De la cultura pueden subrayarse algunos aspectos: el patrimonio acumulado, la forma de heredarlo o el nivel adquirido por los herederos, lo cual se presta a confusiones. La educaciรณn acultura a los niรฑos, pero no es la cultura, sino una forma de heredarla. No hay inconveniente en llamar cultura a la educaciรณn, siempre y cuando estรฉ claro de quรฉ estamos hablando.
Los griegos no tenรญan el concepto de cultura (Heidegger, Parmenides). El anacronismo de atribuir este concepto a la palabra paideia se entiende por la confusiรณn entre educaciรณn y cultura, y por razones prรกcticas de traducciรณn en ciertos contextos, como lo explica Werner Jaeger (Paideia. Los ideales de la cultura griega). Pero paideia (de pais, paidรณs, โmuchachoโ, como en la raรญz de pedagogรญa) era educaciรณn. (La palabra paideia se usa todavรญa para el ministerio de educaciรณn, como puede verse en www.ypepth.gr.) Significativamente, en el griego moderno se introdujo la palabra koultoura, de origen latino (www.google.gr).
Los romanos inventaron el primer concepto de cultura: la cultura personal. Dieron a las palabras cultura, cultus, incultus (que tenรญan significados referentes al cultivo del campo y el culto a los dioses) un nuevo significado: cultivarse, adquirir personalmente el nivel de libertad, el espรญritu crรญtico y la capacidad para vivir que es posible heredar de los grandes libros, el gran arte y los grandes ejemplos humanos. Cicerรณn hablรณ de cultura animi, el cultivo del espรญritu (Disputas tusculanas, 45 a. C.). Naturalmente, el cultivo de sรญ mismo ya existรญa, pero no estaba conceptualizado. Los romanos fueron โlos primeros en tomar la cultura en serioโ (Hannah Arendt, La crise de la culture).
La cultura personal puede ser favorecida, estorbada o ignorada por la educaciรณn o la buena educaciรณn; pero es otra cosa: lo que se hereda por el simple gusto de leer y apreciar las obras de arte, de crecer en la comprensiรณn y transformaciรณn de la realidad y de sรญ mismo, de ser libre. El apetito de ser, de ver, de entender, de hacer, se mueve por su cuenta y aprende sobre la marcha; incluso cuando la familia, los amigos, la escuela, la sociedad, lo favorezcan. Todos nos educamos a todos, pero cada uno tiene que aprender por sรญ mismo.
Las instituciones de la cultura personal no son las del saber jerรกrquico, certificado y credencializado del mundo educativo, ni las del รฉxito comercial o mediรกtico. Son las instituciones de la cultura libre: la lectura, la tertulia, la correspondencia, los circuitos del mundo editorial y artรญstico (publicaciones, librerรญas, bibliotecas, museos, galerรญas, tiendas de discos, salas de conciertos, de teatro, cine, danza) que organizan y difunden lo digno de ser leรญdo, escuchado, visto, admirado, por gusto y nada mรกs, ociosamente. Las โcredencialesโ de la cultura personal son la curiosidad, la ignorancia inteligente, el espรญritu creador, la animaciรณn, el buen humor, la crรญtica, la libertad.
La Edad Media inventรณ la palabra modernus y el concepto de historia como progreso. En los siglos XII y XIII, el paraรญso (perdido en el pasado, entrevisto por mรญsticos y poetas en un presente perpetuo, esperado en el futuro absoluto del fin de los tiempos) se convierte en misiรณn cristiana de progreso gradual (Joaquรญn de Fiore, Bernardo de Chartres, Roger Bacon). Se vuelve un paraรญso deseable aquรญ y ahora, cotidiano, creciente, construible. Anima el Renacimiento, la Reforma, la Revoluciรณn, con un optimismo progresista que despierta la adhesiรณn y la crรญtica.
Para Joaquรญn de Fiore, la eternidad divina se despliega en el tiempo como historia sagrada: la era del Padre, luego la del Hijo y finalmente la del Espรญritu Santo. Para Leibniz (The Ultimate Origin of Things, 1697, www.earlymoderntexts.com), โhay un progreso perpetuo y libre del universo enteroโ, โque siempre estรก avanzando hacia mรกsโ, sin alcanzar la perfecciรณn de Dios. Para Teilhard de Chardin (El fenรณmeno humano, 1955), en el avance cosmolรณgico hacia Omega, van apareciendo las especies, la vida humana y la noรณsfera que recubre el planeta (el mundo 3 de Popper, la atmรณsfera cultural). Todo lo cual supone la humanidad entera (no un pueblo elegido) que converge hacia mรกs; y, por supuesto, hacia Dios.
La historia como progreso proyecta en el espacio los avances en el tiempo: la geografรญa como desigualdad. Hace de la misiรณn histรณrica una misiรณn imperialista: la redenciรณn de los pueblos atrasados. Hace del imperio, como en Constantino, un pueblo elegido para salvar a los demรกs; y de la cultura dominante, la cultura universal. La primera crรญtica es la religiosa: Los apรณstoles โno usaron de la fuerza corporal, ni de multitud de ejรฉrcitosโ (Bartolomรฉ de las Casas, Del รบnico modo de atraer a todos los pueblos a la verdadera religiรณn, 1537). Luego viene la crรญtica escรฉptica: Llamamos bรกrbaros a los que tienen otras costumbres, pero โlos sobrepasamos en toda clase de barbariesโ (Montaigne, Sobre los canรญbales, 1580). Y, finalmente, la anticlerical. Voltaire se burla de Leibniz (y de los ateos), pero mantiene su optimismo. Cree en el progreso conducido por la Razรณn, rescatado del oscurantismo eclesiรกstico y las supersticiones populares. A la Razรณn se debe โla prodigiosa superioridad de nuestro siglo sobre los antiguosโ. Europa ha dejado atrรกs a griegos y romanos (El siglo de Luis I, 1751).
