Irradiación de la palabra

En el cuerpo del mundo. Poesía completa

Andrés Sánchez Robayna

Galaxia Gutenberg

Barcelona, 2023, 456 pp.

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Andrés Sánchez Robayna (Santa Brígida, Gran Canaria, 1952) es un poeta que no necesita presentación, es una de las voces más reconocidas en el panorama de la poesía contemporánea escrita en español. Su obra comenzó con Día de aire (Tiempo de efigies), poema largo publicado en 1970, después reescrito y reunido en La roca, un volumenpor el que recibió el Premio de la Crítica en 1984. De aquel primer poema a la fecha ha transcurrido más de medio siglo, con doce títulos recogidos ahora en En el cuerpo del mundoPoesía completa, suma poética elegantemente editada por Galaxia Gutenberg.

En Sánchez Robayna son indisociables el poeta, el crítico, el editor y el traductor, de modo que sus títulos de poesía forman parte de una misma aventura de la creación. En este sentido, conviven en él el erudito y el experimental, el que siendo muy joven escribía sobre Góngora y aún ahora sigue interesado en la tradición de la poesía barroca, no solo ibérica sino también hispanoamericana. Como editor fundó y dirigió primero Literradura (1976) y más tarde Syntaxis (1983-1993), revista en la que encauzó su pasión y curiosidad intelectual por la gran tradición moderna en busca de concordancias y aun de las disonancias fértiles al interior de las artes y el pensamiento contemporáneo. Una modernidad desafiante, desde luego, ecuménica en el momento en que todo universalismo entraba en conflicto con su némesis, la différence y los particularismos transformados en la corriente principal de las guerras culturales que siguieron a los sesenta.

Syntaxis fue parte activa de la confluencia entre crítica, arte y poesía, de la experimentación sucedánea de las vanguardias y aun de las neovanguardias, donde el papel protagónico corrió a cargo de la cultura visual y escrita, en la convergencia abierta y necesariamente conflictiva de la tradición y la experimentación, entre las formas clásicas (del barroco gongorino al soneto mallarmeano) y la tentativa multirreferencial de nuevas formas. Significativamente, tras la clausura de Syntaxis, fundó en 1995 el Taller de Traducción Literaria de La Laguna, un experimento colectivo donde ha traducido o alentado la traducción de Bonnefoy, Stevens, Haroldo de Campos, Claude Esteban, Paolo Valesio, Bernard Noël, Geoffrey Hill, Edmond Jabès y un largo etcétera. Enumerar a los autores traducidos permitiría asomarnos a la multitud que es el mismo Sánchez Robayna y también a su idea de poesía: una poética atravesada por un lirismo introspectivo y elocuente y, no pocas veces, buceando en los límites del lenguaje, entre el decir y el silencio.

En los poemas de En el cuerpo del mundo hay un léxico sostenido por palabras clave. Poesía colmada y a la vez austera, poesía que destaca la irradiación de la palabra antes que su desatada proliferación. Árboles, arena, un río, montes, sol y rocas, etcétera, son palabras pero también son cosas, las más simples y que parecen ocupar un sitio apenas. Contados vocablos que se repiten como talismanes en una oración que termina cuando apenas comienza y vuelve a reiniciar.

Médano

Sintaxe e
dunas
Haroldo de Campos

Ante el mar estival
el azul y la rama de agosto
–teatros ardientes.
Entre las huellas de la duna,
sobre el viejo escenario de antiguos
cuerpos y voces, ante
el filoso tejido de rocas
quemadas, tus brazos entregan
el pulso y la raíz que esta tierra
ofrece a la más honda ventisca
de la hora de agosto,
cuando tu cuerpo tiene la misma ligereza
de frescas sombras sobre
el sonido del mar.

(De Clima, 1972-1976)

Hace tiempo que leo a Sánchez Robayna. Tuve incluso el gusto de cuidar la edición de un libro suyo: Sobre una piedra extrema. El volumen apareció en 1996 en la editorial Vuelta y no creo equivocarme si digo que este fue uno de los dos últimos títulos de la editorial (el otro fue Reflejos: réplicas. Diálogos con Francisco de Quevedo, de Octavio Paz). Durante mucho tiempo creí que su poesía era lo que en la tradición moderna se conoce como “poesía del silencio”. Luego lo he meditado mejor y creo que aquella creencia es, al menos, imprecisa. Ya se sabe que en nombre del silencio se decía y dice lo que sea, siempre y cuando se hable en nombre de alguna esencia, natural y sobrenaturalmente muda. En este caso el silencio no solo es homónimo de la tradición de la poesía mística, es decir, de san Juan y Teresa de Ávila, sino de la tradición hermética, con todas sus connotaciones paganas, de enigma y arcano, de fiesta y ritual al estilo del oráculo délfico y el canto órfico. Por definición, este tipo de poesía es para iniciados. Decir que existe, que no es para todos, es considerado hoy una afrenta cuando no una reliquia en tiempos de la muerte del arte.

Pienso que su obra confronta precisamente esa supuesta “muerte del arte”. En su lectura vuelvo a ser sorprendido por ese imán que atrae a todas las fuerzas en tensión, subterráneas u horizontales, exteriores o verticales: una piedra. Sí, una piedra; no cualquiera sino una de las piedras de Sánchez Robayna, hermana de las rocas de Bonnefoy y de las arenas de Jabès. A propósito de Sobre una piedra extrema escribí hace tiempo algunos párrafos en los que recordaba otro parentesco, las piedras de Noguchi: “Creo en la actividad de la piedra, real o ilusoria. Creo en la gravitación como elemento vital.” Otra manera de decir que en su poesía la palabra se deshace de servidumbres circunstanciales y, durante un momento, el tiempo del poema, gravita solo sobre sí misma: cuerpo del mundo.

Con variaciones y gradaciones experimentadas en las fronteras de la metafísica y en una suerte de misticismo secular, esta poética ha estado presente desde sus primeros títulos hasta los más recientes. Estaba en La roca, de 1984, y reaparece en La sombra y la apariencia, de 2010. Es difícil distinguir entre poemas de uno y otro libro. Sánchez Robayna pertenece a esa rara especie de poetas en quienes la expresión nace rotunda y mantiene esa consistencia en volúmenes subsecuentes. ¿Qué significa esto? Que, después de todo, los poemas son un solo poema. Asimismo, que el poema es una exterioridad plena de interioridad, el territorio extremo del que habla José Ángel Valente en el que las palabras son una sintaxis, pero una sintaxis de la presencia. ~

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(ciudad de México, 1963) es poeta, ensayista y editor. Actualmente es editor-in-chief de la revista bilingüe Literal: Latin American Voices.


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