Bollywood: Un Hollywood con ocho brazos

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El nombre de Bollywood alude, evidentemente, a que esta industria con sede en Bombay es una copia o caricatura de Hollywood. Si bien existen similitudes, también tiene un carácter propio. A la mezcla de especias dulces, saladas, picantes y aromáticas que constituyen la base de la comida de la India se le llama masala. Las películas de Bollywood también se conocen como masala films porque combinan baile, humor, melodrama familiar, relato épico, acción y comedia romántica. El principio fundamental es que una sola cinta debe complacer a todos los integrantes de la familia. La película Krrish (2006) retrata las aventuras de un musculoso superhéroe que baila delicadamente en los bosques del norte de la India y entre los modernos edificios de Singapur, pero, naturalmente, también tiene poderes especiales y lucha contra el mal. A diferencia de Superman o El hombre araña, Krrish entreteje acción, ciencia ficción, comedia romántica y humor aderezado con un sobreactuado melodrama familiar, artes marciales y estupendas coreografías. Farah Khan, quien recientemente también coreografió a la cantante Shakira, montó los bailes de este filme. La música y la danza son una fusión de los estilos clásicos hindúes con el pop occidental. El respeto a los adultos y a las tradiciones hinduistas aparece al lado de la modernidad y los efectos especiales. Krrish se convirtió en uno de los más grandes éxitos de taquilla de la década y parte del triunfo le corresponde a su protagonista Hrithik Roshan, uno de los mejores bailarines de Bollywood que ha sido descrito como la combinación de Sylvester Stallone y Michael Jackson. Las raíces de este cine se encuentran en el teatro popular, que también representaba música y bailes. La danza clásica hinduista es otra de las influencias importantes, pues narra las peripecias de los dioses a través de los gestos y las letras de las canciones. El drama danzado ha sido desde épocas muy remotas la manera favorita de contar historias.

El matrimonio se representa como la finalidad primordial de la vida
y la mayoría de las cintas incluyen una boda con gran colorido musical, vistosas coreografías y flamantes vestuarios. En ocasiones, la negociación entre tradición y modernidad llega a feliz término cuando los protagonistas se enamoran de la persona con la que sus padres arreglaron un matrimonio, como en Namastey London (2007) o Vivah (2006). Sin embargo, lo más común en el cine es que los hijos contravengan el deseo de sus padres de seguir la tradición. Cuando los personajes eligen una pareja se desata el melodrama que acentúa la ruptura familiar y las dificultades que genera el cuestionamiento del orden establecido. Al final siempre triunfa el amor y el conflicto familiar se resuelve. El comité de censura impide que haya desnudos, besos y escenas de sexo. El problema se soluciona a través de un erotismo velado con sugerentes efectos musicales. Esta condición del cine hindú le ha permitido conquistar un importante mercado en otros países igualmente conservadores.

El trauma poscolonial se revela en la necesidad de mostrar la superioridad de los hindúes sobre otras nacionalidades, aunque sea en el terreno espiritual. La película Lagaan (2001), ubicada durante el Imperio Británico, muestra a los oficiales de la corona desangrando a los campesinos oprimidos por la sequía con el pago de impuestos. Los oficiales británicos negocian cancelar las contribuciones si los indios logran vencerlos en un partido de críquet. Aunque los campesinos no conocen el juego, consiguen aprenderlo rápidamente, y la unión de grupo en un equipo que reúne musulmanes, hinduistas, sijs y descastados triunfa sobre el gran poderío británico. El jugador estrella del equipo de la India enamora a una joven británica, y a través de un número musical representan una acartonada y rígida cultura británica contrastada con una rica y floreciente cultura hindú.

Los gángsters de Bombay juegan un doble papel en Bollywood, pues existe un género de películas que los retrata, y por otra parte también son una importante fuente de patrocinio. En la simpática cinta Lage Raho Munna Bhai (2006), un gángster baila junto con mujeres musulmanas que usan burkas de colores, y su vida cambia cuando se enamora de una locutora de radio. El gángster finge que es un profesor universitario para conquistar a la mujer, y el fantasma de Gandhi se le aparece y le enseña su filosofía. El gángster se convierte así en un predicador de la doctrina del Mahatma, y la película recupera y festeja al hombre que está considerado el padre de la nación.

Otro de los grandes éxitos de taquilla fue Don (2006), estelarizada por el rey de Bollywood Shahrukh Khan, quien conduce el programa de más público en la historia de la televisión de la India. La revista Time lo designó como uno de los veinte héroes de Asia, y ha llenado estadios bailando las coreografías de sus películas en Europa y Estados Unidos. La cinta trata sobre una banda de narcotraficantes que cambian su sede de operaciones a Malasia. Shahrukh Khan es el líder del grupo criminal; lo siniestro de su personaje no lo previene de bailar múltiples canciones en la película. Don es una especie de versión musical de James Bond salpimentada con melodrama familiar.

Durante las canciones, los actores hacen un despliegue de múltiples y elegantes vestuarios, aparecen ataviados con hermosas joyas y, mientras bailan con sus parejas, las locaciones pueden cambiar desde las pirámides de Egipto hasta las montañas nevadas de Polonia. Estos escenarios a veces están desvinculados por completo de la historia, pero, como explica el director Yash Chopra, “las películas deben adornarse con buena música, baile y fabulosas locaciones”. En Bollywood existe una preferencia reciente por retratar la prosperidad y la opulencia y evitar mostrar la miseria.

El cine de la India ha sido consumido durante muchos años en el sureste de Asia y en Afganistán, Irán y Rusia, entre otros países. Sin embargo, su apogeo en Europa y Estados Unidos empezó a mediados de la década de los noventa. Las películas de Bollywood comenzaron a exhibirse con frecuencia en el Reino Unido y algunas cintas se han dirigido hacia este nuevo mercado: los hindúes residentes en el extranjero. Cada año se producen películas masala que se desarrollan en Estados Unidos, Londres o Australia. El escritor hindú radicado en Nueva York Suketu Mehta escribe que los masala films son “el boleto más barato de regreso a casa”.

En un país dividido por las ideas religiosas, las diferencias políticas, las castas, las etnias, las innumerables lenguas, el cine ha funcionado como un elemento de cohesión social, se ha convertido en un espacio con el que la gente sueña en común. El cine de Bollywood retrata mundos perfectos, melódicos, coordinados en un lugar en donde en ocasiones reina el caos. Las grandes estrellas son hinduistas y musulmanes, las canciones de las películas las cantan gozosos los ingenieros en sistemas que viven en Estados Unidos y los taxistas de Delhi, en una celebración de su identidad. ~

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