Unitalla. La forma o el color
del dios o cielo alto importa menos
que el hecho de que existe,
en algún sitio y de algún modo, atento
al rezo apresurado, o haciendo suyo el óbolo
dejado por la viuda en el santuario. Un niño
—solo con sus terribles realidades— pide a gritos
un límite, un muro cálido
en cuyas piedras halle una respuesta,
aunque vaga.
Extraña, tanta extravagancia —¿quién necesita
esas deidades de dieciocho brazos,
esos santos mohosos
cuyos huesos y heridas nos ofenden,
esos pebetes perfumados, esas huríes, budas dorados,
libros dictados en detalle por Moroni?
Nosotros; necesitamos más mundos.
Éste fracasará. –— Versión de Julio Trujillo
Diarios a la luz
-Páginas del diario inédito- Hace un tiempo, José Luis Martínez me convidó a cenar a su casa. A los postres me anunció que me tenía un encarguito: tenía en su poder el diario manuscrito de…
Siempre en compañía: Buñuel y sus coguionistas
Desde Marie Epstein a Jean-Claude Carrière pasando por Salvador Dalí, Buñuel escribió los guiones de sus películas con otra persona. Dos de sus colaboradores más constantes fueron Luis…
Pitorro: así se emborracha Chuck Norris
No es que en Mariana no se beba ni se baile, es que aquí hacen algunas cosas mejor. Cantar décimas, por ejemplo; destilar alcohol, sobre todo
Carne y arena: tan lejos, tan cerca
Alguien inmerso en una experiencia de realidad virtual (RV) reacciona a alucinaciones, no a las causadas por un cambio químico, pero de igual intensidad. Y, a diferencia de aquel que sufre un…
RELACIONADAS
NOTAS AL PIE
AUTORES