Agrego un (como se dice) “seguimiento” al asunto que trató el post anterior y que, al parecer, dió de qué hablar.
Me acaba de llegar un comunicado que procede de la Coordinación de Humanidades de la UNAM cuya substancia es recordarnos a los investigadores al servicio de la UNAM el inciso B de los reglamentos y requisitos generales de evaluación del PRIDE, tal como aparece en la Gaceta UNAM del 29 de abril de 1996.
Ese tal inciso dice así (según el comunicado):
Haber participado de manera sobresaliente en labores docentes: impartición de cursos, asesorías, tutorías, dirección de tesis, en la UNAM o en otras instituciones cuando sean realizadas en el marco de convenios de colaboración institucional, conforme a los programas anuales de trabajo aprobados por el Consejo Técnico de la dependencia de adicripción.
Ahora, lo interesante de este comunicado es que lo único que dice es que se va a aplicar el reglamento.
¿Puede, acaso, ser de otro modo?
Aparentemente, pues se podría decir que ponerle énfasis a lo evidente trae implícita la necesidad de reconocer pues que no lo es tanto.
En este caso el énfasis, supongo, debe entenderse así: esta vez el reglamento sí va en serio, pero, muy en serio.
Lo cual me hace pensar que los muchos años que disfruté del máximo nivel del PRIDE no fue tanto por mis méritos, sino porque el reglamento no se estaba aplicando de manera, digamos “sobresaliente”…
Por otro lado, si las comisiones se agarran de eso, pues van a tener que negarle un amplio porcentaje de su salario –porque la Ley Federal del Trabajo dice que las “primas” son parte del salario- a un amplio porcentaje de sus académicos…
Creo, pues, que tienen razón quienes ven en la convocatoria de este año un aviso sobre un inminente descenso en su salario.
Yo entre ellos. Porque, asombrosamente, dirigí una tesis que se defendió con éxito en la Facultad (palomita), pero no impartí clases en la UNAM (tache), entre otras cosas, porque la UNAM me concedió el disfrute de un año sabático (palomita) y una comisión académica (palomita), y por tanto ni otorgué asesorías (tache) ni tutorías (tache) por estar fuera (palomita) y, sobre todo, porque nadie me lo pidió (tache)…
Y, bueno, en el periodo a evaluar publiqué un par de libros (dos palomitas), tengo tres más en prensa (tres palomitas), publiqué artículos y ensayos y varios capítulos de libros (parvada de palomitas). Estos libros, sumados a los anteriores, ya serán utilizados por los maestros en sus clases, y recibirán puntos a cambio, a diferencia de mí, que sólo los escribo (tache)…
Chin.
¡Si me hubiera tocado renovar el año pasado, cuando el reglamento todavía era sólo “el reglamento”…!