Fotografรญa: Franck Bessiere

Dos caminos para la nueva derecha francesa

Algo nuevo estรก ocurriendo en la derecha europea, y no se limita a estallidos de xenofobia populista. Serรญa un error, y mรกs desde la discrepancia, desdeรฑar estos movimientos o las inquietudes que reflejan.
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En febrero del aรฑo pasado el Congreso de Acciรณn Polรญtica Conservadora (CAPC) celebrรณ su convenciรณn anual en Washington D. C. Esta reuniรณn es una especie de Davos de derechas donde insiders y aspirantes acuden a ver quรฉ hay de nuevo. El orador inaugural, no tan nuevo, era el vicepresidente Mike Pence. La nueva oradora, muy nueva, era una estilosa francesa, todavรญa veinteaรฑera, llamada Marion Marรฉchal-Le Pen.

Marion, como la llaman en Francia, es nieta de Jean-Marie Le Pen, fundador del partido de extrema derecha Frente Nacional, y sobrina de Marine Le Pen, su actual presidenta. Los franceses conocieron a Marion como niรฑa, resplandeciente en los brazos de su abuelo, en los carteles de campaรฑa, y nunca ha desaparecido de la escena pรบblica. En 2012, a los veintidรณs aรฑos, entrรณ en el Parlamento como la diputada mรกs joven desde la Revoluciรณn francesa. Pero decidiรณ no presentarse a la reelecciรณn en 2017, bajo el pretexto de que querรญa pasar mรกs tiempo con su familia. En vez de eso, ha estado haciendo grandes planes.

((El verano pasado tanto ella como el Frente Nacional cambiaron de nombre. Ella se ha quitado el Le Pen e insiste en que la llamen simplemente Marion Marรฉchal. Mientras tanto, su tรญa ha dado otro nombre oficial a su partido: el Rassemblement National (RN). Rassembler en la jerga polรญtica francesa significa unir y unificar a la gente para un propรณsito comรบn, como la big tent en inglรฉs estadounidense.
))

Su discurso en el CAPC fue inusual, y uno se pregunta quรฉ pensarรญa de ella el madrugador pรบblico. A diferencia de su abuelo y su tรญa, que tienden a la exaltaciรณn, Marion siempre estรก calmada y contenida, parece sincera y tiene inclinaciones intelectuales. Con un acento francรฉs leve y encantador, empezรณ contrastando la independencia de Estados Unidos con el โ€œsometimientoโ€ de Francia a la Uniรณn Europea: como miembro de la UE, sostenรญa, no puede establecer su polรญtica econรณmica o exterior o defender sus fronteras contra la inmigraciรณn ilegal y la presencia de una โ€œcontrasociedadโ€ islรกmica en su territorio.

Pero luego se lanzรณ en una direcciรณn sorprendente. Ante un pรบblico republicano de absolutistas de la propiedad privada y fanรกticos de los derechos de las armas, atacรณ el principio del individualismo, proclamando que el โ€œreino del egoรญsmoโ€ estaba detrรกs de todos los males sociales. Como ejemplo seรฑalรณ una economรญa global que convierte a los trabajadores extranjeros en esclavos y deja a los empleados locales sin trabajo. Luego cerrรณ elogiando las virtudes de la tradiciรณn, con una mรกxima que a menudo se atribuye a Gustav Mahler: โ€œLa tradiciรณn no es el culto a las cenizas, es la transmisiรณn del fuego.โ€ No hace falta decir que esta era la รบnica referencia de un orador del CAPC a un compositor alemรกn del siglo XIX.

Algo nuevo estรก ocurriendo en la derecha europea, e implica algo mรกs que los estallidos xenรณfobos populistas. Se desarrollan ideas y se establecen redes transnacionales para diseminarlas. Los periodistas han tratado como un mero proyecto de vanidad los esfuerzos de Steve Bannon para unir a partidos y lรญderes populistas bajo el paraguas de lo que llama The Movement. Pero sus instintos, como en la polรญtica estadounidense, van acordes con los tiempos. (De hecho, un mes despuรฉs de la apariciรณn de Marion en el CAPC, Bannon hablรณ en la convenciรณn anual del Frente Nacional.) En paรญses tan diversos como Francia, Polonia, Hungrรญa, Austria, Alemania e Italia, se estรกn haciendo esfuerzos por desarrollar una ideologรญa coherente que movilice a europeos enfadados por la inmigraciรณn, la deslocalizaciรณn econรณmica, la Uniรณn Europea y la liberalizaciรณn social, con la intenciรณn de que luego utilicen esa ideologรญa para gobernar. Ahora es el momento de empezar a prestar atenciรณn a las ideas de lo que parece ser un Frente Popular en evoluciรณn y de derecha. Francia es un buen sitio para empezar.

