Rafael Rojas presenta las cartas de Vargas Llosa:
I
Doce aรฑos tomรณ a la Revoluciรณn cubana convertir un movimiento democrรกtico contra una dictadura caribeรฑa en el primer y รบnico Estado comunista construido en Amรฉrica Latina. Entre 1959 y 1971 tuvo lugar esa mutaciรณn, que produjo, por lo menos, dos fracturas, la de la naciรณn cubana y la de una amplia y heterogรฉnea comunidad internacional involucrada en el proceso polรญtico de la isla. Aquella Revoluciรณn fue la mayor conexiรณn de Amรฉrica Latina y el Caribe con la Guerra Frรญa y su impacto en el hemisferio fue necesariamente polarizador.
La intelectualidad latinoamericana viviรณ la Revoluciรณn cubana como propia. Para los jรณvenes escritores del llamado boom de la novela latinoamericana (Gabriel Garcรญa Mรกrquez, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Julio Cortรกzar, Josรฉ Donoso, Jorge Edwards), que intentaban revolucionar la narrativa de sus naciones, fue apasionante la llegada al poder de unos guerrilleros de su misma generaciรณn (Fidel Castro, el Che Guevara, Camilo Cienfuegos), que prometรญan reforma agraria y alfabetizaciรณn, soberanรญa e industrializaciรณn, justicia y solidaridad con otras juventudes, que luchaban contra dictaduras parecidas.
Ninguno de aquellos escritores era comunista, pero todos simpatizaban con algรบn tipo de socialismo, mรกs deudor del nacionalismo revolucionario mexicano que del marxismo-leninismo de matriz soviรฉtica. A pesar de que desde 1961 el gobierno cubano dio muestras de avanzar hacia la alianza con Moscรบ y la adopciรณn de algunos elementos propios de los socialismos burocrรกticos de Europa del Este, como el partido รบnico, el control gubernamental de los medios de comunicaciรณn, el ateรญsmo, el machismo o la censura โen 1961, por ejemplo, fue clausurado el suplemento Lunes de Revoluciรณn, que dirigรญa Guillermo Cabrera Infante, y prohibido el filme pm, de Sabรก Cabrera Infante y Orlando Jimรฉnez Lealโ, los novelistas del boom mantuvieron su apoyo a La Habana.
La Guerra Frรญa se instalaba en Amรฉrica Latina y el Caribe y era ineludible tomar partido. La polรญtica de Estados Unidos hacia Cuba, basada en el embargo, la expulsiรณn de la isla de la oea, el aislamiento diplomรกtico y el apoyo a sabotajes, guerrillas e invasiones de la oposiciรณn interna y del exilio de Miami, era rechazada por las diversas izquierdas de la regiรณn, a las que pertenecรญan esos escritores. El quiebre de aquella alianza comenzรณ a manifestarse a partir de la instalaciรณn del Comitรฉ Central del Partido Comunista, en 1965, y gracias a las cada vez mรกs frecuentes evidencias de promociรณn del modelo del โrealismo socialistaโ y de imposiciรณn de una ortodoxia ideolรณgica al campo intelectual.
Ese aรฑo, 1965, sale definitivamente de Cuba, luego de una breve visita a la isla para los funerales de su madre, contada en Mapa dibujado por un espรญa (2013), Guillermo Cabrera Infante, el narrador cubano que, junto a Severo Sarduy, ya radicado en Parรญs, se afincarรญa mรกs claramente en el boom. Y aunque Cabrera Infante no se presentarรก pรบblicamente como exiliado hasta el verano de 1968, su conversaciรณn privada o epistolar con varios de sus contemporรกneos latinoamericanos es un temprano testimonio de desencanto. Al aรฑo siguiente, cuando estalla la polรฉmica entre Casa de las Amรฉricas y Mundo Nuevo, los pilares del cisma ya estรกn plantados.
Mundo Nuevo surge en Parรญs como un proyecto editorial conducido por el mayor crรญtico literario de entonces, el uruguayo Emir Rodrรญguez Monegal, amigo y estudioso de Jorge Luis Borges, uno de los pocos escritores de la regiรณn que no tuvo simpatรญas por el rรฉgimen cubano. Editada por el Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ilari), con financiamiento de la Fundaciรณn Ford, Mundo Nuevo dibujรณ entre 1966 y 1971 el mapa literario de Amรฉrica Latina. Dado que el ilari era un desprendimiento del viejo Congreso para la Libertad de la Cultura (clc) y este habรญa sido denunciado en el New York Times y otros medios occidentales como un proyecto de la cia en la Guerra Frรญa cultural, los ataques desde La Habana, especialmente desde Casa de las Amรฉricas, que veรญa amenazada su hegemonรญa sobre la izquierda intelectual latinoamericana, se volvieron recurrentes, manipulando el tรณpico del financiamiento para estigmatizar la nueva publicaciรณn.
