Uno podrรญa pensar que coser fue una de las actividades a las que renunciaron las feministas. Nadie lleva la cuenta del tiempo dedicado a enmendar los agujeros de las blusas, tejer las chambritas del reciรฉn nacido, confeccionar los vestidos de las niรฑas, coser el cierre de los pantalones o el botรณn de la camisa. Con suerte, alguien de la familia agradece esa labor imperceptible. Uno esperarรญa que las feministas se desentendieran para siempre de este trabajo โhay huelgas que se desatan por menos.
No fue asรญ. Hay quienes prefirieron reivindicarlo, pues vieron en ello una parte de la cultura de las mujeres. Andrea Camarelli, una artista argentina radicada en Mรฉxico, usรณ โun camino de mesa, agujas y dos palos de escobaโ para hacer un estandarte de protesta:
((Mรณnica Mayer, Archiva. Obras maestras de arte feminista en Mรฉxico, s.f. Puede consultarse aquรญ. ))sobre la tela, se leen las justificaciones que se inventan los maridos despuรฉs de golpear a sus esposas. โEs que tรบ me haces enojarโ. โYo soy asรญ porque me provocasโ. โTe la buscasteโ. En la marcha del 24A contra las violencias machistas, Alejandra Quiroz tejiรณ la frase โVivas nos queremos, sobre un paรฑuelo de tela y en color morado, como parte de la iniciativa, Bordamos feminicidiosโ.
((Comunicaciรณn personal con Alejandra Quiroz, martes 13 de junio de 2017. https://www.facebook.com/bordamos.feminicidios/photos/a.759365610863376.1073741825.759365577530046/759365617530042/?type=3&theater ))La tรฉcnica, las experiencias y los materiales de lo domรฉstico de pronto irrumpen en lo pรบblico: lo personal es lo polรญtico.
Judy Chicago fue una de las primeras en pensar el trabajo femenino de coser, tejer y bordar como tรฉcnica artรญstica. La fundadora del primer programa de arte feminista en Estados Unidos estaba convencida de que las mujeres, excluidas de la pintura y la escultura, satisfacรญan su creatividad en sus casas entre hilos, telas y agujas. De acuerdo con los testimonios que recogiรณ en California, muchas habรญan sido estudiantes de arte, pero a diferencia de sus compaรฑeros no encontraron oportunidades en los museos y las galerรญas. Una vez graduadas, se refugiaron en esa tรฉcnica que no estaba reservada a los hombres. Chicago entendiรณ entonces que la historia del arte debรญa fijarse en los cubrecamas, en los cobertores de los cojines, en las chambritas y en las cobijas. Mejor aรบn: la historia misma de las mujeres debรญa contarse en esos materiales. Por eso The Dinner Party hace una cronologรญa de mujeres sobresalientes en manteles bordados a mano.
Ghada Amer pasรณ por lo mismo a mediados de los ochenta. Como estudiante de la รcole Pilote Internationale dโArt et de Recherche quiso inscribirse en un curso de pintura. La escuela se negรณ: el profesor sรณlo impartรญa la materia a los hombres.
((El caso estรก consignado en varios libros. Maura Reilly, Laurie Ann Farrell y Martine Antle, Ghada Amer, Gregory R. Miller & Co., 2010, p. 8. Eleanor Heartney, Helaine Posner, Nancy Princenthal y Sue Scott, The Reckoning: Women Artists of the New Millennium, Prestel, 2013, posiciรณn 406/ 4730. ))Fue entonces cuando decidiรณ tejer lo que no podรญa pintar. Pero a diferencia de Chicago, no usรณ esta tรฉcnica para recuperar la historia de las mujeres ni para crear una iconografรญa de su cultura, sino para exponer las representaciones populares de las mujeres.
A la manera de Andy Warhol y Roy Lichtenstein, Ghada Amer tomรณ sus imรกgenes de las revistas de moda, las pelรญculas animadas de Disney, la publicidad y la pornografรญa. Trazรณ sus patrones y los tejiรณ sobre lienzos. En otras palabras: usรณ una tรฉcnica femenina โel hilo y la agujaโ para perforar el arte de los hombres, para ocupar a la fuerza ese espacio que le fue negado.