La izquierda francesa, apegada a su laicismo republicano, nunca ha mostrado mucha sensibilidad hacia la vida catรณlica y a menudo no se da cuenta de cuรกndo se cruza una lรญnea. A comienzos de 1984 el gobierno de Franรงois Mitterrand propuso una ley que habrรญa puesto a las escuelas catรณlicas bajo mayor control gubernamental y presionado a sus profesores para que se convirtieran en empleados pรบblicos. Ese junio un millรณn de catรณlicos se manifestaron en Parรญs para protestar, y muchos mรกs lo hicieron por todo el paรญs. El primer ministro de Mitterrand, Pierre Mauroy, se vio obligado a dimitir, y la propuesta se retirรณ. Fue un momento importante para los catรณlicos seglares, que descubrieron que pese al laicismo oficial del Estado francรฉs seguรญan siendo una fuerza cultural, y a veces podรญan ser una fuerza polรญtica.

En 1999 el gobierno del presidente gaullista Jacques Chirac aprobรณ una ley que creaba un nuevo estatus legal, denominado pacte civil de solidaritรฉ (pacto civil de solidaridad, o PACS), para parejas que llevaran tiempo juntas pero no querรญan casarse, en torno a cuestiones de herencia y otros asuntos vitales. Los PACS, que llegaron poco despuรฉs de la epidemia del vih/sida, se crearon en buena medida para ayudar a la comunidad gay, pero pronto se hicieron populares entre las parejas heterosexuales que querรญan un vรญnculo mรกs fรกcil de disolver. El nรบmero de parejas heterosexuales que se registran como pacsรฉes cada aรฑo se acerca al de las que se casan, y el acuerdo para gays y lesbianas carece de controversia.

A partir de ese รฉxito, en la campaรฑa por la presidencia francesa en 2012 el candidato socialista Franรงois Hollande prometiรณ legalizar el matrimonio del mismo sexo y extender los derechos de adopciรณn, entre otros, para las parejas gays y lesbianas. Mariage Pour Tous โ€“matrimonio para todosโ€“ era el eslogan. Una vez que estuvo en el cargo, Hollande tratรณ de cumplir su promesa de campaรฑa, pero repitiรณ el error de Mitterrand y no anticipรณ la fuerte reacciรณn de la derecha contra รฉl. Poco despuรฉs de su inauguraciรณn, una red de seglares, muchos de ellos venidos de grupos de oraciรณn catรณlicos pentecostales, empezรณ a formarse. Se denominaron La Manif Pour Tous, la manifestaciรณn para todos.

En enero de 2013, justo antes de que el Parlamento aprobara el matrimonio gay, La Manif pudo reunir en Parรญs a mรกs de trescientas mil personas en una manifestaciรณn en contra, para perplejidad del gobierno y de los medios. Lo que mรกs les sorprendรญa era la atmรณsfera lรบdica de la protesta, mรกs parecida a un desfile del orgullo gay que a un peregrinaje a Santiago de Compostela. Habรญa muchos jรณvenes manifestรกndose, pero en vez de pancartas con los colores del arcoรญris ondeaban otras de color rosa y azul que representaban a niรฑos y a niรฑas. Los eslรณganes de los carteles tenรญan un sabor a mayo del 68: โ€œFranรงois, resiste; demuestra que existes.โ€ Para colmo, la portavoz de La Manif era una cรณmica vestida con extravagancia conocida como Frigide Barjot y tocรณ en un grupo llamado los Dead Pompidouโ€™s.

ยฟDe dรณnde salรญa toda esa gente? Despuรฉs de todo, Francia ya no es un paรญs catรณlico, o eso nos han dicho. Aunque cada vez menos gente bautiza a sus hijos y asiste a misa, casi dos tercios de los franceses se siguen identificando como catรณlicos, y en torno al 40% de ellos se declaran โ€œpracticantesโ€, sea lo que sea que eso signifique. Lo que es aรบn mรกs importante es que, como mostraba un estudio de Pew el aรฑo pasado, los franceses que se identifican como catรณlicos โ€“especialmente los que asisten a misa de manera habitualโ€“ son significativamente mรกs derechistas en sus opiniones polรญticas que los que no.