En Mundo Nuevo se publicaron los primeros adelantos de Cien aรฑos de soledad de Gabriel Garcรญa Mรกrquez, Cambio de piel de Carlos Fuentes, El obsceno pรกjaro de la noche de Josรฉ Donoso, La traiciรณn de Rita Hayworth de Manuel Puig, Tres tristes tigres de Guillermo Cabrera Infante y De donde son los cantantes de Severo Sarduy, ademรกs de fragmentos de Blanco y un ensayo sobre Rubรฉn Darรญo de Octavio Paz, incluido luego en Cuadrivio. Aquellos adelantos aparecรญan entre diรกlogos y notas, armadas por Rodrรญguez Monegal, que, junto con una red de las principales publicaciones y editoriales iberoamericanas, hicieron de Mundo Nuevo la revista del boom. Las diatribas de Casa de las Amรฉricas reaccionaban contra una voz alternativa, que defendรญa una izquierda no comunista en Amรฉrica Latina, y que, a la vez, postulaba otra estรฉtica de la novela y otra idea del compromiso intelectual, opuestas a la โmilitancia revolucionariaโ y el โrealismo socialistaโ, alentados desde La Habana, como bien observรณ Josรฉ Donoso en su Historia personal del โboomโ (1972).
La Habana se ensaรฑรณ especialmente contra Carlos Fuentes, a quien Roberto Fernรกndez Retamar y Ambrosio Fornet retrataban como un desertor, โfrรญvolo, cobarde y oportunista […] Boecio de Mundo Nuevoโ. A Fuentes no solo lo denunciaban por echar a andar, junto con Rodrรญguez Monegal, una โrevista de la cia en Parรญsโ โasรญ de burdo era el estigmaโ, sino por viajar a Nueva York con Pablo Neruda a un congreso del pen Club y demandar en Life el โentierro de la Guerra Frรญa en la literaturaโ. Aunque todavรญa en 1967 Fuentes se carteรณ con Fernรกndez Retamar y enviรณ un fragmento de su novela Zona sagrada a Casa de las Amรฉricas, algo se habรญa quebrado y para el verano de 1968, cuando Fidel Castro respalda la invasiรณn soviรฉtica a Checoslovaquia y la burocracia cultural comienza a descalificar a escritores crรญticos como el poeta Heberto Padilla y el dramaturgo Antรณn Arrufat, la fractura se precipita.
II
Letras Libres pone a disposiciรณn de sus lectores una parte de la correspondencia que en aquellos aรฑos sostuvo Mario Vargas Llosa con varios de esos escritores y que guarda el archivo de la Biblioteca Firestone de la Universidad de Princeton. Se trata de una documentaciรณn ineludible para historiar aquel conflicto, ya que Vargas Llosa fue miembro del comitรฉ editorial de Casa de las Amรฉricas entre 1965 y 1971, justo los aรฑos que van de la campaรฑa contra Mundo Nuevo al arresto de los poetas Heberto Padilla y Belkis Cuza Malรฉ. A travรฉs del epistolario se observa la evoluciรณn de Vargas Llosa, quien intenta mediar entre la burocracia cubana y Emir Rodrรญguez Monegal y Carlos Fuentes, y termina, en 1971, firmando cartas contra el encarcelamiento y la forzosa autocrรญtica de Padilla e integrando el nรบcleo de colaboradores de Libre (1971-1972), una nueva revista, impulsada por Juan Goytisolo, Jorge Semprรบn y Plinio Apuleyo Mendoza, tambiรฉn desde Parรญs, que desempeรฑarรญa un papel central en la denuncia de la represiรณn y la censura en Cuba.
El progresivo distanciamiento del autor de Conversaciรณn en La Catedral (1969) con las รฉlites cubanas tenรญa su origen en la discordancia polรญtica pero tambiรฉn en el desencuentro estรฉtico. Como se lee en una carta a Carlos Fuentes, desde Lima, el 10 de noviembre de 1971, Vargas Llosa encuentra algunas ventajas en el rรฉgimen militar de Juan Francisco Velasco Alvarado, respaldado por el Partido Comunista peruano y, naturalmente, por el gobierno cubano, si bien echa en falta el elemento civil que distingue el proyecto de Unidad Popular de Salvador Allende en Chile. Pero โla cosa le parece irrespirable desde una perspectiva culturalโ, ya que predominan โel nacionalismo, el indigenismo, el criollismo y otras tarasโ que tambiรฉn conformaban la estrategia cultural de Casa de las Amรฉricas.
Mario Vargas Llosa y Julio Cortรกzar fueron, tal vez, los dos escritores del boom que mรกs directamente recibieron la presiรณn del aparato polรญtico cubano, a travรฉs de sus epistolarios con Roberto Fernรกndez Retamar y Haydรฉe Santamarรญa, directora de Casa de las Amรฉricas. Ambos viajaron con frecuencia a La Habana en aquellos aรฑos y ambos fueron cuestionados en reuniones editoriales, que fรกcilmente degeneraban en interrogatorios o en juicios en ausencia, por sus vรญnculos personales con los redactores de Mundo Nuevo o Libre, sus premios o sus estancias en universidades europeas y norteamericanas.
