Rini Templeton (1935-1986) fue una artista gráfica y activista que usó el dibujo como una forma de intervención política. Estadounidense de nacimiento y mexicana por elección, dedicó su vida a acompañar movimientos sociales en América Latina con imágenes claras, reproducibles y accesibles. Su trazo –grueso, directo, sin adornos– se volvió parte del lenguaje visual de luchas obreras, campesinas y feministas. Recibió un beca de la Laboratory School de la Universidad de Chicago, estudió escultura en Inglaterra y grabado en La Esmeralda, en México. Participó en la Revolución cubana, el movimiento chicano en Estados Unidos, en el apoyo contra el golpe chileno de 1973, en la Revolución sandinista y en la solidaridad popular tras el sismo de 1985 en México. No firmaba su obra, así que su nombre fue poco conocido fuera de los círculos sociales en los que se movía. Consideraba que sus dibujos debían pertenecer a la comunidad. Estaban hechos para circular en volantes, pancartas y panfletos.
La exposición Rini Templeton. Apuntes, curada por Elva Peniche Montfort y Cristine Galindo Adler en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), retoma su visión del arte como herramienta política y comunitaria. Aquí las imágenes que se reparten en una protesta o se colocan en postes y paredes no se conciben como un desperdicio que se habrá de limpiar de las calles, sino como documentos históricos y artísticos que poseen valor propio como obra visual. La exposición gira en torno a 76 cuadernos que Templeton comenzó a elaborar a mediados de los años sesenta y que, en 2021, fueron donados al muac por su sobrina Corinne Field. Hoy en día conforman el Fondo Rini Templeton, resguardado en Arkheia, el centro de documentación del museo enfocado en archivos de arte contemporáneo y su vínculo con los movimientos sociales.
Rini Templeton. Apuntes está dividida en cuatro partes que permiten recorrer su obra desde distintas dimensiones. Una está dedicada a los acompañamientos visuales que hizo a lo largo de su vida. Otra explora su alfabeto visual, es decir, el lenguaje visual que construyen sus imágenes. También hay una sección titulada Puente voy. Soy vida –frase que aparece en uno de sus autorretratos–, donde se presenta a Templeton como un puente entre personas, territorios y movimientos sociales. Finalmente, los recorridos geográficos que marcaron su vida aparecen en una serie de paisajes dibujados en sus cuadernos.
Los materiales que forman la exposición fueron pensados para ser reproducidos y puestos en circulación en las calles, no para quedarse en una galería. De esta decisión surge una pregunta clave: ¿cómo exponer una obra creada para ser copiada y usada? La exposición responde al mostrar no solo los dibujos, sino también las instrucciones y procesos detrás de ellos. Templeton no únicamente creó imágenes, sino que también enseñó cómo hacerlas.
Entre los documentos exhibidos está “El folleto de folletos”, un instructivo que la artista creó para ayudar a colectivos a diseñar sus propios impresos. En él muestra su proceso creativo en siete pasos básicos para hacer panfletos efectivos. Comienza por definir con claridad el mensaje y tener en cuenta a quién va dirigido; después, orienta sobre cómo organizar el contenido, aprovechar bien el espacio disponible, y mantener un buen equilibrio entre imagen y texto. También recomienda siempre revisar y probar el diseño antes de imprimir. Uno de los pasos más importantes es el que habla del “dibujo simple”: “Se trata de representar a la gente y las cosas con símbolos que tienen solo los rasgos más importantes, sin detalles […]”
Las figuras de Templeton son limpias, directas, sin adornos innecesarios, y a la vez, son profundamente expresivas. Los cuerpos que representa transmiten emociones, contextos y relaciones de poder. Comienza con una figura humana genérica y le agrega detalles según la lucha o el contexto: personas alzando el puño, campesinos trabajando, mujeres organizadas, trabajadores en huelga, entre otros. Su virtud artística reside en su capacidad de traducir ideas complejas en signos visuales simples. Sus dibujos están hechos con líneas gruesas y claras, generalmente en tinta negra sobre papel blanco. Su trazo es firme y preciso, con una composición cuidada.
Los reproducía con su propia fotocopiadora Xerox en un gesto que no solo facilitaba su circulación, sino que la vincula también con una corriente artística más amplia: el Xerox Art, una práctica que exploró las posibilidades estéticas y políticas de la copia. En el caso de Templeton, esta aparente sencillez era, en realidad, una decisión política: hacer imágenes fáciles de copiar, entender y reutilizar. Su trabajo rompe con la noción del arte como algo exclusivo y de autor: propone una creación comunitaria.
Templeton eligió una comunicación que no necesitaba texto para ser entendida. Como los iconos del metro de la Ciudad de México diseñados en los años sesenta para que cualquiera pudiera reconocer una estación sin necesidad de leer, sus imágenes buscaban ser entendidas sin importar el nivel de lectura. En México, esta forma de comunicación visual tiene raíces profundas: desde los grabados de José Guadalupe Posada y la caricatura política de los siglos XIX y XX –representada por figuras como Constantino Escalante– hasta los murales políticos y la gráfica del Taller de Gráfica Popular. Este taller, fundado en 1937 por Leopoldo Méndez, fue un colectivo que realizaba grabados para apoyar luchas sociales, campañas sindicales, causas antifascistas y movimientos campesinos. Su estilo era directo y reproducible, una influencia fundamental para Templeton, quien fue parte del taller en los años setenta.
Tal vez la pregunta más pertinente al salir de la exposición no es solo cómo se conserva esta gráfica, sino por qué sigue siendo necesaria. Muchos de los temas que Rini Templeton ilustró persisten en el México y la América Latina de hoy –la desigualdad, el racismo, la violencia del Estado, la precariedad laboral–, aunque con nuevos rostros y contextos. Uno no puede evitar preguntarse: ¿con qué causas estaría comprometida Rini si viviera hoy? Quizás estaría dibujando para denunciar los feminicidios y la impunidad, visibilizando la lucha de las familias de personas desaparecidas o acompañando los movimientos vecinales contra el desalojo y la deslocalización provocados por la gentrificación. Tal vez estaría del lado de quienes organizaron redes de apoyo tras el sismo de 2017 o de quienes enfrentan la crisis climática desde sus comunidades. También podría estar acompañando a las trabajadoras del hogar que exigen derechos laborales, a quienes luchan por la desmilitarización de la seguridad pública, o a las comunidades indígenas que bloquean carreteras y obras para defender su tierra y su autonomía. Tal vez estaría denunciando las graves carencias en salud pública y la falta de un verdadero Estado de derecho para los sectores más vulnerables.
Con estas causas también han surgido nuevas herramientas y lenguajes visuales para comunicar mensajes políticos y sociales: memes, hashtags, videos animados, intervenciones virtuales. La tecnología ha cambiado, pero el lenguaje visual de la protesta sigue vivo. Frente a la saturación digital y la velocidad de la información, imágenes potentes y claras como las de Templeton adquieren un nuevo valor. En ese sentido, Rini Templeton. Apuntes no es solo una exposición sobre el pasado, sino también una invitación a mirar las luchas del presente: cómo las contamos, con qué imágenes las acompañamos y qué estamos creando colectivamente para imaginar un mundo más justo. ~