Esto es consistente con tendencias de Europa Oriental, donde el centro de investigaciones Pew encontrรณ que la autoidentificaciรณn con la religiรณn cristiana ortodoxa ha subido, junto al nacionalismo, frente a lo que se esperaba tras 1989. Eso puede indicar que la relaciรณn entre la identificaciรณn polรญtica y religiosa estรก cambiando en Europa: la afiliaciรณn religiosa ya no es lo que ayuda a determinar las opiniones polรญticas, sino que las opiniones polรญticas contribuyen a determinar si uno se identifica como religioso. Las condiciones para un movimiento nacionalista cristiano empiezan a encajar, como dice desde hace tiempo el primer ministro hรบngaro Viktor Orbรกn.

Fuera lo que fuese que motivaba a los miles de catรณlicos que participaron en La Manif original y manifestaciones similares por toda Francia, pronto produjo frutos polรญticos.

((Tambiรฉn inspirรณ el espectacular suicidio de uno de sus defensores, el historiador nacionalista Dominique Venner, que unos dรญas despuรฉs de que se aprobase la ley del matrimonio homosexual dejรณ una nota de suicidio en el altar de la catedral de Notre Dame y enseguida se volรณ los sesos delante de mรกs de mil turistas y fieles.
))

 Algunos de sus lรญderes formaron rรกpidamente un grupo de acciรณn polรญtica denominado Sens Commun, que, aunque pequeรฑo, estuvo a punto de contribuir a la elecciรณn de un presidente en 2017. Su candidato preferido era Franรงois Fillon, un tradicional ex primer ministro y catรณlico conservador militante que apoyaba en pรบblico a La Manif y tenรญa estrechos vรญnculos con Sens Commun. Fue explรญcito sobre sus opiniones religiosas en las primarias de su partido, los Republicanos, a finales de 2016 โ€“se oponรญa al matrimonio, la adopciรณn y la gestaciรณn subrogada para parejas gays y lesbianasโ€“ y sorprendiรณ a todo el mundo al ganar. Fillon saliรณ de las primarias con cifras muy altas en las encuestas y, ante la profunda impopularidad del Partido Socialista tras los aรฑos de Hollande y la incapacidad del Frente Nacional para obtener el apoyo de mรกs de un tercio del electorado francรฉs, muchos lo consideraban el favorito.

Pero, justo cuando Fillon empezaba su campaรฑa nacional, Le Canard Enchaรฎnรฉ, una revista que mezcla la sรกtira con el periodismo de investigaciรณn, revelรณ que su mujer habรญa recibido mรกs de medio millรณn de euros por sinecuras, y que รฉl habรญa aceptado varios favores de empresarios, incluyendo โ€“a lo Paul Manafortโ€“ trajes que valรญan decenas de miles de euros. Para un hombre que se presentaba bajo el eslogan โ€œEl coraje de la verdadโ€ era un desastre. Fue imputado y parte de su equipo lo abandonรณ, pero se negรณ a renunciar a la competiciรณn. Eso abriรณ un hueco para el vencedor final, el centrista Emmanuel Macron. Pero deberรญamos tener en cuenta que, a pesar del escรกndalo, Fillon sacรณ el 20% de los votos en la primera ronda, frente al 24% de Macron y el 21% de Le Pen. Si no hubiera implosionado, habรญa bastantes posibilidades de que fuera presidente y de que nos estuviรฉramos contando historias muy distintas sobre lo que estรก pasando en Europa hoy en dรญa.

La campaรฑa de la derecha catรณlica contra el matrimonio igualitario estaba condenada al fracaso, y fracasรณ. Una gran mayorรญa de los franceses apoya el matrimonio gay, aunque solo unas siete mil parejas lo contraen al aรฑo. Pero hay muchas razones para pensar que la experiencia de La Manif podรญa afectar a Francia en el futuro.

La primera razรณn es que revelaba la existencia de un espacio ideolรณgico entre los Republicanos mainstream y el Frente Nacional, que nadie estaba ocupando. Los periodistas tienden a presentar una imagen demasiado simple del populismo en la polรญtica europea contemporรกnea. Imaginan que una lรญnea clara separa los partidos conservadores tradicionales como los Republicanos, que aceptan el orden europeo neoliberal, de los xenรณfobos populistas como el Frente Nacional, que derribarรญa la UE, destruirรญa las instituciones liberales y echarรญa a tantos inmigrantes, sobre todo musulmanes, como fuera posible.