La reacciรณn de uno y otro a esas presiones fue distinta, aunque, como prueba esta correspondencia, mantuvieron el diรกlogo y la amistad. No es dato menor que tanto Garcรญa Mรกrquez como Cortรกzar, que se mantuvieron leales a La Habana, decidieran seguir colaborando con Libre, una publicaciรณn claramente opuesta a la sovietizaciรณn de Cuba. Despuรฉs de firmar una primera carta a Fidel Castro, exigiendo la liberaciรณn de Padilla, Cortรกzar escribiรณ un largo poema ambivalente, โPolicrรญtica a la hora de los chacalesโ, en el que decรญa โcomprenderโ al gobierno cubano, aunque habรญa โcosas que no tragabaโ, โlos prejuiciosโ, โlos tabรบesโ, โla burocracia del idioma y los cerebrosโ.
Vargas Llosa, en cambio, renunciรณ al comitรฉ de Casa de las Amรฉricas en un mensaje a Haydรฉe Santamarรญa, en el que deplorรณ la colรฉrica respuesta a la primera carta y firmรณ, con mรกs de sesenta intelectuales europeos y americanos, entre los que se encontraban los mexicanos Octavio Paz, Carlos Fuentes, Josรฉ Revueltas, Fernando Benรญtez, Josรฉ Emilio Pacheco, Carlos Monsivรกis y Marco Antonio Montes de Oca, una segunda carta a Fidel Castro, en la que se decรญa que โla mascarada de autocrรญticaโ de Padilla y otros escritores cubanos โrecordaba los momentos mรกs sรณrdidos de la รฉpoca del estalinismo, sus juicios prefabricados y sus cacerรญas de brujasโ y exhortaban a โevitar el oscurantismo dogmรกtico, la xenofobia cultural y el sistema represivoโ.
Luego de la ruptura, Vargas Llosa y los demรกs crรญticos de la deriva totalitaria del socialismo cubano quedaron catalogados como โenemigosโ por el poder cultural de la isla que, justo a partir de 1971, con el Congreso Nacional de Educaciรณn y Cultura de ese aรฑo, formulรณ su polรญtica en tรฉrminos similares a los de las burocracias gobernantes en la urss y Europa del Este. Desde entonces se ensanchรณ la distancia entre una izquierda comunista prosoviรฉtica y procubana y otra izquierda socialista, que poco a poco se acercรณ a las posiciones liberales y democrรกticas que sustentaron las transiciones latinoamericanas de los aรฑos ochenta. ~
โ Rafael Rojas
para
Emir Rodrรญguez Monegal
2 de febrero de 1967 Londres
Querido Emir:
Julio [Cortรกzar] debe buscarte a su regreso de La Habana para charlar contigo sobre la reuniรณn a la que asistimos, y en la que en algรบn momento se hablรณ de tu polรฉmica con Roberto [Fernรกndez Retamar]. No hubo ocasiรณn ni fue necesario mostrarles a los amigos cubanos el dosier que nos mandaste a Julio y a mรญ, pues ellos conocรญan los textos de Marcha, y sobre todo porque desde el principio fue muy evidente que su actitud respecto a tu revista no estaba directamente vinculada a la informaciรณn aparecida en el New York Times, sino que era anterior y, en cierta forma, mรกs profunda. Roberto y los escritores cubanos que vi piensan, me parece, que aun cuando no reciba dinero de ningรบn organismo estatal estadounidense y sea financiada solo a travรฉs de fundaciones, Mundo Nuevo a la larga deberรก ajustar su lรญnea a las posiciones norteamericanas (incluso a las de los liberales norteamericanos) que estรกn en contradicciรณn radical con los intereses de los pueblos latinoamericanos. Pienso que es una actitud adoptada sinceramente, por consideraciones estrictamente polรญticas, y en la que no ha jugado ningรบn papel la enemistad personal. Tanto Julio como yo indicamos por eso mismo a los amigos cubanos que era una lรกstima que en ciertos textos se hubieran excedido verbalmente, llevando las cosas a un plano personal. Creo, incluso, que muchos de ellos estรกn algo apesadumbrados por la forma en que ha sido criticado Carlos Fuentes en el รบltimo nรบmero de la revista de la Casa de las Amรฉricas, y en nuestra reuniรณn se acordรณ expresamente rogarle a Carlos que pasara por alto las alusiones personales que aparecen en el artรญculo sobre Mundo Nuevo y pedirle que, si quiere rebatir los argumentos de Ambrosio Fornet contra tu revista y contra las declaraciones que en ella hizo Carlos, lo haga en la propia revista de la Casa de las Amรฉricas, donde su respuesta serรญa publicada de inmediato, sin โnotas al pieโ ni โcabezas contradictoriasโ.
