Este filme coreano es una de las sorpresas del verano. Película de monstruos y pocas pretensiones, resulta efectiva porque se toma la molestia de dibujar personajes entrañables en medio de las descargas de adrenalina. En primer plano, vemos a un padre incompetente que deja a su hija en manos del monstruo por una equivocación. A partir de ahí, su disfuncional familia vuelve a unirse para intentar un rescate que parece imposible en las cloacas de la ciudad. Al fondo, un gobierno que controla a la población haciéndole creer que se ha desatado un virus. Los notables efectos especiales terminan de redondear una cinta que cumple con su cometido: entretener al espectador. ~
Su libro más reciente es el volumen de relatos de terror Mar Negro (Almadía).