AndrĆ©s SĆ”nchez Robayna (Santa BrĆgida, Gran Canaria, 1952) es un poeta que no necesita presentaciĆ³n, es una de las voces mĆ”s reconocidas en el panorama de la poesĆa contemporĆ”nea escrita en espaƱol. Su obra comenzĆ³ con DĆa de aire (Tiempo de efigies), poema largo publicado en 1970, despuĆ©s reescrito y reunido en La roca, un volumenpor el que recibiĆ³ el Premio de la CrĆtica en 1984. De aquel primer poema a la fecha ha transcurrido mĆ”s de medio siglo, con doce tĆtulos recogidos ahora en En el cuerpo del mundo. PoesĆa completa, suma poĆ©tica elegantemente editada por Galaxia Gutenberg.
En SĆ”nchez Robayna son indisociables el poeta, el crĆtico, el editor y el traductor, de modo que sus tĆtulos de poesĆa forman parte de una misma aventura de la creaciĆ³n. En este sentido, conviven en Ć©l el erudito y el experimental, el que siendo muy joven escribĆa sobre GĆ³ngora y aĆŗn ahora sigue interesado en la tradiciĆ³n de la poesĆa barroca, no solo ibĆ©rica sino tambiĆ©n hispanoamericana. Como editor fundĆ³ y dirigiĆ³ primero Literradura (1976) y mĆ”s tarde Syntaxis (1983-1993), revista en la que encauzĆ³ su pasiĆ³n y curiosidad intelectual por la gran tradiciĆ³n moderna en busca de concordancias y aun de las disonancias fĆ©rtiles al interior de las artes y el pensamiento contemporĆ”neo. Una modernidad desafiante, desde luego, ecumĆ©nica en el momento en que todo universalismo entraba en conflicto con su nĆ©mesis, la diffĆ©rence y los particularismos transformados en la corriente principal de las guerras culturales que siguieron a los sesenta.
Syntaxis fue parte activa de la confluencia entre crĆtica, arte y poesĆa, de la experimentaciĆ³n sucedĆ”nea de las vanguardias y aun de las neovanguardias, donde el papel protagĆ³nico corriĆ³ a cargo de la cultura visual y escrita, en la convergencia abierta y necesariamente conflictiva de la tradiciĆ³n y la experimentaciĆ³n, entre las formas clĆ”sicas (del barroco gongorino al soneto mallarmeano) y la tentativa multirreferencial de nuevas formas. Significativamente, tras la clausura de Syntaxis, fundĆ³ en 1995 el Taller de TraducciĆ³n Literaria de La Laguna, un experimento colectivo donde ha traducido o alentado la traducciĆ³n de Bonnefoy, Stevens, Haroldo de Campos, Claude Esteban, Paolo Valesio, Bernard NoĆ«l, Geoffrey Hill, Edmond JabĆØs y un largo etcĆ©tera. Enumerar a los autores traducidos permitirĆa asomarnos a la multitud que es el mismo SĆ”nchez Robayna y tambiĆ©n a su idea de poesĆa: una poĆ©tica atravesada por un lirismo introspectivo y elocuente y, no pocas veces, buceando en los lĆmites del lenguaje, entre el decir y el silencio.
En los poemas de En el cuerpo del mundo hay un lĆ©xico sostenido por palabras clave. PoesĆa colmada y a la vez austera, poesĆa que destaca la irradiaciĆ³n de la palabra antes que su desatada proliferaciĆ³n. Ćrboles, arena, un rĆo, montes, sol y rocas, etcĆ©tera, son palabras pero tambiĆ©n son cosas, las mĆ”s simples y que parecen ocupar un sitio apenas. Contados vocablos que se repiten como talismanes en una oraciĆ³n que termina cuando apenas comienza y vuelve a reiniciar.
MĆ©dano
Sintaxe e
dunas
Haroldo de Campos
Ante el mar estival
el azul y la rama de agosto
āteatros ardientes.