No sรฉ dรณnde anda Carlos ahora y, como supongo que tรบ sabes su paradero, te ruego que le transmitas estas lรญneas (o me mandes su direcciรณn para escribirle en este sentido). Creo que serรญa muy positivo que Carlos aceptara discutir el artรญculo de Ambrosio y presentara sus puntos de vista sobre Mundo Nuevo en la revista de la Casa de las Amรฉricas. No me hago ilusiones, sin embargo, ahora, sobre un cambio de actitud de los escritores cubanos en lo que se refiere a colaborar en tu revista; tenรญa vagas esperanzas cuando viajรฉ a La Habana, pero ahora me doy cuenta de que las cosas son mucho mรกs difรญciles, sobre todo porque la polรฉmica se sitรบa en un plano eminentemente polรญtico. Asรญ pues siento no poder haber resuelto nada. En todo caso, los menos intransigentes en este asunto me parecieron los propios cubanos, y esto quedรณ muy claro cuando Roberto expresรณ que de ningรบn modo pretendรญan รฉl y sus amigos asimilar a la condiciรณn de โreaccionariosโ o โaliados del imperialismoโ a quienes colaboraran en Mundo Nuevo.
Abusando un poco, querido Emir, quisiera pedirte que, por decepcionado que te puedas sentir con la negativa cubana a colaborar en tu revista, hagas lo posible por evitar que ella sirva de algรบn modo de tribuna para los enemigos de la Revoluciรณn cubana. La actitud de los escritores puede parecerte demasiado intransigente, pero allรก uno se explica bastante bien esta intransigencia, cuando ve la ferocidad con que la Revoluciรณn es combatida y con quรฉ admirable convicciรณn y coraje estรกn saliendo adelante los cubanos a pesar del bloqueo, de los sabotajes, de la campaรฑa internacional de desprestigio de cierta prensa. Nosotros hicimos un viaje por el centro de la isla, y visitamos granjas y aldeas y fรกbricas, y te aseguro que era un espectรกculo conmovedor y a la vez muy triste cuando uno se ponรญa a comparar entre lo que estรก ocurriendo en el campo cubano y lo que ocurre en mi paรญs, por ejemplo. Ha sido una lรกstima que no te concedieran la visa que pediste, porque estoy seguro que sobre el terreno habrรญas comprendido muy bien el porquรฉ de la actitud militante y pasional de Roberto y de los otros escritores cubanos.
En fin, esta carta se prolonga demasiado y termino. No te olvides de hablar con Carlos, o de mandarme su direcciรณn, por favor.
Recuerdos por tu casa (aquรญ conocimos a tu hija mayor, en casa de Maruja Echegoyen, una noche) de Patricia y mรญos.
Un fuerte abrazo de
Mario
para
Carlos Fuentes
10 de febrero de 1967 Londres
Querido Carlos:
Estoy por escribirte hace dรญas, pero habรญa perdido tu direcciรณn, y tampoco estaba muy seguro de si continuabas en Parรญs. Acabo de enterarme que sigues allรก (te envidio, pues despuรฉs de pasar unos meses en la civilizaciรณn, he descubierto que, pese a todo, prefiero la barbarie francesa) y te escribo de inmediato. No sรฉ si has visto a Julio a su vuelta de Cuba. A รฉl y a mรญ los amigos cubanos nos dieron un mensaje para ti. En la reuniรณn de la Casa de las Amรฉricas, se hablรณ de las alusiones inamistosas e incluso injustas que se te habรญan hecho en algunos documentos, como la carta abierta a Neruda, y tanto Julio como yo criticamos el artรญculo de Ambrosio Fornet, aparecido en el รบltimo nรบmero de la revista de la Casa de las Amรฉricas, en el que se refiere a ti de una manera inaceptable. Conozco hace tiempo a Ambrosio โfuimos compaรฑeros en la Universidad [Complutense] de Madridโ, y le tengo mucho afecto, y por eso mismo me sorprendiรณ que se hubiera excedido en esa forma. Tรบ sabes el clima de tensiรณn y de fervor en el que viven los cubanos, y la extrema susceptibilidad polรญtica en que los tienen las condiciones de la isla (el bloqueo, la amenaza permanente de invasiรณn, etc.); creo que eso explica muchas cosas, pero desde luego que no las justifica todas. En la reuniรณn, quedรณ bien claro โy el propio Ambrosio estuvo de acuerdo, como Roberto y los demรกsโ que por encima de cualquier diferencia de opiniones o de actitudes frente a un problema determinado, como podรญa ser el encuentro del pen o la colaboraciรณn en Mundo Nuevo, no es lรญcito lanzar anatemas y ucases, y que se debe discutir con altura, sobre todo entre amigos. El mensaje en cuestiรณn es el siguiente: decirte que tienes abiertas las pรกginas de la revista de la Casa de las Amรฉricas si quieres contestar el artรญculo de Ambrosio, o en general comentar las polรฉmicas que surgieron en torno a Mundo Nuevo o la reuniรณn del pen. Desde luego que tu texto se publicarรญa integralmente, y sin notas o cabezas contradictorias. Pienso que si te decides a aceptar este ofrecimiento, esta serรญa una excelente manera de silenciar para siempre a los envidiosos o resentidos que, acomplejados por tus libros, han aprovechado los textos cubanos donde se te alude (textos que pueden ser discutibles pero que, al menos, sรญ estรกn redactados de buena fe) para propalar calumnias y presentarte como a un enemigo de Cuba. Ya sรฉ que estรกs de vuelta de este gรฉnero de golpes bajos de los pigmeos, pero de todos modos convendrรญa que, al menos por una vez, les dieras un buen tentequieto (como dicen en Lima).
