Soy abismo y apetito,
simulación de un orden asilado en palabras.
Y ningún sonido abarca la sustancia anterior.
No soy,
en primera persona no soy,
mi sustancia forma parte de otra sustancia,
a ella soy fiel sin entender,
equivocándome,
sintiendo dolor, remordimientos,
cada vez que la traiciono.
Cantar el peso muerto que mi corazón arrastra,
extirpar de mi entraña el quiste de la ruina,
decir los nombres de cada muerto que me habita,
nombrar la llaga.
Sólo el azar me dio la piel que amé
y sólo el azar o el cansancio
extinguió el fuego.
Lo que siguió no fue el azar,
es lo que sigue siempre,
la lenta pesadilla del olvido
y luego cierto desprecio
por ese que fui yo y que amaba
y también por el que soy ahora
el mismo que no sabe por qué amó.
Sólo la carne se equivoca.
Sólo el azar
llamado aquí destino,
sólo el azar,
un camino ya trazado que ignoro.
Nombro como caos lo que no comprendo:
la confusión está aquí, debajo de la piel
en el pulso y la mirada
en mis maneras de nombrarme.
Sólo el azar nos dará luz,
sólo el azar o algún designio que ignoro.
Me pregunto si es la luz lo que busco
o busco lo más oscuro de lo oscuro.
¿Acaso las tinieblas serán semilla
de visiones más altas,
de nunca merecidos apacibles silencios? ~