Esos periodistas han tenido problemas para imaginar que podrรญa haber una tercera fuerza en la derecha que no estรก representada ni por los partidos del establishment ni por los populistas xenรณfobos. Esta estrechez de miras ha hecho difรญcil que incluso curtidos observadores entiendan a los que apoyan La Manif, que se movilizaron en torno a lo que los estadounidenses llaman โ€œasuntos socialesโ€ y piensan que no tienen un verdadero hogar polรญtico en la actualidad. Los Republicanos no tienen una ideologรญa que los gobierne, mรกs allรก de una economรญa globalista y la adoraciรณn del Estado, y al mantener su herencia laica gaullista han tratado los asuntos morales y religiosos como cuestiones estrictamente personales, al menos hasta la anรณmala candidatura de Fillon. El Frente Nacional es casi igual de laico y todavรญa menos coherente en lo ideolรณgico, tras haber servido mรกs como refugio para el detritus de la historia โ€“colaboracionistas de Vichy, pieds-noirs resentidos expulsados de Argelia, romรกnticos de Juana de Arco, odiadores de judรญos y musulmanes, skinheadsโ€“ que como partido con un programa positivo para el futuro de Francia. Un alcalde que en el pasado habรญa sido cercano al Frente la llama con acierto โ€œla derecha de Dien Bien Phuโ€.

La otra razรณn por la que La Manif podrรญa seguir importando es que fue una experiencia decisiva en tรฉrminos de autoconciencia para un grupo de brillantes jรณvenes intelectuales, sobre todo conservadores catรณlicos, que se ven como la vanguardia de esta tercera fuerza. En los รบltimos cinco aรฑos se han convertido en una presencia mediรกtica: escriben en periรณdicos como Le Figaro y semanarios como Le Point y Valeurs Actuelles, han fundado nuevas revistas y pรกginas web (Limite, Lโ€™Incorrect), publican libros y aparecen regularmente en televisiรณn.

((Pascale Tournier, Le vieux monde est de retour. Enquรชte sur les nouveaux conservateurs (โ€œEl viejo mundo ha vuelto. Un estudio sobre los nuevos conservadoresโ€) (Parรญs, Stock, 2018).
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Es difรญcil saber si vendrรก algo polรญticamente significativo de esta actividad, ya que las modas intelectuales en Francia cambian tanto como el plat du jour. El verano pasado dediquรฉ algo de tiempo a leer y conocer a estos jรณvenes escritores en Parรญs y descubrรญ algo mรกs parecido a un ecosistema que a un movimiento cohesivo y disciplinado. Comparten dos convicciones: que un conservadurismo robusto es la รบnica alternativa coherente a lo que llaman el โ€œcosmopolitismo liberal de nuestro tiempoโ€, y que se pueden encontrar recursos para ese conservadurismo en ambos lados de la lรญnea divisoria tradicional entre izquierda y derecha. Y, lo que todavรญa resulta mรกs sorprendente, todos son fans de Bernie Sanders.

El ecumenismo intelectual de estos escritores resulta evidente en sus artรญculos, que vienen salpicados de referencias a George Orwell, la escritora y activista mรญstica Simone Weil, el anarquista del siglo XIX. Pierre-Joseph Proudhon, Martin Heidegger y Hannah Arendt, el joven Marx, el filรณsofo catรณlico exmarxista Alasdair MacIntyre y sobre todo el historiador estadounidense polรญticamente izquierdista y culturalmente conservador Christopher Lasch, cuyas ingeniosas observaciones โ€“โ€œla falta de arraigo lo desarraiga todo, salvo la necesidad de raรญcesโ€โ€“ se repiten como mantras. Como era previsible, rechazan la Uniรณn Europea, el matrimonio igualitario y la inmigraciรณn masiva. Pero tambiรฉn rechazan los mercados financieros no regulados, la austeridad neoliberal, la modificaciรณn genรฉtica, el consumismo y AGFAM (Apple-Google-Facebook-Amazon-Microsoft).

Esta mรฉlange puede parecernos extraรฑa, pero es mucho mรกs consistente que las posiciones de los conservadores estadounidenses contemporรกneos. El conservadurismo continental que se remonta al siglo XIX siempre ha descansado en una concepciรณn orgรกnica de la sociedad. Ve Europa como una sola civilizaciรณn cristiana compuesta por diferentes paรญses con distintas lenguas y costumbres. Esos paรญses estรกn compuestos por familias, que son organismos, tambiรฉn, con papeles y deberes diferentes pero complementarios para madres, padres e hijos. Segรบn esta visiรณn, la tarea fundamental de la sociedad es transmitir el conocimiento, la moralidad y la cultura a las generaciones futuras, perpetuando la vida del organismo civilizatorio. No debe servir como una aglomeraciรณn de individuos autรณnomos con derechos individuales.

