, soy un cursi.
4.- ¿Cuรกl debe ser el propรณsito de premiar a un autor?
Cuando Octavio Paz diseรฑaba el premio que lleva su nombre, dijo que el dinero debรญa ser para que un poeta viejo no tuviera que pasar por los aprietos econรณmicos que vienen con las enfermedades. Ese es un buen propรณsito. Otro propรณsito es aportar dinero a un escritor que sepa darle un buen uso. Por ejemplo, dejar de escribir.
En teorรญa, el sentido final de los premios es crear lectores. Ahora, las estadรญsticas recientes han probado que la cantidad de lectores decrece progresivamente en Mรฉxico. Serรญa interesante descrubrir si este descenso corresponde al aumento de premios y montos. Remito al ensayo de Gabriel Zaid, “Claridad en los premios”, y que suscribo. Dice Zaid que los premios literarios deben ser creadores, que aporten “una perspectiva inรฉdita” a las obras, para que “animen al premiado y a la comunidad lectora en una direcciรณn significativa”, y que deben ser verosรญmiles y dignificantes.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.