El rescate de los lagos

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URBANISMO

En busca de los lagos perdidos

En 1997 nació el Taller de la Ciudad de México, liderado por el arquitecto Alberto Kalach. Desde su creación ha trabajado sobre el planteamiento visionario de revertir el proceso de desecación del mar interior de la cuenca de la Ciudad de México —compuesto por un sistema de seis lagos—, como estrategia de supervivencia para la concentración de población más grande del planeta. La tesis fundamental de este trabajo se basa en la simple idea de que la Ciudad de México no fue solamente un gran lago sino que, en potencia, lo sigue siendo.
     Las primeras hipótesis del Taller se han convertido en certezas sustentadas en el conocimiento científico de numerosos especialistas, corroborando que la única opción para evitar una inminente catástrofe es restablecer el funcionamiento del sistema hidrológico de la cuenca, reconciliando a la Ciudad de México con su geografía.
     Estas ideas, recogidas y ampliadas por Kalach y apoyadas por Teodoro González de León, provienen de las propuestas de Nabor Carrillo, para quien la solución de tres problemas capitales como las inundaciones, el abastecimiento de agua y el hundimiento del suelo de la ciudad pasaba por la recuperación de los lagos.
     La labor del Taller de la Ciudad de México ha sido retomar este pensamiento, traduciéndolo en cuatro puntos de carácter global: reducción del consumo de agua; aprovechamiento máximo del agua pluvial; reciclaje de las aguas residuales y rehidratación de los lagos, y rescate de ríos y canales. A partir de estos criterios se propone intervenir con proyectos puntuales.
     El proyecto principal es la recuperación del lago de Texcoco, cuya cuenca está urbanizada en un 85% —Ciudad Azteca, Ciudad Netzahualcóyotl, Chimalhuacán y Ecatepec—, pero el resto es propiedad federal y podría inundarse. Se trata de recrear un lago rodeado por un enorme borde-parque sobre el cual construir y de tal forma dotar de servicios a la población de la nueva ribera, con beneficios ecológicos para toda la ciudad.
     También se propone convertir el valle de Chalco en un ejemplo sustentable económica, ecológica y urbanamente para el resto de la cuenca, inundando 4,000 hectáreas y protegiendo otras tantas para agricultura de riego y chinampas de alta productividad. Finalmente, se plantea intervenir en las cañadas al poniente del valle, reteniendo su caudal y ligando canales a nuevas infraestructuras viales y a parques lineales.
     Posteriormente, el Taller de la Ciudad de México tuvo como objetivo profundizar en algunas de las ideas presentadas en el Plan Maestro elaborado por los alumnos y profesores de la UNAM. La discusión giró en torno a la imagen futura de la ciudad, la necesidad de discutir la dimensión urbana en la práctica de la arquitectura y la pertinencia de la escala megalopolitana. Esto resultó en una variedad de propuestas que abordaron desde la problemática de la planificación a gran escala y el tema de las grandes infraestructuras —como un nuevo aeropuerto en el lago— hasta programas más específicos, como el de la vivienda y el espacio abierto.
     Asumiendo estas coordenadas como instrumentos de trabajo, se puede proyectar el futuro de la ciudad, tratando de alcanzar esta utopía urbana. Con cierta voluntad política, puesto que la ciudad es algo más que un fenómeno socioeconómico, se puede redirigir el trazo de este magma metropolitano como hicieran los Haussman, Owen y Fourier, Cerdà, LeCorbusier o Bohigas. Esta propuesta invita no sólo a confrontar la ciudad del futuro, sino a trabajar desde ahora en la búsqueda de los lagos perdidos. –

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