Las leyes y el miedo

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Sr. Enrique Krauze:
     Quisiera hacer un par de comentarios al texto de Federico Reyes Heroles publicado en la anterior edición de LL. Partiendo de una concepción tan idealizada, tan cándida, de la ciudadanía, es difícil pensar en el establecimiento de una verdadera cultura de la legalidad. Ciertamente, lo que nos hace falta en México no son ciudadanos que amen la ley. Semejante propuesta reproduce el nocivo sentimentalismo que ha imperado en nuestra relación con las leyes, y que tanto y tan bien ha criticado Jesús Silva-Herzog Márquez. La lectura de Maquiavelo, en este caso, se impone con su terrible contundencia: "A los hombres les da menos miedo atacar a uno que se hace amar que a uno que se hace temer, porque el amor se basa en un vínculo de obligación que los hombres […] rompen cada vez que se opone a su propio provecho, mientras que el temor se basa en un miedo al castigo que nunca los abandona".
     Lo que necesitamos, pues, es una aplicación efectiva de la ley o, dicho de otro modo, leyes que inspiren respeto, más por miedo que por amor, a los ciudadanos. Mientras que la probabilidad de salir impunes, de no recibir sanción alguna, sea tan alta para quienes transgreden las normas, no podemos esperar el establecimiento de un efectivo Estado de derecho. La legalidad necesita inspirar temor para adquirir plena vigencia. Y no es que se requiera instaurar un Estado policiaco ni muchísimo menos. Se trata, simplemente, de reconocer que el orden, como tal, no se fundamenta en el cariño; que, "de todas las pasiones, la que en menor grado inclina al hombre a quebrantar las leyes es el miedo" (Thomas Hobbes dixit)… no el amor. –
     Respetuosamente

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es historiador y analista político.


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