En los últimos días, el diario La Jornada ha dedicado cinco notas al “simposio internacional anarquista que se realizó en la Ciudad Universitaria de la UNAM (sic)” del 27 al 29 de diciembre de 2013. (Conviene aclarar que dicho simposio no sucedió en la UNAM, sino en un edificio privatizado a la UNAM que está en la Ciudad Universitaria y que es llamado por la iniciativa privada que lo administra el “Okupa Autogestionado Che”).
En realidad, las notas del combativo diario están dirigidas contra un señor Gustavo Rodríguez Romero que obviamente le cae muy gordo a alguien en ese periódico, que ya lo acusó de ser no solo un falso anarquista, sino un agente de la CIA.
Abunda información interesante en la red sobre esas “Jornadas Informales Anárquicas”, que fue el nombre oficial del encuentro. La convocatoria avisaba la presencia estelar de grandes ponentes que vendrían de Italia, Grecia, Chile e Inglaterra, pagados por alguna organización anarquista muy eficiente. Los principales: Alfredo Bonanno, Wolfi Landstreicher, Gustavo Rodríguez y Constantino Cavalleri (busque el curioso en la internet quiénes son, qué piensan y su magisterio en México). La convocatoria a las jornadas termina así: “Por seguridad de todxs: no mochilas, no cámaras, no fotos, no vídeos, no drogas ni alcohol, NO PERIODISTAS”.
Sin embargo, gracias a algunos anarkos desobedientes (nunca faltan) que subieron a la red sus “bitácoras”, algo puede saberse: las diferentes “secciones” organizadoras se pelearon entre sí desde el primer minuto. Nadie llegaba a tiempo y reinó el caos en las mesas y los horarios. Hubo problemas técnicos con la internet y los proyectores. Incomodaba el “clima de tensión, de hostigamiento policial y polémicas relacionadas con la toma del auditorio ocupado por algunas individualidades, así como de colectivos anarquistas y libertarios.” A raíz de eso “la asistencia a las jornadas no fue la prevista”, aunque es de aclarar “que nunca nos preocupamos demasiado por la cantidad de asistentes, sino por los frutos y experiencias que derivaran de dicho evento”. Y los que sí acudieron también fueron un caos: participaron “sin ningún aporte más allá de las quejas de siempre sobre los causantes y culpables de los disturbios, detenciones, infiltrados, etc., sin que se diera ningún debate caluroso”.
Unos compañeros de la “Conspiración de Células de Fuego FAI/FRI” (Federazione Anarchica Informale-Fronte Rivoluzionario Internazionale) procedieron a mandar al carajo a la izquierda en general:
¿Por qué perder el tiempo hablando una lengua muerta que promueve reformas sociales, cuando lo que nosotrxs deseamos son las ruinas de la civilización? ¿Por qué limitar el asalto y el ataque evocando a los fantasmas comunistas? Ellos hacen cálculos políticos, nosotrxs no. No somos terapeutas de un mundo enfermo, somos sus saboteadorxs. La única propuesta que tenemos para la crisis económica es que la empujemos al precipicio.
(Felizmente, en los aviones en que viajaban los anarquistas invitados internacionales a nadie se le ocurrió aumentar las ruinas de la civilización echándole encima tres o cuatro jets).
Luego el “compa Gustavo” (al que denuncia La Jornada), con impecable praxis anarquista, procedió a mandar al carajo al anarquismo.
Acto seguido, el profesor e investigador de la UACM Claudio Albertani procedió a mandar “a chingar a su madre a lxs insurreccionalistas y a Gustavo, tildándolos de pendejxs”. Varios camaradas algo susceptibles “se molestaron con las groserías del Dr. Albertani”.
Luego, el compa Mario L. procedió a mandar al carajo al compa Albertani: “¿Pendejxs quiénes? ¿quienes van a la cárcel por luchar?”.
Luego el compa Bonanno dio su conferencia por internet porque las autoridades mexicanas lo declararon “persona non grata” y no lo dejaron entrar a territorio messicano.
Luego alguien hizo “una pregunta imprudente” y los organizadores se dieron cuenta de que era un periodista del periódico Reforma y lo echaron del auditorio.
Luego “la legendaria Jean Weir” que vino de Inglaterra dio su conferencia ante muy pocas personas y al final del debate se quejó de que nadie había entendido nothing.
Lo mejor de todo fue que, a pesar del caos, del absoluto desorden y de que todo mundo se mandó respectiva y mutuamente al carajo, como reporta una bitácora,
de estas jornadas también nos llevamos buenos ratos de convivencia con lxs compañerxs locales y de diversos países que asistieron al simposio; intercambiando discusiones, vivencias, enojos, teorías y prácticas. También entre unos tragos de ron y unas cumbias bien bailables, nos encontramos con amigos y personas de mutuo aprendizaje.
Y no, no lo tomo a risa…
Es un escritor, editorialista y académico, especialista en poesía mexicana moderna.