Ducharse con guantes

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Tres frases:

ā€“La tarea mĆ”s difĆ­cil del mundo es llegar a la mente de quienes te odian.

La dijo Theodore W. White en 1960, segĆŗn recoge el documental de John Pilger The coming war on China (2016), que tiene una parte aterradora dedicada a las islas Bikini y a las vĆ­ctimas de los ensayos nucleares de la Guerra FrĆ­a. TambiĆ©n menciona la frase de Deng Xiaoping en 1979:

ā€“Ser rico es glorioso.

La tercera frase la dijo Dolores GonzĆ”lez, Lola, una de las vĆ­ctimas que sobreviviĆ³ a la matanza de Atocha en 1977. La cita Javier Padilla en su ensayo A finales de enero. La historia de amor mĆ”s trĆ”gica de la TransiciĆ³n (2019,Tusquets, p. 290), que obtuvo el Premio Comillas.

ā€“ĀæPara quĆ© hemos muerto?

La idea de que los destinos son intercambiables la demostrĆ³ una persona que para evitar que se le estropearan las manos de tanto lavarse y de tanto utilizar gel y alcohol probĆ³ a ducharse con guantes. Esta improvisaciĆ³n aumentĆ³ tanto sus seguidores en redes que activĆ³ las alertas por defecto del sistema. La frase decisiva fue: ā€œaquellas manos ya no eran mĆ­asā€.

Al parecer este uso de guantes subvierte arraigadas creencias con mĆ”s de diez aƱos de antigĆ¼edad e induce a los seguidores a explorar nuevas sensaciones que en algunos casos conducen a conductas extremas de desdoblamientos, bipolaridades y enajenaciones inĆ©ditas (vid. ā€œLa gobernanza emocional en el capitalismo avanzado. Entre el nihilismo emotivista y el neocomunitarismo adaptativoā€, CĆ©sar Rendueles, Revista de Estudios Sociales, nĆŗm. 62, octubre 2017, accesible en la web). Por ello el bot de control etiquetĆ³ a los followers de los guantes como ā€œpertenecientes a una sectaā€ y se iniciĆ³ otro expediente, que quizĆ” es este.

Las ideas cambian mĆ”s deprisa que las personas aunque a veces es al revĆ©s y este desfase podrĆ­a abocar a la furia homicida a paĆ­ses enteros cuyas poblaciones no tragaran con los cambios de paradigma y sus consignas. La vida usual, segĆŗn esa persona que se ducha con guantes, se basa en que todos seremos intercambiables cuando se den las condiciones oportunas. Y ese momento podrĆ­a estar al caer.

Para colmo el autocorrector no es jakeable. El autocorrector ā€“excepto esteā€“ obedece al poder polĆ­tico corporativo policial de uso comĆŗn mientras que la ley rige como marca de consumo para amplias capas de poblaciĆ³n.

AdemƔs, cada seguidor del meme de la ducha con guantes se procura una planta de aloe para resignificar su segunda piel cultual. Al parecer la distancia con el mundo exterior tƔctil es inmensa y esto se manifiesta en un desapego hacia el sistema del que la mayorƭa ya estƔ muy desapegada. Monitorizar a cada seguidor es trivial, pero como todos han abrazado de facto esa ineroperatividad no hay forma de identificarlos.

Lo de los guantes se explicarƭa porque el virus se viene usando para justificar aberraciones con respecto a las certezas admitidas como realidad, entendida como universo susceptible de ser compartido por mƔs de un 30/40 % de contribuyentes netos de tarifa diurna.

La filosofĆ­a, una vez desterrada de los planes de estudios, alcanzaba un nuevo prestigio hasta que ella misma desvelĆ³ la sospecha de que la norma se promulgĆ³ para eso. Se sospecha que la frase anterior ha sido creada bajo el influjo de los guantes a modo de contraseƱa corta o para reconocer adeptos fortuitos.

La seguridad en general sobre la autenticidad de una autorĆ­a disminuĆ­a con tanta transparencia que los verificadores de esta frase nunca llegarĆ”n a determinar si existiĆ³ y lo mismo ocurre con todo en general.

ĀæPor quĆ© el algoritmo le envĆ­a este mensaje? Solo hay dos/tres opciones para usted: a) es agente de la autoridad; b) es la persona que con el pretexto de que no se le estropee la piel de las manos decidiĆ³ ducharse con guantes, obtuvo notoriedad y abriĆ³ este hilo; c) ambas (opciĆ³n obligada por respeto a la computaciĆ³n cuĆ”ntica, a la que por ley hay que reservarle hueco puesto que ella dirigirĆ” el mundo en breve). Que usted no sepa quĆ© papel desempeƱa no le exime de ser responsable de todos, especialmente si admite o suscribe el supermeme de la intercambiabilidad de los seres. Si por un error bastante frecuente del algoritmo usted no es nadie, este universo colapsarĆ” al salir y, que se sepa, no habrĆ” pasado nada.

La inveterada costumbre de las instituciones mĆ”s seƱeras de infiltrar agentes en f(r)ases crĆ­(p)ticas o fĆ³rmulas sexuales huecas es proverbial y ayuda a avanzar a la misma memecracia que combate. Se borrarĆ”n los videocomentarios y escolios de la persona que se ducha con guantes (Āæusted?) y cuyo seguimiento nos estĆ” siendo encomendado (Āæpor usted?).

TƩngase en cuenta que se ha aplicado la ingenierƭa inversa de siempre: primero se secuencia aleatoriamente el delito y luego se buscan las coincidencias con perfiles de Ʃxito que permitirƔn proceder al cobro mientras se promulga la ley ad hoc, siempre dentro de la leal rivalidad entre iguales.

Hasta aquĆ­ pues las insidias en mensajes que hemos podido detectar en frases extirpadas de cuerpos en desuso, en suspensiĆ³n o que han sido desactivados por sentencias ya prescritas. Permiten concluir que el efecto del personaje en su entorno, en sentido amplio, va a ser relevante y excederĆ” la penetraciĆ³n habitual de un influencer al uso, con el consiguiente peligro. Por lo que se recomienda, y asĆ­ se hace, intervenir el canal y cancelar de modo aparentemente algorĆ­tmico la suscripciĆ³n, asĆ­ como otras medidas de amplio espectro preventivo/penal/GuantĆ”namo.

Ahora solo queda determinar si esa persona es usted o si usted simplemente actĆŗa al margen de la ley como parte nuestra. Gracias. ~

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(Barbastro, 1958) es escritor y columnista. Lleva la pƔgina gistain.net. En 2024 ha publicado 'Familias raras' (Instituto de Estudios Altoaragoneses).


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