ยฟCuรกndo saldrรก tu novela? Julio me ha hablado tan bien de ella, con tanto entusiasmo, que tengo unos deseos enormes de leerla de una vez.
Un fuerte abrazo de
Mario
para
Carlos Fuentes
20 de enero de 1969 Pullman, Washington
Mi querido Carlos:
No sรฉ por dรณnde andas, pero espero que Gallimard te estรฉ siguiendo la pista y ponga esta carta en tus manos. Hace una barbaridad de tiempo que estoy por escribirte, pero, aparte de mi alergia contra el gรฉnero epistolar, me lo ha impedido la falta de tiempo. He estado trabajando mucho en mi novela, que felizmente da ya las รบltimas boqueadas, y perdiendo unas horas atroces dictando clases, que para colmo y para duplicar mi angustia, eran en inglรฉs. He seguido bastante de cerca lo de Mรฉxico y me sรฉ de memoria todos los improperios y la mugre que te han echado encima. Creo que debes sentirte muy contento con eso. Con tu admirador y crรญtico Joseph Sommers hicimos firmar por mรกs de cien profesores universitarios una carta de protesta por la represiรณn contra intelectuales y estudiantes en Mรฉxico. Me imagino que no servirรก de nada, pero peor habrรญa sido no protestar. Tu carta con las armas del cafรฉ de la Rotonda me dejรณ moralmente descalabrado por unos dรญas, pero lo triste del asunto es que parece ajustarse a la realidad. El panorama no puede ser mรกs ceniciento. Aquรญ todo va a ir peor con Nixon en la Casa Blanca y me temo que lo de la Repรบblica Dominicana sea un juego de niรฑos comparado con lo que puede ocurrir en Amรฉrica Latina en los prรณximos aรฑos. No sรฉ nada de Cuba. No fui a la reuniรณn de la revista, porque no tenรญa tiempo ni tampoco muchas ganas, pero hablรฉ por telรฉfono con Fernรกndez Retamar la otra noche. Julio acababa de partir de La Habana. Llamรฉ a Roberto para tratar de confirmar si era cierto que Edmundo Desnoes estaba preso, acusado de ser agente de la cia, pero al hablar con รฉl no me atrevรญ a preguntรกrselo. Lo notรฉ un poco cauteloso y temรญ ponerlo en un apuro. Estoy sumamente inquieto, apenado y asustado con lo que ocurra en Cuba y te ruego que me cuentes lo que sepas. Lo รบltimo que llegรณ a mis manos fueron los discursos de Lisandro Otero que me produjeron escalofrรญos, casi tantos como los que tuve cuando leรญ las indecentes frivolidades contra la Revoluciรณn de nuestro amigo Guillermo [Cabrera Infante]. En el Perรบ la confusiรณn polรญtica adquiere niveles paranoicos. Los generales se van a quedar en el poder muchos aรฑos y cuentan con el apoyo de la izquierda que proclama a diestra y siniestra que el rรฉgimen es nacionalista y antiimperialista, lo que es un disparate apocalรญptico. Pero ni siquiera se puede atacar a los generales, porque serรญa hacer el juego a la extrema derecha que capitanea la oposiciรณn. En vista de este caos he decidido no regresar al Perรบ. No pude ahorrar aquรญ lo suficiente para tener unos meses de libertad y he aceptado por un semestre un contrato en Puerto Rico, lo que es como meter la cabeza en la boca del lobo porque en la isla pululan los gusanos cubanos (hay, tambiรฉn me dicen, cuarenta mil poetisas). Voy a estar allรก hasta julio y luego regresarรฉ a Londres, a identificarme con la neblina y a convertirme quizรกs en un fantasma. Lo รบnico que queda, por ahora al menos, es cerrar los ojos, apretar los dientes y escribir, escribir hasta perder el aliento. […]
Mario
para
Roberto Fernรกndez Retamar
1 de marzo de 1969 Rรญo Piedras, Puerto Rico
Querido Roberto:
Gracias a tu carta, que me remitieron desde Pullman, a una carta anterior de Julio, y a รngel [Rama], que estรก aquรญ, he podido formarme una idea clara de la reuniรณn de la revista y del contexto del mensaje colectivo que me enviaron. Lamento no haber asistido a la reuniรณn, pues estoy seguro de que mi presencia allรก habrรญa evitado buena parte de la extraรฑeza y el enojo que han causado en ti y en otros compaรฑeros ciertas actitudes mรญas. Siento que las explicaciones que te di por telรฉfono sobre mi inasistencia no te basten. El tono y los sobrentendidos de tu carta โque, por momentos, me pareciรณ mรกs un comunicado que una cartaโ dejan entrever que mi ausencia ha sido interpretada poco menos que como una deserciรณn. Es lo primero que me gustarรญa aclarar.
