Mahmoud Abbas es un hombre de voz mesurada. No hay, en tiempos recientes, memoria de momento alguno en el que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) haya alzado la voz en pรบblico. Su estilo de operaciรณn polรญtica, contrario al de su antecesor –el carismรกtico y magnรฉtico Yasser Arafat–, es cauteloso. Pero el 23 de septiembre, el lรญder de 76 aรฑos arribรณa la escena mundial de un modo que puede cambiar el curso de su atribulada naciรณn.
Abbas –tambiรฉn conocido como Abu Mazen– hizo su peticiรณn para que las Naciones Unidas acepten a Palestina como miembro completo. Este acto forma parte de un plan detallado, y todavรญa no divulgado en su totalidad, de la ANP para legitimar al Estado palestino y al mismo tiempo acorralar a Israel al pedir ante la Asamblea General de la ONU que se le declare como una “fuerza de ocupaciรณn”. Al hablar de las polรญticas israelรญes, Abbas usรณ un lenguaje rรญspido. Incluso los comentaristas mรกs conciliadores en Israel calificaron algunas partes del discurso como detestables.
Y cuando el primer ministro israelรญ, Benjamin Netanyahu, tomรณ la tribuna de la ONU y pronunciรณ un discurso elocuente, si bien poco propicio, quedรณ claro que esta no serรญa una fragante temporada de distensiรณn entre las dos naciones. Para decirlo con las cรฉlebres palabras de un entrenador de beisbol estadounidense, el partido parecรญa “volver a ser un dรฉjร -vu otra vez”.
Desde Egipto y Tรบnez hasta Yemen y Siria, un espรญritu revolucionario estรก sacudiendo el statu quo de la regiรณn. Pero todavรญa es muy posible argumentar que despuรฉs de mรกs de un siglo de conflicto judeopalestino –la trama nacional mรกs duradera del mundo– el desenlace estรก todavรญa lejos.
Quizรก no muy lejos. Todo depende de la agenda que se establezca en pos de una soluciรณn y de la incondicionalidad de los lรญderes del mundo. Un plan estadounidense de 2002, conocido como la Hoja de Ruta y aceptado por las partes ese mismo aรฑo, establecรญa el 2003 como la fecha para la creaciรณn de un Estado palestino con fronteras interinas. Para el 2005 se debรญa haber firmado un acuerdo permanente, coauspiciado por el Cuarteto: Estados Unidos, la Uniรณn Europea, Rusia y la ONU. Nada, claro estรก, resultรณ de eso. El รบnico movimiento significativo realizado durante ese periodo de tiempo fue, otra vez, unilateral: la retirada de Israel de la Franja de Gaza bajo el mandato del primer ministro Ariel Sharon.
En todo caso, es una pรฉrdida de tiempo recordar en este momento todos las caminos hacia la paz que no han sido tomados. Hacia los sesenta, el alto diplomรกtico israelรญ Abba Eban habรญa dicho de los palestinos lo que bien podrรญa decirse de los israelรญes: nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad. Las circunstancias actuales constituyen una nueva oportunidad. Tanto Israel como Palestina necesitan con urgencia el apoyo internacional. Tan es asรญ que si no sufren unidos alrededor de la iniciativa del Cuarteto, entonces sufrirรกn por separado.[*]
Lo que se necesita ahora es una apreciaciรณn clara de lo que se puede, y lo que no se puede, lograr dentro de un periodo de tiempo sobrio. Aquรญ hay seis puntos para considerar un enfoque asรญ de realista:
1. Es indispensable ahora un liderazgo israelรญ fuerte. Netanyahu tiene el potencial, pero este polรญtico interesante y errรกtico ha desarrollado un miedo profundo a tomar decisiones controvertidas y una adicciรณn a las encuestas, en especial despuรฉs de la caรญda de su primer gobierno en 1999. Sin embargo, su poco atendido potencial resurgiรณ en dรญas recientes al asegurar la primera negociaciรณn con los extremistas de Hamas: intercambiar 1,027 prisioneros, casi todos involucrados en actos terroristas y asesinos, por el soldado secuestrado Gilad Shalit. Era algo totalmente contrario a su esencia. Recibiรณ elogios poco comunes, incluso de sus crรญticos mรกs รกvidos como el periรณdico Haaretz. ¿Lograrรก este suceso terminar –como me parece que debe hacerlo– con el tabรบ de entablar negociaciones con Hamas? Con el apoyo domรฉstico asegurado, Netanyahu podrรญa entonces hacer el esfuerzo extra que se necesita para alcanzar un acuerdo de paz.