La mayorรญa de los argumentos de esos jรณvenes conservadores franceses reflejan esta concepciรณn orgรกnica. ยฟPor quรฉ consideran que la Uniรณn Europea es un peligro? Porque rechaza los cimientos culturales-religiosos de Europa e intenta fundarla en el interรฉs econรณmico de los individuos. Para empeorar las cosas, sugieren, la UE ha alentado la inmigraciรณn de personas procedentes de una civilizaciรณn distinta e incompatible (el islam), estirando todavรญa mรกs los viejos vรญnculos. Despuรฉs, en lugar de alimentar la autodeterminaciรณn y una saludable diversidad entre los paรญses, la UE ha dado un golpe de Estado en nombre de la eficiencia econรณmica y la homogeneizaciรณn, centralizando el poder en Bruselas. Finalmente, al presionar a los paรญses para que se adapten a onerosas polรญticas fiscales que solo benefician a los ricos, la UE ha evitado que estos cuiden de sus ciudadanos mรกs vulnerables y que mantengan la solidaridad social. Ahora, desde su punto de vista, la familia debe defenderse en un mundo econรณmico sin fronteras, en una cultura que ignora voluntariamente sus necesidades. A diferencia de sus equivalentes estadounidenses, que celebran las fuerzas econรณmicas que mรกs ponen en tensiรณn a โ€œla familiaโ€ que idolatran, los jรณvenes conservadores franceses tambiรฉn aplican su versiรณn orgรกnica a la economรญa y argumentan que debe supeditarse a las necesidades sociales.

Lo mรกs sorprendente para un lector estadounidense es el fuerte ecologismo de estos jรณvenes escritores, que tienen la idea de que los conservadores deberรญan, bueno, conservar. Su mejor revista es un trimestral colorido y bien diseรฑado, Limite, subtitulado โ€œRevista de ecologรญa integralโ€, que publica crรญticas a la economรญa neoliberal y la degradaciรณn medioambiental mรกs severas que cualquier cosa que puedas encontrar en la izquierda estadounidense. (No hay negacionismo del cambio climรกtico aquรญ.) Algunos escritores defienden el decrecimiento; otros leen a Proudhon y defienden una economรญa descentralizada de colectividades locales. Otros han dejado la ciudad y escriben sobre sus experiencias llevando granjas orgรกnicas, mientras denuncian negocios agrรญcolas, cosechas modificadas genรฉticamente y la suburbanizaciรณn que avanza. Todos parecen inspirarse en la encรญclica del papa Francisco Laudato siโ€™ (2015), una amplia declaraciรณn de enseรฑanza social catรณlica sobre el medio ambiente y la justicia social.

Al surgir de La Manif, las opiniones de estos jรณvenes conservadores sobre la familia y la sexualidad corresponden al catolicismo tradicional. Pero los argumentos que presentan son estrictamente laicos. Cuando defienden un regreso a las viejas normas seรฑalan problemas reales: el descenso del nรบmero de familias que se forman, el retraso de la edad de tener hijos, el incremento de familias monoparentales, adolescentes que se educan en el porno y estรกn confusos sobre su sexualidad, y padres e hijos agobiados que comen por separado mientras miran sus mรณviles. Todo esto, sostienen, es el resultado de nuestro individualismo radical, que nos ciega a la necesidad social de familias fuertes y estables. Lo que estos jรณvenes catรณlicos no pueden ver es que las parejas gays que se quieren casar y tener hijos quieren crear esas familias y transmitir sus valores a otra generaciรณn. No existe un instinto mรกs conservador.

Varias mujeres jรณvenes han estado promoviendo algo que llaman โ€œalterfeminismoโ€, que rechaza lo que ven como el โ€œfetichismo de la carreraโ€ del feminismo contemporรกneo, que sin pretenderlo refuerza la ideologรญa capitalista que postula que ser esclava de un jefe es sinรณnimo de libertad. En modo alguno sostienen que las mujeres se deberรญan quedar en casa si no quieren hacerlo; mรกs bien, piensan que las mujeres necesitan una imagen mรกs realista de sรญ mismas que la que les dan el capitalismo y el feminismo contemporรกneos. Marianne Durano, en su reciente Mon corps ne vous appartient pas (โ€œMi cuerpo no os perteneceโ€), escribe:

Somos las vรญctimas de una visiรณn del mundo en la que se supone que debemos vivir la vida hasta los veinticinco, trabajar como locas entre los veinticinco y los cuarenta (la edad en la que estรกs al fondo del vertedero profesional), evitar los compromisos y tener hijos antes de los treinta. Todo esto va totalmente en contra del ritmo de las vidas de las mujeres.

Eugรฉnie Bastiรฉ, otra feminista, ataca a Simone de Beauvoir en su libro Adieu mademoiselle. Elogia la lu- cha del feminismo de la primera ola para alcanzar la igualdad de derechos para las mujeres, pero critica a Beauvoir y a las siguientes feministas francesas por โ€œdescorporeizarโ€ a las mujeres y tratarlas como criaturas que piensan y desean pero no se reproducen y que, en general, al final quieren tener maridos y familias.

