María Corina Machado es ya una figura histórica en la Venezuela moderna. Una mujer que con enorme valentía y voluntad de lucha ha enfrentado al régimen que durante 25 años ha destruido Venezuela. En las elecciones del pasado 28 de julio, el movimiento que ella encabeza consiguió en las urnas un triunfo que permitiría el regreso de la libertad y la democracia. Pero el chavismo pretende aferrarse al poder y consumar un fraude electoral de proporciones mayúsculas.
A continuación, una versión editada y condensada de la plática que sostuve con Machado en Ciberdiálogos. La conversación completa puede verse en video aquí o escucharse en el podcast de Ciberdiálogos, en Acast, Spotify, Amazon y Apple podcasts.
Este año se cumplieron 25 años de la llegada de Hugo Chávez al poder en Venezuela. Cuando escuchas a la gente que se te acerca, como todos lo hemos visto en estas últimas semanas, meses, con esa mezcla de esperanza y desesperación, ¿qué te dice el pueblo venezolano sobre lo que el chavismo le ha hecho al país?
Yo te diría que fue un ciclo. Quizás lo primero que le hizo fue un engaño monumental. La siguiente fue una fase de destrucción y de división. Ellos se propusieron enfrentar a la sociedad en todos los ejes, dividiéndonos por razones raciales, religiosa, política, económicas.
Después buscaron hacer a la sociedad absolutamente dependiente y además restregárselo en la cara: te hago dependiente de una comida que cada día es de peor calidad, con la cual te humillo, pero además, tienes que agradecer. Acabó con el empleo, acabó con el valor de la moneda. Y después de dividirnos, provocaron la migración de una cuarta parte de la población y con ellos, nuestros hijos. Todo este horror terminó uniendo a la sociedad venezolana en un movimiento social y cultural que representa para mí una era totalmente nueva.
Hay millones de familias fracturadas en el exilio. ¿Cuál es el anhelo central del pueblo venezolano en este momento? ¿Libertad, democracia, reunificación? ¿Todo esto?
Es que son lo mismo. Nuestros hijos no van a regresar mientras en Venezuela no haya un futuro donde exista dignidad humana, donde exista justicia e igualdad ante la ley, donde exista la oportunidad de prosperar, de echar pa’lante, de ser autónomo. Y desde luego, nada de esto es posible si no hay libertad. Al final, es un mismo anhelo.
La oposición está convencida de que en la histórica elección presidencial del pasado 28 de julio se perpetró un fraude inmenso, descarado. Ha dicho que las actas lo comprueban. ¿Por qué las actas comprueban el calibre de este fraude y el fraude mismo?
Los venezolanos y el mundo tenemos la prueba de la victoria de las fuerzas democráticas. En 25 años han ocurrido más de 30 elecciones y en todas ha habido algún grado de fraude, y nosotros lo sabíamos. Lo que pasa es que nunca habíamos podido demostrarlo. Íbamos a este proceso donde nos estamos jugando la vida, la vida en democracia, la nación, la vigencia de la nación, la República. Y entonces dijimos: esta vez tiene que ser distinto. Tenemos que construir un sistema y una plataforma que nos permita lograr demostrar lo que cada voto significa. Han sido muchos años en que hemos analizado la ingeniería electoral del régimen, cómo ha movido gente de un lado para otro, creado nuevos centros, fusionado otros, cambiado la normativa.
Hicimos un análisis y un estudio de toda la estructura electoral y de dónde teníamos que concentrar nuestro esfuerzo y cuánta gente necesitábamos. Son 30 mil mesas de votación, 15 mil 797 centros, y había que estar en todos. Algunos son en zonas militares, otros en centros penitenciarios, otros quedan a horas, porque son centros fluviales y hay que llegar en barco, otros metidos en donde están las actividades del chavismo. Hicimos todo un inventario y fuimos construyendo una plataforma de ciudadanos que llamamos 600K para tener la garantía no solamente de tener los testigos en cada centro y cada mesa, sino toda una infraestructura de protección, de cuidado, de logística, de seguridad y de comunicación que nos permitió a lo largo del día saber lo que iba pasando en todos los centros, cuáles abrían, cuáles no, cuáles tenían testigo, cuáles no, si nos amenazaban, si nos atacaban, si nos sacaban.
