Sobre la mezquita de Colonia

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La misma discusiรณn arde aquรญ y en Sevilla, y en Marsella y en toda Europa. Si el tema de la migraciรณn es de suyo difรญcil, y el de la migraciรณn musulmana es controvertido, en Alemania es peliagudo. El debate actual a propรณsito de los planes para levantar la mezquita mรกs grande del paรญs no puede circunscribirse a lo religioso: se expande a la esfera polรญtica hasta tocar incluso la arquitectura.

Alemania abriรณ sus puertas a trabajadores extranjeros durante el Milagro econรณmico. Desde 1961, oleadas de musulmanes โ€“casi todos turcosโ€“ se han asentado en el paรญs, hasta sumar hoy unos 3.2 millones, el cuatro por ciento de la poblaciรณn nacional. Para ellos, la DITIB ( o Uniรณn Turcoislรกmica para Asuntos Religiosos) comenzarรก a edificar una mezquita central en Colonia el prรณximo aรฑo. Se argumenta que las veintisiete mezquitas de Colonia son insuficientes para atender a los 120,000 creyentes de la ciudad. Pero, sobre todo, la DITIB echa de menos un recinto representativo de la integraciรณn turcoalemana.

ยฟSigno de integraciรณn? El escritor Paul Giordano lo niega, tajante. Y va mรกs allรก cuando cuestiona que los valores propuestos bajo los minaretes favorezcan el entendimiento entre los inmigrantes y los ciudadanos del paรญs adoptivo que han elegido. Se opone a la anacrรณnica sharia y a los imanes que rechazan ciertos estรกndares de la educaciรณn pรบblica como clases deportivas mixtas, viajes escolares, educaciรณn sexual, igualdad de gรฉnero o libertad de expresiรณn. Como prueba empรญrica de cuรกn difรญcil es manifestar una opiniรณn contraria sin que algunos musulmanes se sientan injuriados estรก, junto a las caricaturas danesas de Mahoma y el asesinato de Theo van Gogh, la colecciรณn de amenazas de muerte que ha recibido. Es lamentable que los propios alemanes sean incapaces de opinar acerca de lo que planea alzarse en su paรญs sin que corran las amenazas de muerte. Erigir, pues, la mezquita como signo de concordia es una hipocresรญa. No existe un camino pacรญfico a la integraciรณn, concluye.

ยฟExiste la libertad de cimentaciรณn, tienen derecho a levantar esa gran mezquita los turcos en Alemania? El Consejo de Ex Musulmanes zanja la cuestiรณn con un โ€œnoโ€ categรณrico porque, sostiene, la praxis de dicha religiรณn contraviene ciertos rasgos fundamentales de la dignidad humana. Si la Constituciรณn Alemana reconoce la libertad religiosa mientras no queden comprometidos los valores esenciales de la dignidad humana, deberรญa revocarse el estatuto del islam como religiรณn lรญcita. Nuevas amenazas de muerteโ€ฆ

El arquitecto Paul Bรถhm encabeza la postura contraria. Ahรญ lo miran con cierto recelo, allรก se susurra que es un oportunista, pues siendo hijo y nieto de los mรกs famosos constructores de templos catรณlicos en el paรญs, sorprende que se haya interesado por una mezquita. Bรถhm dice preocuparse por todos los hombres de paz, mรกs allรก del credo que profesen, y sus casas de oraciรณn. A mediano y largo plazo, el grito desinhibido del muecรญn sobre el valle del Rhin promete muchos frutos positivos.

Bรถhm ganรณ el concurso de la mezquita. Con su proyecto desea favorecer la modernizaciรณn del islam y su comprensiรณn entre los alemanes. La propuesta arquitectรณnica alude al ingreso de Mahoma en la modernidad. Los planos prevรฉn dos minaretes de 55 metros y un centro comunitario con salones, instalaciones deportivas, tiendas, un bazar, una biblioteca y una oficina de informaciรณn. La cรบpula de cristal y concreto โ€“inspirada en el domo del Reichstagโ€“ remeda las siluetas de los ocรฉanos y continentes para simbolizar la apertura universal.

La mayorรญa de los colonienses (sesenta por ciento) estรกn con รฉl, pues encuentran imperioso dar muestras generosas de aceptaciรณn para allanar la convivencia. Como el pรกrroco de San Teodoro โ€“el รบnico templo cristiano diseรฑado por Bรถhm, ยฟcasualmente?โ€“, quien organizara una colecta para asistir a sus hermanos musulmanes. No estรก de mรกs velar por los intereses cristianos en paรญses musulmanes.

Se cavila entonces si la Historia no tiene secuestrada a la naciรณn germรกnica. Es agudo el horror ante lo que pueda remotamente sonar a discriminaciรณn racial o xenofobia: la piel es muy sensible. De acuerdo. Es justo. Mucha atenciรณn. Pero en este posible secuestro, Alemania parece propicia al sรญndrome de Estocolmo. Porque cuando algรบn alemรกn arriesga un comentario contra la mezquita, sus compatriotas se alarman sobremanera y le pegan las etiquetas de extremista, patriotero o intolerante. Al margen de las amenazas de muerte en voz de musulmanes, la libertad de expresiรณn en Alemania queda hoy subyugada por las sombras de su propio siglo XX. ~

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Doctor en Filosofรญa por la Humboldt-Universitรคt de Berlรญn.


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