Al margen de lo que uno piense de estas ideas conservadoras sobre la sociedad y la economรญa, forman una visiรณn coherente del mundo. No se puede decir lo mismo sobre la derecha y la izquierda sistรฉmicas en la Europa actual. La izquierda se opone a la fluidez incontrolada de la economรญa global y quiere controlarla por el bien de los trabajadores, mientras celebra la inmigraciรณn, el multiculturalismo y los roles fluidos de gรฉnero que rechazan grandes cantidades de obreros. La derecha sistรฉmica invierte estas posiciones: denuncia la circulaciรณn libre de personas por desestabilizar la sociedad, mientras promueven la libre circulaciรณn del capital, que hace exactamente eso. Los conservadores franceses critican la fluidez incontrolada en sus vertientes neoliberal y cosmopolita.

Pero ยฟquรฉ proponen exactamente en su lugar? Como los marxistas del pasado, que se mostraban imprecisos sobre lo que implicaba en concreto el comunismo, parecen menos preocupados por definir el orden que tienen en la cabeza que por trabajar para establecerlo. Aunque solo son un grupo pequeรฑo sin seguimiento popular, ya se plantean grandes cuestiones estรฉticas. (El sentido de las revistas pequeรฑas es pensar en ellas a lo grande.) ยฟSe podrรญan restaurar las conexiones orgรกnicas entre individuos y familias, familias y naciones, naciones y civilizaciรณn? Si es asรญ, ยฟcรณmo? ยฟA travรฉs de la acciรณn polรญtica directa? ยฟBuscando el poder polรญtico de forma directa? ยฟO encontrando una forma de transformar lentamente la cultura occidental desde dentro, como un preludio para establecer una nueva polรญtica? La mayorรญa de esos escritores creen que primero necesitan cambiar mentes. Por eso no pueden pasar un artรญculo, o una comida, sin mencionar a Antonio Gramsci.

Gramsci, uno de los fundadores del Partido Comunista Italiano, muriรณ en 1937 tras un largo encarcelamiento en las prisiones de Mussolini, y dejรณ montones de cuadernos con pensamientos fรฉrtiles sobre la polรญtica y la cultura. Se le recuerda especialmente por el concepto de โ€œhegemonรญa culturalโ€ โ€“la idea de que el capitalismo solo se sostiene por la relaciรณn de fuerzas de producciรณn, como pensaba Marx, pero tambiรฉn por asunciones culturales que sirven como habilitadores, socavando la voluntad de resistenciaโ€“. Su experiencia con los trabajadores italianos lo convenciรณ de que si no eran liberados de las creencias catรณlicas sobre el pecado, el destino y la autoridad, nunca se alzarรญan y llevarรญan a cabo la revoluciรณn. Eso requerรญa una nueva clase de intelectuales comprometidos que actuaran como fuerza contrahegemรณnica para socavar la cultura dominante y dar forma a una alternativa a la que pudiera migrar la clase trabajadora.

No parece que estos jรณvenes escritores hayan leรญdo todos los volรบmenes de Cuadernos de la cรกrcel de Gramsci. Mรกs bien se le invoca como una especie de talismรกn conversacional para seรฑalar que la persona que escribe o habla es un activista cultural, no solo un observador. Pero ยฟquรฉ requerirรญa de verdad la contrahegemonรญa? Hasta ahora he retratado a estos jรณvenes conservadores, quizรก de manera demasiado pulcra, como si compartieran una perspectiva general y un conjunto de principios. Pero en cuanto surge la vieja pregunta de Lenin โ€“ยฟQuรฉ hacer?โ€“ resulta evidente que hay divergencias importantes y decisivas. Dos estilos de compromiso conservador parecen desarrollarse.

Si lees una revista como Limite, tienes la impresiรณn de que la contrahegemonรญa conservadora implicarรญa dejar la gran ciudad e irse a una ciudad pequeรฑa o un pueblo, implicarse en el colegio local, la parroquia y las asociaciones de protecciรณn del medio ambiente, y sobre todo educar a los hijos en valores conservadores: en otras palabras, convertirse en ejemplo de una forma de vida alternativa. Este conservadurismo ecolรณgico parece abierto, generoso y arraigado en la vida cotidiana, asรญ como en las enseรฑanzas sociales tradicionales del catolicismo.