La Ilustraciรณn inventa el segundo concepto de cultura: el nivel superior alcanzado por la humanidad. No es la cultura personal, sino social. Incluye el patrimonio acumulado por los grandes creadores, el saber alcanzado, el buen gusto, la pulida civilidad de las costumbres, las instituciones sociales, empezando por la propiedad. Para Rousseau, el primero que cercรณ un terreno, declarรณ โEsto es mรญoโ y logrรณ que respetaran su propiedad fue el fundador de la sociedad civil (Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres, 1754). Para Adam Ferguson (An Essay on the History of Civil Society, 1767), toda la humanidad estรก en diversas etapas de progreso: salvajismo, barbarie o civilizaciรณn. En este concepto, la sociedad civil no es el cuerpo social intermedio entre la familia y el Estado (Hegel), sino el estado de civilizaciรณn frente al estado silvestre de la humanidad primitiva. Lo deseable es que todos alcancen el nivel superior (los niรฑos, los adultos insuficientemente educados y los pueblos atrasados) y que el nivel vaya subiendo.
La crรญtica aparece en la misma Ilustraciรณn, y sobre todo en el Romanticismo. Cuando la Razรณn inventa la guillotina (para superar la barbarie clerical de la quema de brujas) y somete a los pueblos alemanes (para liberarlos del atraso), el entusiasmo por la cultura universal se nubla. Beethoven, como otros progresistas, admiraba de lejos la Francia revolucionaria, hasta que los invadiรณ.
El Romanticismo inventa el tercer concepto de cultura: la identidad comunitaria que defiende sus creencias, usos y costumbres de la barbarie progresista. Johann Gottfried Herder recoge el tema de que la humanidad, como si fuera una persona, se va desarrollando por grados sucesivos, y revira una crรญtica radical del progreso. Ninguna etapa es superior a otra. Cada cultura es su propia finalidad, no un paso previo a la supuesta cultura superior. La infancia tiene sentido por sรญ misma, no como preparaciรณn para la vida adulta. Ves como niรฑerรญas de un pueblo sus creencias, usos y costumbres, y quieres generosamente dotarlo de โtu deรญsmo filosรณfico, de tu virtud y honor de buen gusto, de tu amor por todos los pueblos en general, que rebosa opresiรณn tolerante, explotaciรณn y filosofรญa de las lucesโ. El niรฑo eres tรบ. (Otra filosofรญa de la historia, 1774, en Histoire et cultures)
De Herder deriva la antropologรญa como estudio de las culturas particulares. Claude Lรฉvi-Strauss, en su entrevista libro con Didier รribon (De prรจs et de loin) cuenta que Franz Boas โtenรญa en su comedor un cofre soberbio, esculpido y pintado por los indios kwakiutl, a los cuales dedica gran parte de su obra. Cuando le dije que vivir entre creadores de tales obras maestras debiรณ de ser una experiencia รบnica, me respondiรณ secamente: โSon indios como los otros.โ Supongo que su relativismo cultural no le permitรญa establecer una jerarquรญa de valores entre los pueblosโ.
La crรญtica de la cultura occidental culmina en el siglo XX. En 1919, ante el desastre de la guerra (1914-1918), quizรก inspirado por el libro de Oswald Spengler (La decadencia de Occidente, 1918), Paul Valรฉry escribe una reflexiรณn cuya primera frase se volviรณ famosa: โNosotras, las civilizaciones, sabemos ahora que somos mortales.โ โElam, Nรญnive, Babilonia, eran bellos nombres vagos, y la ruina total de esos mundos nos decรญa poco, igual que su existencia.โ โAhora vemos que el abismo de la historia es suficientemente grande para todos. Sentimos que una civilizaciรณn tiene la misma fragilidad que una vida.โ (โLa crise de lโEspritโ, Varietรฉ i.) La frase contribuyรณ a la difusiรณn del concepto de culturas en plural, aunque se refiere a las grandes civilizaciones, no a todas las culturas.
Se puede hablar, entonces, de un concepto clรกsico, un concepto ilustrado y un concepto romรกntico de la cultura. El primero subraya la forma de heredar (la frecuentaciรณn personal de los grandes libros, las grandes obras de arte, los grandes ejemplos); el segundo, el nivel alcanzado (la superioridad de los que estรกn en la cumbre); el tercero, el patrimonio (todo lo que puede considerarse propio). Pero en los tres se dan los tres aspectos. Por ejemplo, con respecto al nivel: el concepto clรกsico ve la cultura como nivel personal (en comparaciรณn con otras personas); el ilustrado, como nivel social (en comparaciรณn con otras sociedades o estamentos); el romรกntico, como identidad (incomparable). El primero y el segundo son elitistas, frente al tercero, que enaltece la cultura popular y los valores comunitarios. El segundo y el tercero son paternalistas, a diferencia del primero, que enaltece el esfuerzo personal. En el concepto clรกsico, la cultura que importa es la mรญa: la que me lleva al diรกlogo con los grandes creadores. En el concepto ilustrado, hay una sola cultura universal que va progresando, ante la cual los pueblos son graduables como adelantados o atrasados. En el romรกntico, todos los pueblos son cultos (tienen su propia cultura); todas las culturas son particulares y ninguna es superior o inferior. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.