El derecho natural de protestar

En el fondo del "imaginario" polรญtico mexicano, todo conjunto homogรฉneo y numeroso de personas es "Fuenteovejuna" y se siente con derecho a actuar sin mediaciones contra los comendadores en turno.
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"A veces las circunstancias son tan delicadas que uno no tiene mรกs remedio que aplicar la ley". La frase, atribuida a un funcionario de la UNAM tras la incruenta operaciรณn de desalojo a los estudiantes que paralizaron esa casa de estudios en 1999, es reveladora del poco peso que nuestra cultura polรญtica otorga al acatamiento de las leyes.

Si las reglas contravienen la voluntad de un grupo que decide pasar sobre ellas, el problema -segรบn el grupo- es de las reglas. Esa lรณgica prevalece en incontables manifestaciones de nuestra vida pรบblica. Cualquiera puede atestiguarlo, por ejemplo, en el trรกfico de la ciudad: la gente en Mรฉxico conduce su auto o motocicleta como si fuesen una prolongaciรณn de su cuerpo, moviรฉndolos con naturalidad en todas las direcciones y a una velocidad discrecional. El รบnico lรญmite (a veces) es el instinto de supervivencia pero casi nunca la convicciรณn cรญvica de que existen leyes escritas que no se deben infringir. Si la ciudad es una selva y en la selva no hay semรกforos, ¿por quรฉ habrรญa yo de obedecerlos?

Otro ejemplo mรกs delicado es el abuso de los grupos o asociaciones sindicales o polรญticas de su derecho constitucional a la libre manifestaciรณn. Aunque el frecuente conflicto entre el derecho de manifestaciรณn y el de trรกnsito es un tema complejo del que los legisladores o los ministros de la Corte deberรกn ocuparse alguna vez, es claro que tanto el taponamiento completo de las vรญas y el bloqueo de aeropuertos como la agresiรณn a ciudadanos y comercios son actitudes violatorias de la legalidad, pero los manifestantes (como hemos visto) no se detienen en esas consideraciones menores. Ellos estรกn en su derecho "natural" de protestar sin lรญmites, un derecho superior a cualquier regla escrita. Mรกs aรบn: si la autoridad pretende hacer valer la ley por medios pacรญficos, es inmediatamente tachada de represora.

La nociรณn de preeminencia de la "ley natural" sobre la ley escrita se aloja en un sustrato muy antiguo y profundo de nuestra cultura polรญtica. Proviene de la matriz neoescolรกstica que caracterizรณ a Nueva Espaรฑa, lo cual no explica todo pero explica mucho. En Mรฉxico -como en la Espaรฑa del "Siglo de Oro"- todo pueblo es "el Pueblo", toda parte es el todo, y por eso se siente con el derecho natural no sรณlo de manifestar su parecer o su agravio sin lรญmite alguno, sino de tomar las medidas de hecho que crea pertinentes para hacerlo valer por sobre las falibles leyes humanas. En el fondo del "imaginario" polรญtico mexicano, todo conjunto homogรฉneo y numeroso de personas es "Fuenteovejuna" y se siente con derecho a actuar sin mediaciones contra los comendadores en turno.

La diferencia, claro, es que en la obra de Lope de Vega el pueblo reunido en la plaza era realmente todo el pueblo. En el caso de Mรฉxico, recientemente vimos a los maestros de la CNTE (al margen de la justificaciรณn de su protesta) actuar como si representaran no sรณlo a todo el gremio sino a todo el paรญs. Y el domingo pasado Andrรฉs Manuel Lรณpez Obrador pidiรณ a sus seguidores dar inicio a una serie de acciones de "desobediencia civil" para impedir la aprobaciรณn de la Reforma Energรฉtica, la principal de las cuales serรญa el "cerco" del Congreso, del Senado y de los Congresos locales. Esta acciรณn, amparada en su "derecho natural de protestar", irรญa mรกs allรก del derecho a manifestarse: propone impedir el acceso a los legisladores a sus respectivas Cรกmaras. De cumplirse, en los hechos equivaldrรญa a suspender uno de los poderes. El "Pueblo" suplantarรญa, en ese escenario, al Poder Legislativo.

Los liberales del siglo XIX tuvieron perfecta conciencia del problema. Por eso confiaron en las leyes, en la Ley, como el รบnico instrumento que permite vivir en convivencia y no "al natural", sometidos a la ley de la selva, a la voluntad del rey o a la del coro que lo aclama. El prestigio de la Revoluciรณn sobre la Reforma nos desviรณ de ese camino de construcciรณn legal para retrotraernos a un orden regido por el pacto entre una porciรณn del "pueblo", cuya voluntad soberana no se medรญa en votos sino en su capacidad de movilizaciรณn y aclamaciรณn, y un caudillo a quien ese "pueblo" entregaba el poder para que lo ejerciese conforme a su muy personal concepto de "orden natural".

La protesta es un factor fundamental en la construcciรณn de una democracia. Pero las formas importan, y en una democracia las formas importan decisivamente. ¿Protestar dentro o fuera de las instituciones y conforme a las leyes? La estabilidad y la paz de Mรฉxico dependen de la respuesta a esa pregunta.

 

(Reforma, 13 octubre 2013)

 

 

 

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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