1
[Proclamación de su aparecimiento]
Ángel de yerba azul en las heladas
construcciones del cielo,
ángel inmenso, diminuto, esquivo,
filo de sensación, fugaz, quemante,
llama en el roto labio del abismo,
fría cara del hambre,
rota mano en el ámbito desnudo,
ardor entre la sed,
voz de rayas y sombras,
ángel de vidrio terso,
ángel de los quebrantos y la carne
recorrida por áridos fantasmas,
explorada por dedos calcinados,
ángel que por la espalda de la noche
camina sobre el agua
como gato en un ciego desafío,
que camina sonámbulo
como bocas abiertas, como súplicas,
criatura del espacio y de la nada,
invención, soledad, cristal, veneno.
2
[De su música y su filosofía]
En la penumbra suena
tu guitarra de estruendo, tus tambores
de blancuras espesas,
ángel que callas, ángel que desgarras
con tus gritos inmóviles la tela
más profunda del aire,
ángel que me tocaste y que te alejas,
ángel del ansia roja contra el viento,
ángel que reconozco,
ángel que me olvidaba y deshacía,
ángel de espada y lirio
y máquinas desérticas,
eres lo que despierta en los rincones
y lo que duerme en pechos desasidos,
no eres más que saliva, seca espuma
en este ciego número de angustia,
has abierto, cerrado, desprendido,
sumergido, cantado
y todo eso, ángel
de tu propia custodia prisionero,
no ha sido más que sueño,
no está en el mundo ahora,
se ha borrado del tiempo,
de los mapas, los planos y las curvas,
deberás inventar otros espejos,
nuevas fuentes de miedo,
inéditos tratados, partituras,
textos y laberintos, crucigramas
para pasar la tarde,
para pasar la noche y para el frío
de madrugadas negras
en las que tu demonio de la guarda
te ignora y te abandona.
3
[Despedida y pavana]
El ángel se inclinaba
hacia los fuegos pálidos.
Desde torres de yeso proclamaba
su despedida entre la fiebre.
Mira cómo se encierra, se despliega,
abre las alas lentas y purpúreas,
baja rumbo a las aguas
y en cada estribación de los minutos
planta azules antenas, pararrayos,
arenas estatuarias.
Mira cómo se dobla y se despliega:
olvida, corta, respirando anuncia
los desastres, el júbilo y las penas.
Mira cómo, fulgor, desaparece,
y en la aguja que marca los segundos
la luz abrevia, sombra de sí mismo,
resumen de negrura y bocanada
de sal para los panes de la siesta.
Desaparece, sí, se extingue a medias:
lengua cifrada, verde bajo el agua,
bajo los manuscritos del otoño
y entre los caracteres del estrago. –
(Ciudad de México, 1949-2022) fue poeta, editor, ensayista y traductor.