Enrique Vila-Matas
Impón tu suerte
Segunda edición, a cargo de Mario Aznar Pérez
Madrid, Círculo de Tiza, 2018, 488 pp.
Enrique Vila-Matas, mundializado sin fin, nos tiene acostumbrados a la frase ingeniosa, al título atractivo, a la naturalidad para resumir conceptos de manera inteligente, a no hacer concesiones con el gusto, y a separar al creador de la creación. La veintena de reseñas de la primera edición de este libro (la mayoría españolas) coincidían, por enésima vez, en que sus libros son biblias de un hereje, al tiempo que señalaban su franqueza de lector artístico. Aun así, no se aproximan a todo lo que genera Vila-Matas cuando, como un intruso libresco, examina literatura y arte como una composición natural.
Impón tu suerte –en edición aumentada, corregida y ahora enmendada meticulosamente por Mario Aznar Pérez– es la afirmación estética definitiva de Vila-Matas. Esta, su decimoquinta colección de prosas proveniente de revistas culturales, columnas periodísticas (las escribe desde 1968), congresos y algunos círculos académicos, reestructura su continua renovación de convenciones y tradiciones. ¿Qué tipo de lector es? Vila-Matas habla de sí mismo cuando describe a un tipo de “lector nuevo” que “persigue nombres, fuentes, alusiones, salta de una cita a otra y va de la cita al texto y del texto al volumen y del volumen a las estrellas”. Además, es incisivo y transgresor al momento de leer. Para él como para los griegos la escritura es como el fuego, un regalo de dioses laicos. Así procede con la literatura del pasado y la actual y su “bibliodiversidad”. Christopher Domínguez Michael ha fijado su “latinoamericanidad” a través de una paradoja: Vila-Matas es un escritor de culto popular. Y en algunas ocasiones peca de ser demasiado magnánimo con los escritores de generaciones posteriores a la suya, en cuyas novelas aparece como protagonista o personaje. Pero hay un consenso creciente entre los escritores jóvenes y no jóvenes, de España y América Latina, que lo consideran “guay”, “padre”, “chévere”, “bacán”.
Las cuatro partes de Impón tu suerte están dedicadas a “La escritura”, “La lectura”, “La mirada” (que se centra en el arte) y “La idea”. Como esta colección muestra con creces, durante los últimos años Vila-Matas ha remodelado su fascinación por las vanguardias recientes (por estar hechas de lenguaje sus avatares no son fantasmagóricos) y la ficción autogenerada de la cual es un maestro, aunque también se ocupa del arte interactivo. El giro de Vila-Matas, sin embargo, es diferente y más presencial que el de su contemporáneo César Aira, un autor que sufre mucho por dilemas similares. Así, entre enero y abril de 2019 ejerció de comisario para Cabinet d’amateur, una novela oblicua (publicada como catálogo), la exhibición que explora la relación entre su obra e instalaciones artísticas en la Whitechapel Gallery de Londres.
El libro reúne ciento cuarenta declaraciones de principios escritas entre 2000 y 2017, empezando con “El futuro”, su discurso de recepción del Premio fil de Literatura en Lenguas Romances en 2015. Algunas otras provienen de su columna Café Perec (que en aquel espacio haya publicado más de doscientas notas entre febrero de 2010 y diciembre de 2018 da una idea de sus convicciones). Debido a esa copiosidad Impón tu suerte es más un manifiesto dilatado que una antología (algunas selecciones pertenecen a otras compilaciones de los que llama “dietarios volubles”), y un hilo que las une es el aplomo, la amabilidad y la objetividad con los que comienza cada una. A juzgar por el título (del “Impose ta chance…” de René Char), Vila-Matas es un partidario de la literatura mundial y no soporta las políticas de identidad nacionales, en vista de lo cuidadoso que es cuando asigna al escritor lo que es del escritor, como en las notas sobre Juan Marsé.
Como parte de las innovaciones literarias por las cuales es conocido en gran medida, el autor dedica más energía a lecturas perspicaces y comprobablemente novedosas de clásicos como Kafka (como decía el checo, él está hecho de literatura, no de otra cosa), Joyce (quien al igual que Vila-Matas no cree en milagros sino en coincidencias), Walser, Nabokov, Beckett, Savinio y los escritores menos conocidos del grupo Oulipo, con quienes confirma que el placer yace más en la premisa que en la realización; Borges, Rulfo, Cortázar, Monterroso, Pitol y Piglia entre los latinoamericanos. Habla también de maestros recientes como Banville, Perec y Coetzee; y de precursores canónicos como Cervantes, Stevenson y Proust. Como asegura en su epílogo: “no me dedico a la no ficción, ni al realismo negro ni sucio, ni a la maldita autoficción; el espacio en que siempre me moví es simplemente el de la ficción, sin más”.
¿Y qué dice sobre algunos de sus contemporáneos? Impón tu suerte revela más acerca de cómo se lee hoy que acerca de cómo se escribe. De tal modo que los contemporáneos merecen alguna mención en vez de una reflexión más amplia. Las excepciones son Zambra, Fresán y Bolaño (este es el centro de uno de los ensayos más largos, y el más completo, sobre el cambio de paradigma de los nuevos escritores en nuestra lengua: “Los escritores de antes [Bolaño en Blanes, 1996-1999]”).
La propuesta y/o exigencia de que un novelista tiene que ser “teórico” si practica la crítica es una ilusión académica. Sin embargo, en “La idea” la plataforma teórica que sostiene a Vila-Matas destaca por su laconismo. Sus imanes conceptuales son Duchamp, Gracq, Duras, Dalí y Blanchot, con venias a formalistas rusos y a Roussel, Barthes y David Markson. E incluso con ellos exhibe la tranquilidad del intelectual que cuando duda se hace el loco, giro fructífero al momento de escribir sobre autores que se deslizaron hacia la oscuridad, enmarañando sus textos.
Como acción correctiva contra los engreimientos estéticos y sociales en boga, la escritura de Vila-Matas posee un sentido nada fatuo de la cadencia que evita líneas desechables y permite disfrutar la amplitud de sus lecturas y la manera en que descascara las obras de otros para revelar un tipo de belleza que puede ser vigorizante. Porque su herramienta ilimitada es el dinamismo del lenguaje su prosa cala hondo cuando escribe sobre la poética del fracaso, la autenticidad, los minimalistas del ensayo, lo metaliterario, Tarantino, los hipsters, Facebook y lo afín. En última instancia, Impón tu suerte les pide a sus lectores confiar en sus instintos. Con su tranquilidad cerebral para confrontar altos riesgos culturales, entre el esprit de l’escalier que explica aquí y el jeu d’esprit, Vila-Matas se asegura de que sus argumentos sean portátiles. ~
(Guayaquil, Ecuador) es crítico literario. Su estudio Los peajes de la crítica latinoamericana aparecerá próximamente.