Un nuevo frente para los republicanos

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A poco más de cuatro meses de la elección presidencial en Estados Unidos, las cartas están sobre la mesa. Y no podrían ser más claras. El Partido Republicano enfrenta, potencialmente, una catástrofe de proporciones históricas. Barack Obama supera a John McCain en todos los sondeos recientes: Gallup, Reuters, Zogby… vaya, hasta Fox News le da cuatro puntos de ventaja. En Ohio y Pensilvania, dos estados indispensables para McCain, Obama sostiene una sólida delantera cercana a los dos dígitos. Peor aún: en los estados del suroeste —con los que McCain (senador por Arizona) cuenta— Obama está peleando con uñas y dientes, incluso consolida ya un buen margen en Colorado y se acerca a McCain en Nevada y Nuevo México.

Pero las malas noticias no terminan ahí para los republicanos. En noviembre, Estados Unidos también votará para renovar parte del Congreso. La elección legislativa no podría llegar en peor momento para el partido del presidente Bush. En la Cámara de Representantes, los cálculos más conservadores indican que los demócratas podrían ganar entre diez y 15 curules y llevar su mayoría hasta los 240 o 245 integrantes. En el Senado, el escenario es más relevante: con la obligación de defender 23 puestos, los republicanos corren el riesgo de perder no el control de la Cámara alta —que se les fue de las manos hace un par de años— sino, incluso, la capacidad de ser una minoría incómoda. Si los demócratas alcanzan el número mágico de 60 senadores, tendrán una mayoría a prueba de estrategias como el filibuster, la maratónica intervención parlamentaria que retrasa ad infinitum la votación de una medida incómoda para la minoría.

Ningún partido ha controlado así el Senado estadunidense desde hace tres décadas. Lo notable es que, a pocos meses de la elección, el triunfo arrollador de los demócratas parece probable. Cuatro serán los estados cruciales: Maine, Minnesota, Alaska y Kentucky. En los dos primeros, los demócratas enfrentan batallas complicadas, pero la fuerza de Barack Obama en la boleta presidencial podría inclinar la balanza a su favor. En Kentucky hay un empate técnico, con el respetado republicano Mitch McConnell, líder de la minoría de su partido en el Senado, quien sufre ante el empresario Bruce Lunsford. Si la mayoría de esos estados se inclina por los demócratas, el Partido Republicano habrá pasado, en sólo cuatro años, de la gloria al mismísimo infierno.

Pero los republicanos están lejos de la defunción. Fiel a su costumbre reciente, la maquinaria republicana ya ha comenzado a mover los engranes conocidos. Como ha ocurrido en cada ciclo electoral desde el 11 de septiembre, el discurso del partido se ha concentrado en el miedo. Desde hace ya unas semanas, McCain ha tratado de atacar a Obama tachándolo, precisamente, de inexperto en materia de seguridad. En los últimos días, por ejemplo, Obama sugirió que los prisioneros en Guantánamo merecen ir a juicio, con todas las de la ley. McCain respondió de inmediato con un discurso predecible por su burdo belicismo: “No me sorprende que un abogado diga que la guerra contra el terrorismo puede ganarse con abogados antes que con los Marines”.

Dado que la mayoría de las encuestas sólo le otorgan una ventaja sobre Obama precisamente en todo lo relacionado con el terrorismo, no será la última vez que McCain recurra a este tipo de retórica. La buena noticia para los demócratas es que, a diferencia del ingenuo John Kerry, Obama parece listo para la pelea. De nuevo usando internet como herramienta de comunicación, la campaña del candidato demócrata lanzó una página dedicada a aclarar las “calumnias” que ya han surgido en la carrera por la presidencia. fightthesmears.com refuta varias joyas de guerra política sucia (que no por eso antidemocrática): Obama es musulmán (falso), Obama no jura frente a la bandera estadunidense (falso), Obama ha escondido su certificado de nacimiento (la página lo despliega).

La incógnita es si el sitio de internet será suficiente. Por si las dudas, Obama se ha dedicado, a últimas fechas, a exponer las tácticas que, supone, usarán los republicanos a medida de que se acerque la elección. Apenas el viernes, en el crucial estado de Florida (que seguramente ganará McCain con facilidad), Obama puso los puntos sobre las íes: “Sabemos el tipo de campaña que van a plantear: les van a decir: ‘Es joven, inexperto y tiene un nombre raro. ¿Y ya te dije que es negro?’” Obama hace bien en tener clara la batalla que le espera. Dadas las probabilidades de una derrota histórica —un auténtico cataclismo político— para los republicanos el próximo 4 de noviembre, cualquier cosa puede aparecer en las pantallas de televisión y los programas de radio estadunidenses. Más le vale estar preparado. Después de todo, en junio de 2004, John Kerry aventajaba a George W. Bush por exactamente el mismo promedio de puntos que ahora tiene Obama sobre McCain. Y ya sabemos cómo terminó aquello.

– León Krauze

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(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.


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