Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977), la mรกs intrรฉpida de las novelistas latinoamericanas actuales, refresca aquรญ las posibles interpretaciones de โAnte la leyโ, parรกbola que Kafka luego incluye en El proceso. Consciente de las paradojas y contradicciones de las โleyesโ del mundillo literario occidental, las desobedece con rigor lรณgico y valor expresivo similar al de sus ficciones โahora agrupadas como Trilogรญa de la pasiรณnโ y con obvio conocimiento de que se opone a la neolengua cultural que vigila por doquier. Mencionando a Kafka, manifiesta: โDesconfรญo de una obra que me anuncia con un cartel de alerta roja: โatentos, esta obra va a transgredirโ.โ El ruido de una รฉpoca intenta no una filosofรญa de la escritura sino un ideario de lo que puede ser, sin el tipo de sexualizaciรณn que en autorxs [sic] menos capaces es frivolidad mรกs que libertad.
En un artรญculo de mayo de 2023, Beatriz Sarlo afirmรณ: โEn mi juventud, ya perdiera o ganara, me sentรญ siempre independiente y nunca atribuรญ a mi sexo las derrotas, sino a mi ignoranciaโ, actitud que Harwicz revisa en una entrevista de septiembre de 2023: โMe recomiendan que escriba en la solapa de mis libros que soy rebelde y feminista, para no alienar a mis lectoras. Pero, si lo aceptase, dejarรญa de ser rebelde y feminista.โ Otra aserciรณn, transcrita en la contraportada, resume su reacciรณn a mรบltiples tensiones: โCuando escribo acepto todo lo que es, veo todo, estoy dispuesta a todo. No evito ciertos adjetivos, no censuro ciertas tensiones, bรกsicamente porque no soy juez, no estoy en un tribunal correccional. Una novela no es una audiencia judicial. No es una sentencia.โ Harwicz anticipรณ estas ideas en dos libros anteriores: Tan intertextual que te desmayรกs (2013), con Sol Pรฉrez; y Desertar (2021), con Mikaรซl Gรณmez Guthart.
Esta ediciรณn de El ruido de una รฉpoca, elegantemente ampliada de la argentina, revela un carรกcter inconformista pero positivo, deseoso de enfrentar nuevos retos, razonar con verbosidad y dislates bien pensados, y plasmar con veracidad las implicaciones de ir contra el efecto dominรณ de la correcciรณn polรญtica, ajena a lo que su compatriota Damiรกn Tabarovsky llama โvanguardismo acadรฉmicoโ. La tercera y รบltima parte โโEl escritor aparenta ser un moribundoโโ, repleta de citas, cruces, menciones y referencias intertextuales y polรญticas, ofrece cavilaciones contiguas a una poรฉtica, desde โEl antidecรกlogo literarioโ hasta aquella que comienza con โEl ruido de una รฉpoca define el relato que hacen los muertos a los vivos y los muertos a los muertos, de tumba a tumba, de libro a libroโ. La autora cree que en su รฉpoca hay artistas (escritores y cantantes incluidos) que โtrabajan para caer bienโ, por su imagen polรญtica.
Harwicz desvanece estereotipos con una diversidad real, no teรณrica sino aforรญstica, ensayรญstica, erudita, indignada, irreverente, lรญrica, sin el victimismo โautobiograficticioโ de lxs que esperan ser mรกs vรญctimas si se lxs critica, y conmovedoramente personal. Ademรกs, cuestiona el victimismo de lxs que en realidad son hackers con aura, estatus e inmunidad, que creen que el infierno estรก formado por los que presentan argumentos opuestos. Consecuentemente su estรฉtica satiriza la del imaginario femenino que segรบn Hรฉlรจne Cixous no cede a imรกgenes definidas por la mirada masculina. Para lxs hipersusceptiblxs serรก problemรกtico que ella considere una catรกstrofe que โen el siglo XXI se rehabilitรณ un debate que parecรญa saldado en favor de separar al autor de su obra. El revisionismo empezรณ en Estados Unidos y fue replicรกndose, de un modo acrรญtico, sumiso y colonizado, en Amรฉrica Latina y Europaโ (รฉnfasis mรญos), una tesis que tambiรฉn han sostenido Alain Finkielkraut (en Lโaprรจs littรฉrature,2021), Roger Scruton o Michel Onfray.
Harwicz tiene plena conciencia de que no se saca nada con una lengua radicalizada que termine hablando sobre sรญ misma, sin importar contextos o autenticidad, especialmente cuando todo pรบblico โintelectualโ puede creerse insultado. Sin duda, la segunda y mรกs breve parte deย El ruido de una รฉpocaย โโAK-AHย (mayo 2021-junio 2023)โโ es la mรกs รญntima, y quizรก gatillo de las otras. Producto de conversaciones por correo electrรณnico entre ella y Adan Kovacsics, traductor chileno del alemรกn y del hรบngaro, es un intercambio transgeneracional (ve la suya como โinfantilizados en aplicacionesโ) entre optimista (รฉl) y pesimista (ella) sobre las angustias de la escritura (y la influencia de la mรบsica e Imre Kertรฉsz en ambos), la traducciรณn y conmiseraciones sobre lo que Kovacsics llama โla repugnante domesticaciรณn del lenguaje que estamos viviendo hoy en dรญaโ, de lenguajes periodรญsticos y administrativos โtodos coercitivos, todos espantosamente limitadoresโ.
Su/nuestra รฉpoca es la que maltrata a la persona mรกs que a la obra, y el ruido es el que pocxs se atreven a hacer contra movimientos punitivos de cancelaciones, cierres e interrogatorios cada vez mรกs insulsos que normalizan la mediocridad y rechazan la convivencia o diรกlogos honestos. Harwicz, enemistada con la pasividad, hace liposucciones estilizadas sin catecismo sobre cรณmo hacerlas. No hacerlas es consumir mรกs de lo que se produce, sobre todo en รฉpocas de inteligencia artificial y autoteorรญas. Consecuentemente en El ruido de una รฉpoca no hay elementos folletinescos ni excesos inverosรญmiles sino la presencia de una autora consumada y esencial. Si la segunda parte no provee detalles sobre sucesos personales, en la tercera escribe que irรก a conocer a Kovacsics, restringiรฉndose a un llamado de Duras, que cita: โHabrรก una escritura de lo no escritoโ; y prefiere hacerla en el campo.
Harwicz sigue reinventando el poder de la novelista, convirtiรฉndose ella misma en una obra de arte que vive, respira y se metamorfosea con coraje. No es sentimentalismo pensar que quiere que se la perciba como un ser humano, sin problematizar su gรฉnero o raรญces รฉtnicas. Para algunos serรก perturbador observar ese tipo de poder, e instintivamente se sentirรกn atraรญdos o motivados a rechazarlo. Pero diferente de otros coetรกneos que mientras mรกs se lxs lee o escarba mรกs se oscurece su posverdad, es evidente que la autora de El ruido de una รฉpoca no tiene un compromiso con la incorrecciรณn o ha firmado algรบn contrato para aplacarse de manera circunspecta, o para funcionar mรกs allรก de la frecuencia de compresiรณn lectora. Quizรก no se la quiera entender en este momento, mirando hacia otro lado, pero no se equivoca sobre lo que puede venir. ~
(Guayaquil, Ecuador) es crรญtico literario. Su estudio Los peajes de la crรญtica latinoamericana aparecerรก prรณximamente.