Según la ley venezolana, las máquinas electorales imprimen actas y el testigo tiene derecho a tener una de estas actas que viene con la firma de los miembros de mesa, de los testigos del operador del Consejo Nacional Electoral (CNE). Esas actas tienen un código QR único y nosotros desarrollamos una aplicación para leer el QR y en tiempo real ir reportando los resultados. Fue difícil porque la orden que vino del CNE era expulsar a muchos de nuestros testigos, o que no nos dieran las actas. Pasó algo muy particular: funcionarios del Plan República, que es la operación militar para proteger la elección, colaboraron con nosotros, desobedecieron las órdenes.
Logramos tener copia de nuestras actas, enviar el QR, pero además llevarnos las actas físicas a unos lugares que ubicamos en todo el país donde habían escaners para digitalizar las actas y ponerlas en la página web a salvo. Y en 24 horas logramos hacerlo. Más de 1 millón de voluntarios tuvieron tareas específicas el 28 y el 29 de julio y las cumplimos a cabalidad. Y hoy el mundo entero sabe que Edmundo González ganó con 67% de los votos, porque allí están las actas que lo demuestran.
La presentación de las actas ha sido inapelable, la oposición ha ilustrado claramente que ganó. Ante eso, el régimen ha reaccionado con cerrazón, intolerancia y violencia. En el conflicto postelectoral ha habido represión, hay violaciones a los derechos humanos, hay tortura. ¿Qué se vive hoy en Venezuela? ¿Un clima de represión abierta?
Terror absoluto. Desde las primeras horas Maduro optó por atrincherarse con el alto mando militar y recurrir a una ola de violencia como nunca antes habíamos visto. El mismo Maduro ha dicho que hay más de 2,500 personas detenidas, las organizaciones de derechos humanos especializadas hablan de unos 1,350 casos documentados. Hay 24 venezolanos asesinados. Hay torturas, desapariciones forzosas, personas a las que las han ido a buscar a sus casas y las han arrastrado afuera, han marcado las puertas de sus casas. Cientos de venezolanos, dirigentes, están en este momento escondidos, porque los cuerpos de seguridad civil y militar están buscándolos.
Caracas está militarizada en la noche, trancan todos los accesos. Y hay amenazas hacia nosotros: Maduro dijo que Edmundo González y yo somos terroristas, que soy prófuga de la justicia.
Evidentemente lo que quieren es aterrorizar a la población y que se detenga la protesta pacífica y legítima. Pero eso no va a pasar. Nosotros no vamos a dejar de luchar hasta que se respete la soberanía popular que se expresó el 28 de julio en los votos.
Las reacciones de los gobiernos latinoamericanos han sido ha sido muy distintas entre sí. El gobierno de Chile, de izquierda, encabezado por Gabriel Boric, ha sido valiente y crítico frente a Maduro. El caso de México, Colombia y Brasil, también gobiernos de izquierda, ha sido diferente y ha sido polémico. ¿Colombia, México y Brasil están protegiendo al régimen de Nicolás Maduro?
Yo creo que son tres casos distintos, si bien ha habido alguna coordinación entre ellos en estos últimos días. Yo más bien siento que se está creando una posición casi unánime en el sentido de no reconocer a Maduro. Salvo Honduras, Cuba, Nicaragua y Bolivia, ningún otro país de este hemisferio lo ha reconocido.
La evidencia sobre la magnitud del fraude es abrumadora. El presidente del CNE proclamó a Maduro con una servilleta, sin presentar una sola acta, contraviniendo la propia legislación venezolana, que le da 48 horas para eso. Dijeron que iban a presentar el acta en horas, después eran días. Ya van tres semanas y no las presentan porque ellos tienen las mismas actas que nosotros. Es evidente para el mundo entero que esta es la pretensión de fraude más grande en la historia de la humanidad. Pretensión, porque esto no se ha consolidado, diga lo que diga Maduro, diga lo que diga Amoroso.1
Como el CNE no puede dar los resultados porque demostraría nuestra victoria, entonces ellos se van corriendo a su Tribunal Supremo de Justicia, que controlan, para que, pasando por encima de la Constitución, digan que ellos van a resolver este conflicto, cuando todos los juristas venezolanos han dicho que eso es absolutamente inconstitucional, porque no tienen competencia alguna para ello. Es el CNE el que tiene que dar los resultados y proclamar.
