Pietro Chiodi
Bandidos
Traducciรณn y ediciรณn de Javier Brox Rodrรญguez
Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2019, 218 pp.
El 25 de julio de 1943, el Gran Consejo del Fascismo, a peticiรณn del rey Vittorio Emmanuele III, decidiรณ (con diecinueve votos a favor, siete en contra y una abstenciรณn) destituir a Mussolini, que fue encarcelado. Pietro Badoglio asumiรณ la presidencia de un gobierno militar que el 3 de septiembre firmรณ en secreto un armisticio con los aliados. Eisenhower y Badoglio hicieron pรบblico ese acuerdo, con poco mรกs de una hora de diferencia, el 8 del mismo mes. Como sabemos, eso no supuso el fin de la guerra en territorio italiano, sino que esta adoptara otra forma mรกs, la de enfrentamiento civil. El paรญs quedรณ dividido en dos: en el norte, ocupado por los alemanes, nacerรญa ese tรญtere llamado Repรบblica Socialista Italia (rsi), con un Mussolini liberado por los alemanes al frente; en el sur se establecerรญa el gobierno de Badoglio, tambiรฉn tรญtere, pero de los aliados.
El anuncio del armisticio pillรณ por sorpresa a las fuerzas armadas italianas, que no tenรญan รณrdenes claras sobre cรณmo actuar. ยฟContra quiรฉn habรญa que luchar ahora? Porque Badoglio nunca fue claro y jugรณ a los mensajes ambiguos: querรญa tener de su lado a los aliados, pero no romper del todo, por miedo a las represalias, con Hitler. Este, en cambio, no dudรณ en interpretar el anuncio como una traiciรณn al Reich y ordenรณ la invasiรณn de Italia. El ejรฉrcito se fragmentรณ: unos miembros regresaron a sus casas como civiles, no pocos fueron fusilados o llevados a campos de concentraciรณn, otros se unieron (o fueron obligados a unirse) a los nazis o se sumaron a la Resistencia como partisanos.
La llamada letteratura della Resistenza cuenta con muchos textos que recogen, de manera mรกs o menos ficcionalizada, la experiencia en la lucha partisana de sus autores. Podemos citar, por ejemplo, a Mario Bonfantini, Marcello Venturi o Italo Calvino. Bandidos, de Pietro Chiodi (1915-1970), que ha traducido Javier Brox Rodrรญguez para Prensas de la Universidad de Zaragoza (incluyendo un detallado estudio preliminar asรญ como un minucioso glosario escritos por รฉl), es otro ejemplo, salvo que en este caso se trata de documento histรณrico mรกs que de literatura; mรกs concretamente, de un diario. De hecho, ya en la primera ediciรณn del texto (de 1946), en la nota introductoria Chiodi advierte: โEste libro no es una novela ni una historia novelada. Es un documental histรณrico en el sentido de que los personajes, hechos y emociones han tenido efectivamente lugar. El autor asume toda la responsabilidad al respecto.โ
Profesor de Historia y Filosofรญa en un instituto de Alba antes y despuรฉs de su actividad guerrillera como partisano, y posteriormente en las universidades de Lecce y Turรญn (donde terminarรญa obteniendo una cรกtedra de Filosofรญa Teรณrica), Pietro Chiodi fue uno de esos ciudadanos anรณnimos que ha pasado a formar parte de la Historia (con mayรบscula). Aunque si no hubiera luchado como partisano y publicado su diario tambiรฉn habrรญa sido recordado por sus estudios y traducciones de, entre otros, Heidegger, Kant o Weber. Y por aparecer, bajo el nombre de Monti, en Il partigiano Johnny del escritor y tambiรฉn partisano Beppe Fenoglio (quien fue alumno suyo y quiso asรญ homenajearlo).
El diario comienza en 1939 y termina en abril de 1945, tras la caรญda de Turรญn. Las entradas son breves y espaciadas al inicio, para hacerse mรกs continuas y prolijas a medida que la lucha partisana se intensifica. En sus pรกginas el lector encontrarรก, como suele ser habitual en este tipo de testimonios, ejemplos de la brutalidad de los nazis. Aunque Chiodi deja entrever que algunos de ellos eran capaces de sentir piedad (como cuando un soldado de la Wehrmacht le da un trozo de pan con mermelada a uno de los presos que se amontonan en el tren que les lleva al campo de concentraciรณn de Bolzano) y que, en cierto modo, habรญan convertido en rutina inevitable la crueldad: el oficial alemรกn que supervisa el ahorcamiento de los mรกs queridos camaradas de Chiodi dice, al terminar: โMaldita orden, maldito deber. No haber nada peor [โฆ] Y pensar que hace un aรฑo eran nuestros camaradas.โ
En julio de 1944 Chiodi comenzรณ a dirigir un grupo de Giustizia e Libertร , pero pocos dรญas despuรฉs fue detenido junto con varios de sus compaรฑeros. Entre ellos estaba Leonardo Cocito, tambiรฉn profesor en el mismo instituto que Chiodi y el primero de los dos en unirse a la Resistencia. Es uno de los personajes que mรกs claramente manifiesta su odio al fascismo, a menudo desde el humor: cuando un estudiante pide en la biblioteca los discursos de Mussolini, Cocito le dice โยฟNo has leรญdo el reglamento? Dice que estรก prohibido dejar libros asรญ de malos a los jรณvenes.โ
Tras la detenciรณn, el grupo es conducido a la cรกrcel turinesa de Le Nuove, y de allรญ รบnicamente Chiodi es trasladado primero al campo de concentraciรณn de Bolzano y despuรฉs a uno de trabajo en Innsbruck. Los amigos y compaรฑeros que habรญan sido detenidos junto a รฉl fueron ahorcados, aunque no lo sabrรก hasta mรกs adelante. Enfermo de reรบma crรณnico, se ganรณ inmediatamente la simpatรญa del Lagerfรผhrer, que intentรณ que no le obligaran a realizar trabajos forzados. En un extraรฑo golpe de suerte, Chiodi consiguiรณ que le confundieran con uno de los trabajadores voluntarios que habรญan emigrado a territorio alemรกn antes de la guerra y que le dieran un permiso de repatriaciรณn por enfermedad. Avergonzado de su aspecto y escondiรฉndose en diversos trenes, regresรณ a Italia, donde retomรณ la lucha partisana hasta lograr la caรญda de Turรญn.
En unas de las escenas, Chiodi le dice a un preso fascista: โEn Italia no cabemos todos, o nosotros o vosotros.โ Este diario retrata esa Italia ocupada y dividida. Lo hace de una manera que no llega a la asepsia, pero, salvo en contadas ocasiones, no hay sentimentalismo. Ahรญ reside su fuerza: los hechos en crudo son mรกs potentes que las emociones verbalizadas.
Decรญa W. G. Sebald en un poema que โEl papel de escribir / huele / como la viruta / el ataรบd.โ Por las pรกginas de Bandidos la muerte es una constante, pero gracias a ellas tenemos otro testimonio de un capรญtulo fundamental de la Historia. ~
Es editora y miembro de la redacciรณn de Letras Libres.