Aunque es verdad que no hay en mรญ nada de heroico, encontrรฉ fuera de lugar tus ironรญas sobre mi incapacidad para โel riesgo y el sacrificioโ y mi negativa a โperder unos dรญas de tu segundo semestre de residenteโ. Tรบ sabes que he ido a La Habana cuatro veces, y dos de ellas en circunstancias mรกs riesgosas y comprometedoras que la presente โdurante la crisis de los cohetes, para la Primera Conferencia Tricontinentalโ, y que nunca he dejado de manifestar con la mayor claridad mi solidaridad con la Revoluciรณn cubana. Lo he hecho en mi paรญs y en los paรญses donde he vivido o estado de paso, y mientras ustedes se hallaban reunidos, lo estaba haciendo en Estados Unidos, en un acto pรบblico, pese a la atmรณsfera intimidatoria creada por la presencia en el auditorio de contrarrevolucionarios cubanos. Y lo he hecho aquรญ, en Puerto Rico, en la prensa y en la Universidad. Por decir lo que pienso de Cuba he sido insultado en distintos sitios, y ahora soy atacado aquรญ, como podrรกs darte cuenta por los recortes que te adjunto y que, bella ironรญa, aparecieron mรกs o menos al mismo tiempo que leรญa tu carta.
Ya sรฉ que no hay el menor mรฉrito en defender a la Revoluciรณn cubana y en divulgar su justicia y su verdad, pero me he permitido recordarte estos hechos porque nada podรญa apenarme mรกs que pusieras en duda mi actitud respecto a Cuba, que ha sido y sigue siendo de clarรญsimo apoyo. Una de las pocas cosas que resultan evidentes para mรญ en polรญtica es lo que significa Cuba para Amรฉrica Latina, y si de algo puedo sentirme orgulloso en cuestiones polรญticas es de mi constante lealtad hacia la Revoluciรณn cubana. No asistรญ a la reuniรณn porque me fue materialmente imposible por los compromisos de trabajo que tenรญa contraรญdos. El fin del primer semestre en la Washington State University y el comienzo del segundo semestre aquรญ prรกcticamente coinciden, de modo que solo tuve unos cuantos dรญas para el traslado. Cuando supe esto, a fines de diciembre, tratรฉ de comunicarme contigo por telรฉfono, pero habรญa una cola de llamadas a Cuba desde Estados Unidos y mi turno llegรณ solo en enero. Una complicaciรณn suplementaria fue que la telefonista no pudo localizarte luego, y solo lo consiguiรณ ese dรญa que hablamos, a esas horas absurdas. ยฟQuรฉ hay de sospechoso en todo esto?
Por otro lado, nunca imaginรฉ que en la reuniรณn de la revista yo serรญa objeto de discusiรณn, y que tรบ y Haydรฉe [Santamarรญa] formularรญan acusaciones contra mรญ en relaciรณn con mi artรญculo de Caretas y mi viaje a Estados Unidos. Es algo que debiste comunicarme con anticipaciรณn, porque en ese caso, pese a los inconvenientes de trabajo y de familia, no habrรญa ahorrado esfuerzo para viajar y defender mis puntos de vista ante ustedes. Es por esta razรณn que apenas recibรญ el mensaje colectivo te hice saber que podรญa viajar a La Habana en julio, y estรก de mรกs, tambiรฉn, que me respondas que los compaรฑeros extranjeros del comitรฉ de la revista no pueden esperarme hasta entonces. Eso lo sabรญa de sobra. Pero ocurre que me es mรกs fรกcil comunicarme con ellos que con ustedes. A รngel lo he visto aquรญ, a Julio lo verรฉ en Europa en el verano. A Emmanuel [Carballo] confรญo en verlo en Mรฉxico de paso a Cuba, si mi viaje, como espero, se realiza. Es con ustedes con quienes quiero discutir los cargos que han levantado contra mรญ. Aquรญ en la Universidad tengo vacaciones las tres รบltimas semanas de mayo; si lo consideran conveniente, puedo adelantar el viaje para esa fecha.