¿Entonces, qué estamos viendo? Hay algunos países que, efectivamente, han tomado una posición más prudente, y yo creo que es una manera de mantener una interlocución con Nicolás Maduro. Eso yo lo puedo entender, si esa es la motivación. Lo que no puedo entender es que haya algunos que pudieran querer darle tiempo al régimen para que salga una aberración de sentencia y agarrarse de eso para reconocerlo. Al día de hoy que estamos hablando, eso no ha ocurrido.
Lo que sí puedo asegurar es que todo el mundo dentro y fuera de Venezuela, esos tres países y todos los demás en el mundo, los venezolanos y los chavistas, sabemos que Edmundo González Urrutia ganó de calle.
Ahora, presionar a Nicolás Maduro para que acepte los términos de una negociación yo creo que es lo correcto. Sería una solución pacífica y ordenada a este conflicto, pero, eso sí, partiendo del reconocimiento de los resultados del 28 de julio y el respeto a la soberanía popular.
Una propuesta reciente sugiere que el camino debe ser nuevas elecciones. ¿Aceptaría la oposición venezolana nuevas elecciones cuando está tan claro que ganó de manera contundente las elecciones originales?
La respuesta es absolutamente no. Porque además, llevemos esto al absurdo: si tampoco les gustan los resultados de una segunda elección, vamos a una tercera. Y después a una cuarta. Y después a una quinta. Nos plantean a nosotros algo que jamás aceptarían en sus países.
Nosotros fuimos a un proceso electoral con las reglas de la tiranía, sabiendo que era un proceso absolutamente injusto, con una censura total. Yo hace diez años que no aparezco en una entrevista en televisión nacional ni de radio. No podíamos alquilar hoteles porque cerraban los hoteles. Si me paro a comer en una carretera, cierran el restaurante, como le hicieron a las hermanas Hernández en Corozo Pando.2 Persiguen y meten presos a los señores que nos alquilan un camión para encarnarnos en una concentración o una corneta para tener sonido.
Esa fue la campaña. Aceptamos esos términos y ganamos. Ah, pero entonces no les gustan los resultados, hay que repetirlos. ¿Pero a cuenta de qué? Eso es una burla. Eso sería un burla a la población venezolana que arriesgó su vida para poder expresar su voto ese día. No fueron elecciones libres, no fueron elecciones justas y ganamos. Tiene que haber respeto por el pueblo y por lo que significa el ejercicio de la soberanía popular.
Ninguna nueva elección. Hay que hacer valer el resultado de la elección del 28 de julio.
Hay quien piensa que la clave de la salida en este proceso está en el papel político que puedan jugar las Fuerzas armadas venezolanas. Parte de esas Fuerzas armadas, está claro, han sido cooptadas por el régimen desde hace tiempo, pero quizá los mandos medios y menores podrían hacer la diferencia. ¿Qué mensaje le envías y le envía la oposición hoy a las Fuerzas armadas venezolanas que están siguiendo esto, es evidente, minuto a minuto?
Nosotros hemos enviado de manera reiterada un mensaje muy claro, no solamente a los ciudadanos militares, sino también a sus familias: son parte integral de la sociedad venezolana. El régimen de Chávez ha buscado destruir completamente la institucionalidad y convertirlos en un brazo ejecutor de represión al servicio de la tiranía, creando esta doctrina del enemigo interno, que no es más que la propia sociedad, y desvirtuando, por lo tanto, el juramento de servir a la patria que ha hecho cada hombre y mujer dentro de las Fuerzas armadas.
Es evidente que en las Fuerzas armadas hay claridad de lo ocurrido el 28 de julio, porque estaban desplegados dentro del operativo del Plan República, que cubre todos los centros de votación para su resguardo. Saben lo que ocurrió. Y los ciudadanos militares tienen esposas, madres, hijos, hermanos que están sufriendo lo mismo que el resto del país y que anhelan lo mismo el país: que regresen nuestros hijos, que podamos vivir en un país con dignidad, con alegría, donde todos somos iguales. Saben que en un gobierno democrático vamos a fortalecer y reconceptualizar el rol de las Fuerzas armadas. Serán unas Fuerzas armadas bien remuneradas, bien equipadas y bien entrenadas.
Yo estoy convencida de que en este momento la inmensa mayoría de los ciudadanos militares, así como de los funcionarios de los cuerpos de policía, están anhelando un cambio como el que anhelamos nosotros. Y lo que les hemos pedido es: no repriman al pueblo, no cumplan órdenes ilegales, ilegítimas, respeten la soberanía popular, porque ustedes saben lo que pasó el 28 de julio.
