Soy malo porque soy desdichado.
Mary Shelley, Frankenstein
1. Errores
Si le preguntas a una persona cualquiera ¿quรฉ es la tragedia griega?, casi seguro va a responderte: es una obra de teatro donde se desarrolla el modo en el que el destino fatal destroza a un hรฉroe, en desigual combate, con desenlace catastrรณfico.
“Todo lo trรกgico se basa en un contraste que no permite salida alguna. Tan pronto como la salida aparece o se hace posible, lo trรกgico se esfuma.” Es Goethe quien habla, pero no estรก hablando de la tragedia griega, sino de un fascinante ente abstracto: lo trรกgico.
Si hubiera hablado de la tragedia griega, Goethe habrรญa caรญdo en un error bastante comรบn, una falsa creencia de la que serรญa interesante averiguar el origen. Las tragedia griegas no se caracterizan ni por la lucha contra el destino fatal ni por el final catastrรณfico.
Remacha Simone Weil: “Se ha entendido muy mal eso que llaman la fatalidad de la tragedia griega. No existe fatalidad, sino que se trata de ese concepto de maldiciรณn que, una vez que se ha producido un crimen, va trasmitiรฉndose de unos hombres a otros sin que pueda ser destruido […]”
Ese concepto de maldiciรณn hereditaria, del que habla Simone, es, como algunos conceptos griegos, incomprensible para nosotros. Jesรบs mismo negรณ explรญcitamente esta indigna posibilidad (Juan 9-10).
El “pecado fatal”, explica el famoso teรณlogo Charles Moeller, es ora una mancha, un crimen que engendra por un horrible determinismo, nacido de sangre y lรกgrimas, una progenie horrenda y un encadenamiento de nuevos crรญmenes, ora un delito, que es mรกs horrible aรบn, directamente provocado por los dioses.
Las tragedias se presentaban formando trilogรญas. Conservamos una sola, La Orestรญada de Esquilo, y no contiene ni lucha contra el destino ni final doloroso. En ella, mientras que Agamenรณn estรก allรก lejos luchando con los troyanos, Clitemnestra, que aborrece y quiere vengarse de su marido por haber consentido รฉl en el sacrificio de su dulce hija Ifigenia, comete adulterio con Egisto, hijo de Tiestes. A la vuelta del rey, en el baรฑo “y entre caricias” (Reyes), Agamenรณn es apuรฑalado por la esposa y el amante. Clitemnestra es, a su vez, asesinada por su hijo Orestes, que venga asรญ a su padre. Al fin, Orestes es perseguido por las Erinias de su madre y angustiado y a punto de enloquecer es liberado de la maldiciรณn a travรฉs de un juicio del areรณpago de Atenas.
Es decir, el final de la tragedia es feliz. Muchas tragedias rematan en final feliz. La Helena de Eurรญpides, por ejemplo, o, para no ir mรกs lejos, los finales de Prometeo encadenado y de la famosa trilogรญa Edipo rey son felices.
La mente griega, ademรกs de poderosa, fue muy rara. Piรฉnsese, por ejemplo, en esos orรกculos, y todo lo relacionado con la adivinaciรณn, o en esos dioses envidiosos que persiguen a los muy felices. La tragedia es rara, nos queda muy lejos. Es difรญcil estar a la altura de un griego clรกsico. Nietzsche tenรญa la convicciรณn de que dos factores nos alejaban de la tragedia griega: el aburguesamiento generalizado del sentido de la vida y la atrofia de nuestra imaginaciรณn en el racionalismo (y el consecuente declinar de la experiencia religiosa) han cerrado el acceso a la comprensiรณn directa y autรฉntica de lo trรกgico.
2. Lo trรกgico
“Todo lo trรกgico se basa en un contraste que no permite salida alguna”, decรญa, como vimos, Goethe. Lo trรกgico es un nudo ciego, sin salida, sin explicaciรณn. Escribe Unamuno: “Un pedante que vio llorar a Solรณn la muerte de un hijo, le dijo ‘¿para quรฉ lloras asรญ, si llorar de nada sirve?’ Y el sabio le respondiรณ ‘por eso precisamente lloro, porque llorar no sirve de nada’.”
Cabe aquรญ algo que dice el coro de Antรญgona, la tragedia de Jean Anouilh –la referencia figura en Tragedia griega de Albin Lesky–, cuando el coro revela, acerca del trรกgico destino de la extraordinaria protagonista, que no queda otro recurso mรกs que gritar, oรญste bien, gritar.
Lo trรกgico es una forma de la desesperaciรณn. Es un elevar la voz, no para llamar o pedir, no por furia ni para injuriar; es el autรฉntico, desesperado, absurdo, inรบtil, grotesco aullar, que pocas veces se deja oรญr, ese gritar con toda el alma que nace de la completa conciencia de que gritar no sirve para nada. Ese grito es lo trรกgico. ~
(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.