((Maura Reilly, Laurie Ann Farrell y Martine Antle, Ghada Amer, Gregory R. Miller & Co., 2010, p. 27. ))
Lo cierto es que Chicago, preocupada por empoderar a las mujeres por medio de la representaciรณn de los aspectos positivos de su cultura, habrรญa refunfuรฑado ante los tejidos de Amer. Es probable que en algรบn mal momento, la habrรญa acusado de traidora. Chicago pensaba que las artistas debรญan descartar los estilos y las imรกgenes creadas por los hombres. ยฟQuรฉ hacรญa Ghada Amer reproduciendo el Pop Art de Warhol y el Action Painting de Jackson Pollock? Chicago ya habรญa tomado esa ruta: antes de ser feminista, intentรณ sumarse al minimalismo, pero sus pinturas y esculturas no recibieron la atenciรณn de los crรญticos ni de sus compaรฑeros. Con los aรฑos, Chicago concluyรณ que no habรญa manera de entrar a las instituciones de los hombres. A lo mucho, las expresionistas abstractas eran pensadas como las segundonas de Rothko o de Pollock, como simples seguidoras de los movimientos que ellos inauguran. No es tan desatinada su observaciรณn: hay crรญticos mexicanos interesadรญsimos en comprobar que Marรญa Izquierda โle copiรณโ a Rufino Tamayo o que Diego Rivera le terminaba los รณleos a Frida Kahlo. De ahรญ que Chicago no peleara por la igualdad de gรฉnero en el expresionismo abstracto โo en cualquier otra corrienteโ, sino que se empeรฑara en crear sus propias instituciones, recuperando las tรฉcnicas y los materiales de las mujeres y representando un imaginario propio de sus experiencias.
La apuesta de Amer es otra, casi opuesta: quiere despojar a las imรกgenes pornogrรกficas de la cosificaciรณn sexual, mudarlas del video y la pantalla al hilo y la aguja para que las mujeres encuentren placer al verlas. De ahรญ tambiรฉn que no teja la escena del hombre que penetra, sino a mujeres que se masturban y se encargan de su propia satisfacciรณn.
((Passim, Maura Reilly, Laurie Ann Farrell y Martine Antle, Ghada Amer, Gregory R. Miller & Co., 2010. Eleanor Heartney, Helaine Posner, Nancy Princenthal y Sue Scott, The Reckoning: Women Artists of the New Millennium, Prestel, 2013. ))Amer supone que la apropiaciรณn es suficiente para prescindir del male gaze. Quizรกs es una apuesta demasiado optimista. Me pregunto, por ejemplo, si ese catรกlogo de desnudos pornogrรกficos no preserva algo de la dominaciรณn y la sumisiรณn, de la desigualdad de gรฉnero que hay en la representaciรณn del sexo. Despuรฉs de todo, las piernas abiertas, los senos en primer plano y otras mรกs son posturas que en su contexto original exhiben el cuerpo de la mujer para el disfrute masculino.
((Por si fuera poco, Amer sรณlo teje a las mujeres delgadas y occidentales de la pornografรญa โlo que por sรญ mismo implica atenerse a una nociรณn problemรกtica, por dominante, de la sexualidad y la belleza. ))ยฟBasta con traducirlas a un lenguaje femenino para que pierdan su significado anterior?
Ahora mismo no doy con la respuesta. Al menos puedo decir que tejer, coser y bordar no son meras ocurrencias. Tanto en las manifestaciones en Mรฉxico como en las piezas de Chicago y Amer, la tรฉcnica pasรณ de femenina a feminista, de lo privado a lo pรบblico, de un quehacer decorativo a una prรกctica artรญstica. Y aunque a primera vista parezcan repetitivas โalgo ensayado hasta el fastidioโ lo cierto es que dentro de esa tradiciรณn hay ideas y estrategias encontradas: desde aquellas que quieren denunciar la violencia para desmentir el idilio del hogar (pienso en el estandarte de Camarelli), otras de tendencia separatista como las de Chicago e incluso las de Amer que mรกs bien pretende arrebatarle a los hombres las imรกgenes de las mujeres.
(Ciudad de Mรฉxico, 1986) estudiรณ la licenciatura en ciencia polรญtica en el ITAM. Es editora.