Hay quien dice que Venezuela se ha convertido en un mafia state, un Estado tomado por el crimen en muchos sentidos. ¿Consideras que el crimen organizado está con el régimen? Y si así es, ¿cómo superar el escollo que supone un crimen organizado que no quiere perder, que no quiere poner en riesgo sus operaciones y sus privilegios?
Creo que si alguien tenía duda de esto, el comportamiento de Nicolás Maduro en estos últimos días lo ha hecho ya absolutamente evidente. Además, debes incorporar a ese análisis los profundos lazos que existen entre el régimen de Maduro y el régimen de Irán, de Rusia o de Cuba. Es más que evidente que Maduro ha ofrecido Venezuela como un punto de penetración de estos regímenes en las Américas, con [el objetivo] de desestabilizar las democracias liberales de la región.
Agrégale a eso la operación de redes criminales como el Tren de Aragua, que ya tiene operaciones desde Canadá hasta Chile. Y desde luego, el efecto que tiene la migración. No hay duda de que Maduro ha creado en el país todas las condiciones para la operación de grupos irregulares: narcotráfico, extracción y contrabando de minerales, de seres humanos, prostitución infantil. Son los crímenes más horrendos y operan a sus anchas en territorio venezolano, lo cual hace terriblemente complejo enfrentar este sistema.
Si fuera una dictadura convencional, esto habría terminado hace muchísimo tiempo. Nosotros lo hemos dicho y hemos llamado las cosas por su nombre. Y si algo la gente sabe es que de nosotros obtendrá la verdad: esto no es sencillo, por eso se ha requerido tanto esfuerzo. Pero estamos hoy indiscutiblemente en el punto donde hemos tenido más fuerza y donde el régimen está más débil en los últimos 25 años.
Estados Unidos ha jugado, durante los últimos gobiernos, papeles muy distintos. Donald Trump y los republicanos han tomado actitudes distintas que Biden y los demócratas. ¿Cuál debería ser el papel de Estados Unidos en esta coyuntura? ¿Qué le gustaría ver a la oposición venezolana en este momento?
Hay algo que yo valoro enormemente y es que el conflicto venezolano y la causa venezolana ha sido siempre un tema bipartidista, y debe seguir siendo así. Y lo es porque hay plena conciencia en los líderes de ambos partidos de que es un conflicto prioritario, a los efectos de que existe en este continente, los efectos de la seguridad nacional, la seguridad hemisférica y por el tema de la migración.
Ya hay 8 millones de venezolanos que han salido. Si Maduro se quedase a la fuerza, podríamos estar viendo en cuestión de meses 3, 4, 5 o más millones de venezolanos saliendo, y no los van a poder reprimir, y van a pasar por Colombia y por el Darién y por México y van a estar en la frontera con Estados Unidos. Por el contrario, en la medida que los venezolanos vemos una esperanza, tú ves cómo la migración bajó los últimos meses, porque la gente, incluso muchos de los que se han ido, quieren volver.
Esto es una prioridad que creo que en Estados Unidos debe mantenerse, y no creo que sea una política versus la otra, creo que son las dos: hay que reducir los costos de salida y hay que incrementar los costos de permanencia. Hay que hacer las dos cosas, a los efectos de que Maduro entienda que su mejor opción es una salida negociada.
Hablemos del futuro posible. ¿Cómo vislumbras las primeras medidas de un nuevo gobierno en Venezuela? ¿Cómo serían, en términos muy generales, los primeros pasos de reconstrucción, concordia, reconciliación? ¿Qué papel tendrían en esa nueva Venezuela los remanentes políticos del chavismo?
El futuro de Venezuela lo veo luminoso. Yo siento que nosotros somos hoy una mejor sociedad y mejores personas. Hemos cometido errores todos, hemos tenido caídas durísimas, estrepitosas y nos hemos levantado y hemos aprendido. Y yo creo que hoy, como nunca, es una sociedad dispuesta a asumir corresponsablemente cada quien lo que nos toca en la reconstrucción del país, con pilares republicanos éticos y liberales muy sólidos.