Quisiera, de todos modos, adelantarte algunas respuestas a los interrogantes de tu carta. Discrepar de la actitud adoptada por Fidel en la cuestiรณn de Checoslovaquia no significa, en modo alguno, haberse pasado al bando de los enemigos de Cuba, como no lo es tampoco enviar un telegrama opinando sobre un asunto cultural de la Revoluciรณn. Mi adhesiรณn a Cuba es muy profunda, pero no es ni serรก la de un incondicional que hace suyas de manera automรกtica todas las posiciones adoptadas en todos los asuntos por el poder revolucionario. Ese gรฉnero de adhesiรณn, que incluso en un funcionario me parece lastimoso, es inconcebible en un escritor, porque, como tรบ lo sabes, un escritor que renuncia a pensar por su cuenta, a disentir y opinar en alta voz ya no es un escritor sino un muรฑeco de ventrรญlocuo. Con el enorme respeto que siento por Fidel y por lo que representa, sigo deplorando su apoyo a la intervenciรณn soviรฉtica en Checoslovaquia, porque creo que esa intervenciรณn no suprimiรณ una contrarrevoluciรณn sino un movimiento de democratizaciรณn interna del socialismo de un paรญs que aspiraba a hacer de sรญ mismo algo semejante a lo que, precisamente, ha hecho de sรญ Cuba. Admito tu derecho a llamar mi protesta โrisibleโ y โalharaca verbalโ, pero en cambio no entiendo por quรฉ deduces del hecho de haber expresado yo esta opiniรณn que me arrogo el papel de โcustodio de las revoluciones del planetaโ y โjuez de las revolucionesโ. No hay tal. No soy un polรญtico sino un escritor que tiene perfecta conciencia del escaso efecto que pueden tener sus opiniones polรญticas personales, pero que reclama el derecho de expresarlas libremente.
En cuanto a mi viaje a Estados Unidos, quisiera aclararte algo que me parece primordial. Contrariamente a lo que insinรบas, no estoy en la opulencia econรณmica y acepto trabajos no por placer sino por necesidad. ยฟPero a quรฉ vienen esas observaciones? De tu carta se desprende que si yo consiguiera demostrarte que tengo dificultades econรณmicas encontrarรญas lรญcito mi viaje a Pullman. Creo que esta cuestiรณn solo puede ser discutida de otro modo. Mi opiniรณn, que es tambiรฉn la de otros escritores latinoamericanos identificados con los ideales de la Revoluciรณn cubana, es que no hay nada ilegรญtimo en viajar a Estados Unidos, o a cualquier otro paรญs, siempre que el precio de este viaje no sea una concesiรณn ideolรณgica. Mientras no pueda vivir dedicado รบnicamente a escribir, buscarรฉ trabajos en cualquier punto del planeta a condiciรณn de que me absorban el menos tiempo posible y no me obliguen a alterar o a silenciar mis ideas. Creo que ir a Estados Unidos (o venir a esta colonia suya) no es condenable en sรญ mismo si se va sin abdicar de lo que se piensa, y que incluso conviene hacerlo, porque tambiรฉn en ese paรญs, a pesar del horror que lo gobierna, hay personas que sienten y piensan como nosotros, con quienes tenemos el derecho y el deber de dialogar. Creo, incluso, que si prosperara el proyecto de un grupo de profesores norteamericanos que conocรญ, gente admirable por sus ideas y por su conducta, de invitar a escritores revolucionarios cubanos a un seminario sobre Cuba, serรญa infortunado que rechazaran esa invitaciรณn. La presencia y la palabra de ustedes en esas universidades donde se estรก librando una verdadera batalla contra el enemigo comรบn, serรญa un enorme estรญmulo para esos jรณvenes que salen a enfrentarse a la policรญa armados con retratos del Che y Fidel.
De todo esto me gustarรญa poder conversar contigo y con los otros compaรฑeros cubanos en La Habana, en mayo o en julio, segรบn les convenga mejor. Espero que no encuentres extemporรกneo que me adhiera a la declaraciรณn del comitรฉ de la revista que te agradezco haberme enviado.