2. O no. Le torciรณ el brazo al presidente Obama cuando exigiรณ que Israel aceptara un plan de paz basado en las fronteras de 1967. Bibi Netanyahu ganรณ esa batalla, y se siente capaz de encarar a la Casa Blanca desde entonces y hasta las elecciones presidenciales de noviembre de 2012. Pero sabe tambiรฉn que jugar sus cartas tan agresivamente contra un presidente en campaรฑa puede ser un grave error: es como estar apostando por su derrota.
3. Creo entonces que las plรกticas entre Abbas y Netanyahu deben tener lugar antes de lo esperado. El Consejo de Seguridad de la ONU se tomarรก su tiempo antes de hacer llegar a la Asamblea General la peticiรณn de Abbas. Este hiato ofrecerรญa una fecha para la reanudaciรณn de las negociaciones entre Jerusalรฉn y Ramalรก.
4. Durante la dรฉcada pasada, Israel hizo dos grandes propuestas de paz: la primera ofrecida por el primer ministro Ehud Barak a Arafat en Camp David en 2000. La segunda en las plรกticas entre Abbas y Ehud Olmert hasta que el lรญder israelรญ dimitiรณ para enfrentar su juicio. Aquellas fueron ofertas serias, quizรก demasiado ambiciosas para su momento. Los signos que reflejan ahora la extensiรณn de las posibles concesiones de ambos gobiernos son mucho mรกs claros. Y consideremos esto: ¿no serรญa mรกs alcanzable un acuerdo interino, y darle unos aรฑos al final de fotografรญa para que se materialice?
5. Pero serรญa ingenuo albergar incluso expectativas modestas si Israel no cambia de rumbo en relaciรณn a los asentamientos en la Ribera Occidental (Cisjordania). La inclusiรณn de Palestina en la ONU incrementarรญa la presiรณn para reanudar las negociaciones tanto para el nuevo miembro como para Israel. Existe una clara mayorรญa entre el pรบblico israelรญ que estรก a favor de ceder la mayorรญa de los asentamientos. Un inmenso movimiento de protesta el verano pasado llevรณ a cientos de miles a las calles. Pedรญan justicia social, pero de entre sus filas sin duda surgirรก un nuevo movimiento polรญtico, lo que fortalecerรก los bloques de votantes de centro y centro izquierda rumbo a las elecciones generales de 2013.
6. Si en verdad la mayorรญa de los israelรญes y palestinos reconocen la necesidad, y la oportunidad en este momento, de enaltecer un nuevo entendimiento, serรก responsabilidad de sus lรญderes realizar el movimiento. Opino que Israel –en su papel de, por mucho, el lado mรกs fuerte– deberรญa asumir el liderazgo en esta direcciรณn.
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Puede tomar un aรฑo –despuรฉs de las elecciones en Estados Unidos– para ver algo de progreso. Noviembre de 2012 es tambiรฉn el 65 aniversario del reconocimiento del derecho a la independencia que la ONU dio al entonces emergente Estado de Israel, y quizรก pueda ser el primer aniversario de esa misma decisiรณn para Palestina. Despuรฉs de mรกs de un siglo de un conflicto sangriento, las dos naciones pueden para entonces albergar cierta esperanza de un comienzo nuevo. ~
Traducciรณn de Pablo Duarte
[*] De una frase atribuida a Benjamin Franklin: “We must all hang together or, assuredly we shall all hang separately”, que juega con el doble sentido del primer hang, ‘unirse, permanecer juntos’, y el del segundo, ‘morir ahorcados’ (nota del traductor).
(Tel Aviv, 1940) es periodista del diario israelรญ Haaretz.