Y creo que eso nos aglutina alrededor de un conjunto de consensos republicanos que son indispensables, y nunca como hoy siento que hay una generación que los comparte. Dicho esto, nos va a tocar una transición complejísima. Creo que no ha habido otra tan complicada porque en Venezuela no queda una sola institución de pie. Tenemos una crisis humanitaria compleja, tenemos una crisis de servicios públicos, tenemos una crisis de seguridad ciudadana, tenemos una crisis de soberanía, tenemos una crisis financiera, tenemos una crisis económica. Todas a la vez, sin una sola institución. Venezuela está en el último lugar en materia de Estado de Derecho, a nivel global, en el último lugar, según el World Justice Project.
¿Por dónde arrancas? Hay que hacer muchas de estas cosas a la vez, y el eje es la confianza. Reconstruir los vínculos de confianza, como lo hemos ido haciendo, entre ciudadanos a lo largo de estos largos meses de lucha, y construir confianza hacia las instituciones que deben emerger de este proceso. Transmitirle a todos los venezolanos, a todos los que están afuera, los que estamos aquí, los que votaron por nosotros y los que no, que esto va a ser un gobierno de unidad nacional y donde va a prevalecer la inclusión y el mérito. Y que estamos dispuestos a hacer lo que haya que hacer para poner a Venezuela de pie a valer y a volar. Vamos a necesitar, desde luego, mucha ayuda de tantos países latinoamericanos, pueblos con los que nos unen profundos vínculos, como es el caso de México, y desde luego, con sus instituciones.
Confrontaste directamente a Chávez. Lo conociste. Con el paso de los años, de las décadas, ¿cómo recordará la historia a Hugo Chávez?
No quiero simplificar la respuesta. Si soy benigna, te diría: tuvo una gran oportunidad y lo convirtió en una tragedia. Pero la realidad es que yo creo que fue el periodo más oscuro de la historia de Venezuela, que ha servido para una dolorosa lección en cuanto al valor de la libertad y la dignidad humana. Hoy, los venezolanos, como nunca antes, valoramos la libertad, valoramos el poder vivir en tu país y el poder tener tu familia unida. Esa ha sido una muy dolorosa lección.
Has dicho que la lucha para ti es hasta el final. Para ti y para la oposición, pero para ti. Hay gente a la que le preocupa tu seguridad. Y no solo la tuya, pero la tuya. ¿Es sostenible permanecer en resguardo? ¿Qué quiere decir una lucha hasta el final? Y es justo también preguntarte a ti: ¿cómo quieres ser recordada?
¿Hasta cuándo esto va a durar? ¿Qué va a pasar? Yo le digo a mis hijos y a mis compañeros: un día a la vez. Miren todo lo que hemos logrado. Nos dijeron que era imposible levantar un país y volverlo a emocionar: lo hicimos. Nos dijeron que era imposible hacer unas primarias para legitimar un nuevo liderazgo: lo hicimos. Me dijeron que era imposible que yo participar y ganara: lo logramos. Que era imposible que tuviéramos una elección con un candidato unitario frente a Maduro: lo hicimos. Que era imposible demostrar el fraude y nuestra victoria: lo logramos. Entonces, pensemos todo lo que hemos hecho, estamos en una etapa compleja y lucharemos el tiempo que haga falta. Estamos tratando que sea lo más rápido posible. Todos tememos por nuestra seguridad, todos, hoy en día. Y es un momento donde hay que actuar con prudencia, con responsabilidad, pero también con audacia y con firmeza, porque es lo que el país se merece y lo que les hemos prometido.
Yo quiero ser recordada como una persona que sirvió a su país, que fue útil para lograr el propósito de la liberación de Venezuela y de la unificación de nuestras familias. Yo siempre se lo digo a mis hijos, que espero que algún día ellos me perdonen, porque a ellos tres en particular les ha tocado una cuota dura. Y una como mamá nunca se quita esa culpa de haber fallado, de no haber estado en determinados momentos, en hacerles pasar la angustia que en esta hora están viviendo. Pero saben que es por ellos, para ellos y para todos los venezolanos, porque al final aquí yo siento que tengo millones de hijos y mi anhelo es que les vamos a dejar como legado un país del que se van a sentir muy orgullosos. ~
- Se refiere a Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela. ↩︎
- Las autoridades fiscales cerraron temporalmente el negocio de comida de Corina y Elys Hernández, en el pequeño poblado de Corozo Pando, luego de que le vendieron comida a la comitiva de Machado. ↩︎
(Ciudad de México, 1975) es escritor y periodista.