Pero si lees publicaciones como el diario Figaro, Valeurs Actuelles y especialmente el combativo Lโ€™Incorrect, te llevas una impresiรณn totalmente distinta. Ahรญ el conservadurismo es agresivo, desdeรฑoso de la cultura contemporรกnea y se centra en librar una Kulturkampf contra la generaciรณn de 1968, una obsesiรณn particular. Como Jacques de Guillebon, el editor de 39 aรฑos de Lโ€™Incorrect, escribe en su revista: โ€œLos herederos legรญtimos del 68 […] terminarรกn cayendo en las letrinas del aburrimiento poscisgรฉnero, transracial y con el pelo azul. […] El final estรก cerca.โ€ Para que esto ocurra, sugerรญa otro escritor, โ€œnecesitamos una derecha con un proyecto real que sea revolucionario, identitario y reaccionario, capaz de atraer a las clases medias y trabajadorasโ€. Este grupo, aunque no abiertamente racista, muestra una profunda desconfianza hacia el islam, que los escritores de Limite nunca mencionan. No solo hacia el islamismo radical, o hacia el trato que dan los hombres musulmanes a las mujeres musulmanas, o hacia el rechazo por parte de algunos alumnos musulmanes a estudiar la evoluciรณn โ€“todos asuntos de importancia genuinaโ€“, sino incluso hacia el islam moderado y asimilado.

((Una noche asistรญ a una cena con algunos escritores jรณvenes en un bistrรณ cuyo dueรฑo, obviamente partidario del Frente Nacional, se quejaba ruidosamente de que una cadena de televisiรณn pรบblica iba a emitir un especial por Eid al-Fitr, que marca el final del Ramadรกn. Curioso, vi el programa cuando lleguรฉ a casa. Era totalmente banal, una miscelรกnea que parecรญa una boda, con mesas de invitados mirando a cantantes pop. La presentadora pasaba entre los invitados y les preguntaba quรฉ significaba el Ramadรกn para ellos, y la respuesta de una joven fue: โ€œQuiero vivir mi vida, como mujer, y tener รฉxito.โ€ Tambiรฉn entrevistaron a una musulmana que era una empresaria hecha a sรญ misma, claramente exitosa, que hablรณ de su fe… en sรญ misma. Era el sueรฑo de un asimilacionista.
))

Toda esta palabrerรญa grandilocuente sobre una guerra cultural abierta apenas merecerรญa ser tomada en serio si no fuera porque el ala combativa del grupo tiene ahora la atenciรณn de Marion Marรฉchal. Marion era mรกs difรญcil de situar en el espectro ideolรณgico. Era socialmente mรกs conservadora que los lรญderes del Frente Nacional pero mรกs neoliberal en la economรญa. Eso ha cambiado. En su discurso en el CAPC hablรณ de la cultura en tรฉrminos bรฉlicos, y presentรณ La Manif como un ejemplo de la disposiciรณn de los jรณvenes conservadores franceses a โ€œrecuperar su paรญsโ€. Y describiรณ sus objetivos usando el lenguaje del organicismo social:

Sin la naciรณn, sin la familia, sin los lรญmites del bien comรบn, la ley natural y la moralidad colectiva desaparecen a medida que el reino del egoรญsmo continรบa. Hoy hasta los niรฑos se han convertido en mercancรญa. Oรญmos en los debates pรบblicos que tenemos derecho a encargar un hijo por catรกlogo, tenemos derecho a alquilar el รบtero de una mujer […] ยฟEs esta la libertad que queremos? No. No queremos un mundo atomizado de individuos sin gรฉnero, sin padres, sin madres y sin naciรณn.

Luego continuรณ en un tono gramsciano:

Nuestra lucha no puede tener lugar solo en las elecciones. Necesitamos transmitir nuestras ideas a travรฉs de los medios, la cultura y la educaciรณn para detener la dominaciรณn de los liberales y los socialistas. Tenemos que formar a los lรญderes del maรฑana, los que tendrรกn el coraje, la determinaciรณn y las habilidades para defender los intereses de su pueblo.

Luego sorprendiรณ a todo el mundo en Francia anunciando a un pรบblico estadounidense que, para lograr ese objetivo, iba a crear una escuela privada de posgrado. Tres meses despuรฉs abriรณ su Instituto de Ciencias Sociales, Econรณmicas y Polรญticas en Lyon, con el objetivo, dijo Marion, de desplazar la cultura que domina nuestro โ€œsistema nรณmada, globalizado y neoliberalโ€. Es bรกsicamente una escuela de negocios pero se supone que ofrecerรก cursos sobre grandes libros de filosofรญa, literatura, historia y retรณrica, asรญ como otros prรกcticos sobre management y โ€œcombate polรญtico y culturalโ€. La persona responsable de establecer el currรญculum es Jacques de Guillebon.

