La dramaturga Yasmina Reza acompañó como testigo mudo a Nicolas Sarkozy durante su campaña electoral a la presidencia de la República, con la explícita intensión de escribir un libro y bajo la condición de tener plena libertad y acceso irrestricto. El hecho, relativamente normal para Francia, sería inconcebible en México, dada la clara distancia ideológica entre la autora de la inolvidable Arte y el ex concejal de Neuilly-sur-Seine, millonario suburbio de París. El resultado es el intenso y brillante El alba la tarde o la noche (Anagrama, 2007), que, además de demostrar que su reconciliación matrimonial era sólo una herramienta publicitaria, trasluce un rasgo de carácter que domina sobre todo lo demás: la permanente insatisfacción del mandatario.
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Faurecia es una multinacional, de origen francés, dedicada mayormente a la “producción de asientos, interiores de vehículo, módulos delanteros y sistemas de escape” para diversas compañías, no sólo para las lógicas Renault y Peugeot sino también para Ford, bmw, Toyota, Chrysler, etcétera. Presente en casi treinta países, su centro neurálgico está en Normandía.
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El pasado 3 de septiembre Sarkozy visitó la matriz normanda de Caligny de Faurecia, para anunciar nuevas medidas de protección a los trabajadores y más ayudas al sector del automóvil, clave en la economía gala. Tras el recorrido de rigor, con los jerarcas de la empresa y el rápido besamanos, Sarkozy arengó a las “masas trabajadoras” desde un estrado, acompañado por un selecto grupo de obreros.
La televisión belga RTBF se fijó en un detalle aparentemente trivial: todas las personas que acompañaban al presidente eran más chaparras que él. Tomando en cuenta que “Sarko” mide 1.68, lejos, muy lejos de los casi dos metros de su admirado Charles de Gaulle, las posibilidades estadísticas se derrumban y surge la inquietante sospecha –denunciada anónimamente por los trabajadores, y desmentida oficialmente como una acusación “grotesca”– de que los obreros fueron seleccionados por su estatura. Estajanovismo métrico.
Es cierto, Reza, a Sarkozy no le basta con ser el presidente de Francia y estar casado con Carla Bruni, además quiere que todos los espejos del Elíseo le regresen la imagen del hombre más alto.
Coda musical: I can’t get no satisfaction. ~
(ciudad de México, 1969) ensayista.