Adriana Díaz Enciso
Odio
México, LunArena, 2012, 124 pp.
–No juego a nada. Usted dice que estoy perdiendo la razón, y yo estoy de acuerdo.
Adriana Díaz Enciso
En Odio, la tercera novela de Adriana Díaz Enciso, hay un homúnculo encerrado en una botella de cristal, que golpea con los puños contra las paredes gritando cosas incomprensibles. Una vocecita irritante y desesperada, a la que la protagonista escucha en medio de muchas otras voces amenazantes y perturbadoras. Se trata de un homúnculo creado por un personaje de nombre doctor A. según el método de Paracelso, pero en sentido invertido, pues lo que busca el doctor A. es la reducción y transparencia de un individuo hasta su retorno a la calidad de semen, de semilla.
En Odio, hay una protagonista que a ratos es una voz, a ratos una niña, una mujer desesperada, encerrada en las voces y en las palabras, en una mansión que tiene una chimenea y un túnel, en un hospital donde le suministran nauseabundas pastillas de colores pastel, mientras alguien busca la piedra de la locura. Esta voz protagonista está manchada por el odio, le dicen, y ha perdido su pureza infantil. También ha perdido la cordura. En Odio hay una joven colgada de la rama de un árbol que se alcanza a ver afuera de la ventana del hospital:
“–Lo que pasa es que estás llena de odio –recuerdo que me dijo, mucho tiempo después, el Dr. Salvador. Me miraba con frialdad, casi con desprecio, luchando por vaciar el contenido del estómago.
Yo, por supuesto, no podía hablar en semejantes circunstancias. Solo podía escucharlo y mirarlo, observar cómo se le movía el bigote histérico al hablar, o ver el techo blanco del hospital con sus fuentes cuadradas de luz. Entonces recordaba, entre el paisaje brumoso que recorría en mi mente, estar llena de algo que llamaba miedo, llena de dudas con una vida propia, como animales.”
En Odio hay una madre fría y de hermosísimos ojos verdes, aterrada por el odio de esta voz-niña y por sus palabras que llenan cuadernos y cuadernos de historias atroces y fantásticas, en las que resuenan las palabras de William Blake y Lewis Carroll. En Odio, esta madre a la que percibimos como una abstracta mujer de figura grácil y vestido blanco, confiada siempre en sucedáneos doctores, está también poseída por el odio:
En Odio hay bombardeos que caen y lo destruyen todo, igual que lo haría todo el odio del mundo.
(ciudad de México, 1960) es narradora y ensayista. La novela Fuego 20 (Era, 2017) es su libro más reciente.