Entre las huellas de la duna,
sobre el viejo escenario de antiguos
cuerpos y voces, ante
el filoso tejido de rocas
quemadas, tus brazos entregan
el pulso y la raĆz que esta tierra
ofrece a la mƔs honda ventisca
de la hora de agosto,
cuando tu cuerpo tiene la misma ligereza
de frescas sombras sobre
el sonido del mar.
(De Clima, 1972-1976)
Hace tiempo que leo a SĆ”nchez Robayna. Tuve incluso el gusto de cuidar la ediciĆ³n de un libro suyo: Sobre una piedra extrema. El volumen apareciĆ³ en 1996 en la editorial Vuelta y no creo equivocarme si digo que este fue uno de los dos Ćŗltimos tĆtulos de la editorial (el otro fue Reflejos: rĆ©plicas. DiĆ”logos con Francisco de Quevedo, de Octavio Paz). Durante mucho tiempo creĆ que su poesĆa era lo que en la tradiciĆ³n moderna se conoce como āpoesĆa del silencioā. Luego lo he meditado mejor y creo que aquella creencia es, al menos, imprecisa. Ya se sabe que en nombre del silencio se decĆa y dice lo que sea, siempre y cuando se hable en nombre de alguna esencia, natural y sobrenaturalmente muda. En este caso el silencio no solo es homĆ³nimo de la tradiciĆ³n de la poesĆa mĆstica, es decir, de san Juan y Teresa de Ćvila, sino de la tradiciĆ³n hermĆ©tica, con todas sus connotaciones paganas, de enigma y arcano, de fiesta y ritual al estilo del orĆ”culo dĆ©lfico y el canto Ć³rfico. Por definiciĆ³n, este tipo de poesĆa es para iniciados. Decir que existe, que no es para todos, es considerado hoy una afrenta cuando no una reliquia en tiempos de la muerte del arte.
Pienso que su obra confronta precisamente esa supuesta āmuerte del arteā. En su lectura vuelvo a ser sorprendido por ese imĆ”n que atrae a todas las fuerzas en tensiĆ³n, subterrĆ”neas u horizontales, exteriores o verticales: una piedra. SĆ, una piedra; no cualquiera sino una de las piedras de SĆ”nchez Robayna, hermana de las rocas de Bonnefoy y de las arenas de JabĆØs. A propĆ³sito de Sobre una piedra extrema escribĆ hace tiempo algunos pĆ”rrafos en los que recordaba otro parentesco, las piedras de Noguchi: āCreo en la actividad de la piedra, real o ilusoria. Creo en la gravitaciĆ³n como elemento vital.ā Otra manera de decir que en su poesĆa la palabra se deshace de servidumbres circunstanciales y, durante un momento, el tiempo del poema, gravita solo sobre sĆ misma: cuerpo del mundo.
Con variaciones y gradaciones experimentadas en las fronteras de la metafĆsica y en una suerte de misticismo secular, esta poĆ©tica ha estado presente desde sus primeros tĆtulos hasta los mĆ”s recientes. Estaba en La roca, de 1984, y reaparece en La sombra y la apariencia, de 2010. Es difĆcil distinguir entre poemas de uno y otro libro. SĆ”nchez Robayna pertenece a esa rara especie de poetas en quienes la expresiĆ³n nace rotunda y mantiene esa consistencia en volĆŗmenes subsecuentes. ĀæQuĆ© significa esto? Que, despuĆ©s de todo, los poemas son un solo poema. Asimismo, que el poema es una exterioridad plena de interioridad, el territorio extremo del que habla JosĆ© Ćngel Valente en el que las palabras son una sintaxis, pero una sintaxis de la presencia. ~
(ciudad de MĆ©xico, 1963) es poeta, ensayista y editor. Actualmente es editor-in-chief de la revista bilingĆ¼e Literal: Latin American Voices.