Mario Vargas Llosa
para
Carlos Fuentes
30 de mayo de 1971 Barcelona
Querido Carlos:
No sabes cuรกnto te agradezco tu carta fraternal y tus palabras sobre lo de Cuba, que expresan exactamente lo que yo mismo pienso. Leer tu artรญculo esplรฉndido, la nota de Octavio [Paz] y las declaraciones de Josรฉ Emilio [Pacheco] fue algo realmente esperanzador. Estos รบltimos dรญas tenรญa un poco la sensaciรณn de haberme vuelto loco, porque lo que me parecรญa horrible y trรกgico a muchos amigos les resultaba no solo comprensible sino hasta justificable. Estoy convencido de que no nos hemos equivocado al protestar, y de manera clara, sobre los sucesos de Cuba. Lo que ha ocurrido, lo que estรก ocurriendo es sencillamente escandaloso, una copia mala e inรบtil de las peores mascaradas estalinistas. No sรฉ si sabes que en enero estuve en La Habana, unos ocho dรญas, junto con Julio. Allรญ pasamos toda una tarde con [Heberto] Padilla y Belkis [Cuza Malรฉ], en casa de Pablo Armando [Fernรกndez]. Estaba tambiรฉn Jorge Edwards, y poco despuรฉs llegรณ Lezama [Lima]. Si no hubiera oรญdo allรญ a Padilla hablar tan clara y tajantemente sobre la situaciรณn cubana โla crisis econรณmica atroz, el poder creciente de los organismos de seguridad y de las fuerzas armadas, los sรญntomas de descontento en la ciudad y en el campo, el aumento de la represiรณnโ, quizรก me habrรญa tragado la pantomima de las autocrรญticas, aunque lo dudo. Pero nadie me harรก creer que esa pรญa estancia de un mes y medio en la policรญa imbecilizรณ milagrosamente a Padilla, y tambiรฉn a Belkis, Pablo Armando, Cรฉsar Lรณpez y [Manuel] Dรญaz Martรญnez. No importa nada que los hayan torturado o no. Lo cierto es que los han hecho decir mentiras grotescas e innobles, que los han degradado moral y polรญticamente (y hasta sintรกcticamente, como dices muy bien en tu artรญculo). He leรญdo la versiรณn taquigrรกfica completa del acto de la Uniรณn de Escritores y Artistas de Cuba y parece cosa de sueรฑo: varias pรกginas estรกn dedicadas a cantar la inteligencia, la cultura y la bondad de la policรญa. Belkis dice: โLos dos dรญas que estuve en Seguridad del Estado han sido los mรกs felices de mi vida.โ Y Renรฉ Depestre propone luego un homenaje a la Seguridad por โel trabajo tan fino, tan artรญsticoโ que han hecho con โestos compaรฑeros contrarrevolucionariosโ. Se podrรญa publicar el texto completo en una colecciรณn de teatro dadรก y nadie notarรญa la diferencia.
En fin, ya ves el efecto tremendo que me ha hecho todo esto. Sรฉ que Julio estรก muy golpeado, pero no quiso firmar la carta de protesta, me imagino que por influencia de Ugnรฉ [Karvelis], que perdiรณ completamente los papeles en este asunto y comenzรณ a llamar nazis a todos los que disentรญan del discurso de Fidel y dudaban de las autocrรญticas. Gabo no abriรณ la boca, lo que es una lรกstima porque una toma de posiciรณn clara de รฉl habrรญa sido enormemente รบtil. No sรฉ quรฉ ocurre en Mรฉxico, pero ya te puedes imaginar lo que pasa en Amรฉrica del Sur: hay una verdadera explosiรณn de jรบbilo entre toda la servidumbre literaria, oportunista y dogmรกtica. A diario me llegan recortes donde algรบn camarada cuadriculado me arreboza de mierda. Es sabido que la derecha hace las cosas mรกs canallas, pero en decir canalladas la izquierda gana. En fin, mi viejo, menos mal que Chile anda bien encaminada todavรญa. En cuanto al Perรบ, los militares no dan marcha atrรกs y prosiguen las reformas, pero no se puede decir que el proceso sea excesivamente prometedor. Me dicen que hay oficiales por todas partes, no solo en los ministerios sino tambiรฉn en las haciendas cooperativizadas, y en las minas, etc. Ya te contarรฉ con mรกs detalles. […]
Otra vez gracias, querido Carlos. Un abrazo bien fuerte,
Mario
para
Jorge Edwards
28 de mayo de 1972 Barcelona
Querido Jorge:
Por fin terminรฉ de leer anoche tu manuscrito [de Persona non grata]. El final ha salido excelente, y creo que allรญ no tendrรกs que hacer ninguna correcciรณn. Ponte a corregir cuanto antes el libro, pues, con la vida que llevas, podrรก estar en la imprenta en unos cuantos meses. Esta รบltima parte es, desde luego, la mejor, se lee con verdadera fascinaciรณn y todo resulta asombroso. Conforme quedamos, he guardado la discreciรณn mรกs total al respecto, y la gente piensa que andas empeรฑado en un vago proyecto de ensayos literarios. Ojalรก hayas hecho lo mismo, compaรฑerito. […]
Cortรกzar renunciรณ a Libre. Me mandรณ una carta deplorable, diciรฉndome que su permanencia en la revista constituรญa un obstรกculo para su reconciliaciรณn con Cuba, la que, pese a su poema autocrรญtico [โPolicrรญtica a la hora de los chacalesโ] (mi caimancito, mi buchecito), todavรญa no lo perdona. El pobre Julio, por ese pendiente, terminarรก haciendo cosas tristes. A propรณsito de Libre, no te preocupes por tu texto. Cuando tenga el sumario completo, conversaremos sobre su inclusiรณn o exclusiรณn. […]
Un gran abrazo a ti,
Mario ~
Mario Vargas Llosa (Arequipa, Perรบ, 1936) es escritor. En 2010 obtuvo el premio Nobel de Literatura. En 2022, Alfaguara publicรณ 'El fuego de la imaginaciรณn: Libros, escenarios, pantallas y museos', el primer tomo de su obra periodรญstica reunida.