A la media noche del 2 de noviembre de 2011 una bomba de fabricaciรณn casera fue lanzada por una de las ventanas de las oficinas del semanario satรญrico Charlie Hebdo en Parรญs. Nadie resultรณ herido, pero los daรฑos a las instalaciones fueron numerosos. La portada del nรบmero de ese miรฉrcoles habรญa sido dedicada al avance de los grupos islamistas en Tรบnez y Libia, y mostraba una caricatura del profeta Mahoma quien, nombrado nuevo redactor en jefe de la revista, sentenciaba: "Cien latigazos a quien no se muera de risa".
El semanario francรฉs ya habรญa recibido amenazas tras reproducir en 2006 las caricaturas de Mahoma originalmente publicadas por el periรณdico danรฉs Jyllands-Posten que provocaron la ira de radicales que lanzaron ataques contra varias embajadas occidentales. Charlie Hebdo incluso fue llevado a tribunales bajo la acusaciรณn de injurias religiosas; sin embargo, los editores fueron absueltos al considerarse que las caricaturas no atacaban al islam, sino a los integristas.
Algunas voces responsabilizaron del ataque de 2011 a los editores de la publicaciรณn, pues consideraban que las viรฑetas publicadas no eran sino infantiles payasadas islamรณfobas que rogaban abiertamente por una respuesta violenta de los extremistas, mientras que los responsables de la revista reivindicaban el derecho a la burla, de acuerdo con el Tribunal Europeo de Derechos Humanos que ha establecido que “la libertad periodรญstica incluye tambiรฉn el recurso a una cierta dosis de exageraciรณn, incluso de provocaciรณn”.
Charlie Hebdo volviรณ a la carga en septiembre de 2012 en medio de la ola de indignaciรณn y protestas en el mundo musulmรกn por la difusiรณn de un video conocido como La inocencia de los musulmanes que originรณ, de nuevo, una respuesta violenta por parte de grupos islamistas radicales que asaltaron al Consulado de Estados Unidos en Bengasi. Defendiendo su derecho a la libre expresiรณn, el periรณdico publicรณ un par de viรฑetas del profeta Mahoma desnudo. De aceptar la autocensura para comprar una paz ficticia con el mundo islรกmico, dijeron, “el puรฑado de extremistas que se revuelven en el mundo habrรญa ganado”.
"Cuรกntos libros y periรณdicos deberemos quemar para aplacar la sed de los fanรกticos religiosos", llegaron a preguntar pรบblicamente los editores. “No hay que herir la fe de los creyentes, nos dicen personas razonables. Estamos abiertos al debate. Pero, dado que el debate tiene lugar, harรก falta en adelante que ciertos creyentes dejen de herir inmediatamente a aquellos que no comparten estrictamente las mismas convicciones que ellos. Y que cesen de responder al lรกpiz y a la pluma con el puรฑal y el cinturรณn de explosivos".
En semanas anteriores, un ataque cibernรฉtico presuntamente orquestado por Corea del Norte para impedir la exhibiciรณn de The Interview, una comedia estadounidense en la que entre otras cosas el lรญder supremo Kim Jong-un es asesinado, fue seguido de amenazas que obligaron a algunos exhibidores de la pelรญcula a cancelar su estreno ante la posibilidad de un ataque a sus salas.
A diferencia de lo ocurrido en 2012, cuando la Casa Blanca hizo una peticiรณn a Google para retirar de la red el video La inocencia de los musulmanes, el cual Obama juzgรณ repugnante y ofensivo durante un discurso ante la Asamblea General de la ONU, esta vez el presidente de Estados Unidos se manifestรณ de manera firme por la libertad de expresiรณn que en nuestro รกmbito ha llevado siglos conseguir y apuntalar. “No podemos comenzar a cambiar nuestros patrones de conducta por la posibilidad de un ataque terrorista, asรญ como Boston hizo su maratรณn pese a la posibilidad de que alguien pudiera causar daรฑo”, dijo.
Las amenazas recientes se constituyen en una nueva oportunidad proporcionada por las circunstancias para discutir el valor de la libertad de expresiรณn en los tiempos de YouTube. El periodista Nathan Gardels escribรญa que la buena y la mala fe tienen los mismos derechos en nuestra cultura de medios democratizados y esta plaza pรบblica global es el nuevo espacio de poder, en el que las imรกgenes compiten y las ideas se discuten; en el que se convence o no a las personas y se establece la legitimidad.
Una vez mรกs: ceder libertades en la bรบsqueda de una paz ficticia con los otros solo cierra la posibilidad a futuras soluciones pacรญficas. Los editores del diario El Paรญs apuntaban en el hoy lejano 2012 que la libertad de expresiรณn es esencia de las sociedades plurales y el valor sagrado de una imagen o una creencia no puede imponerse al resto del mundo. Esas sociedades plurales requieren que incluso el lenguaje ofensivo sea protegido, porque solo la protecciรณn amplia de las libertades pone a salvo a los ciudadanos de un gobierno que pretenda erosionar sus derechos.
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La misma maรฑana en que se publica este texto, Charlie Hebdo fue vรญctima de un nuevo ataque. Hombres con el rostro cubierto y armados con fusiles automรกticos AK-47, entraron al edificio del semanario. Dispararon contra los periodistas y empleados que se encontraban en las oficinas, asesinaron a doce personas. La vรญspera, el equipo del periรณdico publicรณ en Twitter un cartรณn del lรญder de Estado Islรกmico Abu Bakr al-Baghdadi, acompaรฑado del comentario "meilleurs voeux" (los mejores deseos). Su editor en jefe no lograba entender que hubieran sido blanco de un ataque con armas de alto poder; “un periรณdico no es un arma de guerra”, decรญa aรบn en medio de la confusiรณn.
Es cierto, quienes hacen uso de la violencia en defensa del Islam (o cualquier creencia) no representan a nadie; reivindican solo su fanatismo ciego. La manera en que Charlie Hebdo responda a la tragedia en los prรณximos dรญas, dirรก mucho de nuestra prensa libre —hoy bajo ataque de los muchos fanatismos— y su terquedad a no ceder.
Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).