No muchos de los escritores y periodistas franceses que conozco se toman estos fenรณmenos culturales muy en serio. Prefieren presentar a estos jรณvenes conservadores y sus revistas como soldados conscientes e inconscientes en la campaรฑa de Marine Le Pen para โ€œdesdemonizarโ€ al Frente Nacional, mรกs que como una tercera fuerza potencial. Creo que se equivocan al no prestar atenciรณn, del mismo modo en que se equivocaron al no tomar en serio la ideologรญa de libre mercado de Reagan y Thatcher en los aรฑos ochenta. La izquierda tiene la mala costumbre de infravalorar a su adversario y reducir sus ideas a un mero camuflaje para actitudes y pasiones despreciables. Esas actitudes y pasiones pueden estar ahรญ, pero las ideas tienen un poder autรณnomo para darles forma y canalizarlas, para moderarlas o inflamarlas.

Y esas ideas conservadoras podrรญan tener repercusiones mรกs allรก de las fronteras de Francia. Una posibilidad es que un conservadurismo renovado, mรกs clรกsico y orgรกnico, pudiera servir como fuerza moderadora en las democracias europeas actualmente en tensiรณn. Hay muchos que se sienten zarandeados por las fuerzas de la economรญa global, frustrados por la incapacidad de los gobiernos a la hora de controlar el flujo de la inmigraciรณn ilegal, resentidos ante las reglas de la UE e incรณmodos frente al rรกpido cambio de cรณdigos con respecto a asuntos como la sexualidad. Hasta ahora estas preocupaciones solo han sido abordadas, y luego explotadas, por populistas y demagogos de extrema derecha. Si hay una parte del electorado que simplemente sueรฑa con vivir en un mundo mรกs estable, menos fluido tanto desde el punto de vista econรณmico como cultural โ€“gente que no se mueve ante todo por el antielitismo xenรณfoboโ€“, un movimiento conservador moderado podrรญa servir como dique contra las furias de la alt-right subrayando la tradiciรณn, la solidaridad y la preocupaciรณn por la tierra.

En otro escenario, la forma agresiva de conservadurismo que tambiรฉn vemos en Francia podrรญa servir como poderosa herramienta para construir un nacionalismo cristiano reaccionario paneuropeo, siguiendo las lรญneas que trazรณ Charles Maurras, el campeรณn francรฉs antisemita que defendรญa el โ€œnacionalismo integralโ€ y se convertirรญa en el principal pensador de Vichy. Una cosa es convencer a los lรญderes populistas en Europa Occidental y del Este de que tienen intereses prรกcticos comunes para trabajar juntos, como intenta hacer Steve Bannon. Otra cosa, mรกs amenazadora, es imaginar a esos lรญderes con una ideologรญa desarrollada a su disposiciรณn para reclutar a cuadros y รฉlites culturales jรณvenes y conectarlos a nivel continental para realizar una acciรณn polรญtica conjunta.

Si no todas las miradas francesas se concentran en Marion, deberรญan hacerlo. Marion no es su abuelo, aunque lo defiende en una familia salida de un culebrรณn. No es su tรญa, que es tosca y corrupta, y cuyos esfuerzos por poner un nuevo pintalabios en el partido de la familia han fracasado. Tampoco creo que sus fortunas estรฉn atadas a las del Rassemblement National nรฉ Front National. Emmanuel Macron ha mostrado que un โ€œmovimientoโ€ que desdeรฑe los partidos principales puede ganar las elecciones en Francia (aunque quizรก no gobernar ni lograr la reelecciรณn). Si Marion fuera a lanzar un movimiento y hacerlo girar en torno a sรญ, como ha hecho Macron, podrรญa reunir a la derecha y a la vez trascenderla en apariencia. Luego se pondrรญa a trabajar de forma concertada con partidos de derecha que gobiernen en otros paรญses.

La historia moderna nos ha enseรฑado que las ideas promovidas por intelectuales desconocidos que escriben en pequeรฑas revistas consiguen escapar a las intenciones a menudo benignas de sus defensores. Hay dos lecciones que podemos sacar de la historia cuando leemos a los nuevos jรณvenes intelectuales franceses de derecha. Primero, desconfรญa de los conservadores que tienen prisa. Segundo, repasa tu Gramsci. ~

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Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.

Publicado originalmente en The New York Review of Books.

 

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(Detroit, 1956), renombrado ensayista, historiador de las ideas y profesor de la Universidad de Columbia, es colaborador frecuente de The New York Review of Books y The New York Times. Su libro mรกs reciente es El regreso liberal. Mรกs allรก de la polรญtica de la identidad (Debate, 2018).


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