Tú y yo y todos nuestros hijos,
y los hijos de nuestros hijos
y otros tantos que ellos llaman:
Tú y yo
y esa caterva de insolentes
más que paridos, despertados
a cubetazos por este encuentro
de silencios y palabras
entre dos blasones sin casta
enlazados por lábiles ligas de saliva:
Tú y yo
y una promiscua reunión de cachorros desvalidos,
torvos hijos de perra,
y palomas y tordos y golondrinas
vivos, muertos o no natos.
Padres, amantes, hermanos, verdugos,
y un largo etcétera incesante:
Tú y yo y todos
los otros que participan
en esta conversación entre tú y yo:
Dos ramilletes en fuga
tan desconocidos uno como el otro,
uno para uno y para el otro,
hijo tuyo este yo y todos sus hijos
que nos buscan.
Y sólo el antiguo barro de la voz
los apacigua como a corderos
que en la noche se recogen en rebaño. ~