El panfleto que será escuela

El libro que debería ser un manual didáctico para los maestros es más bien un listado de malestares, eslóganes y lugares comunes de cierta izquierda.
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Para Marx y Engels, los padres filosóficos del comunismo, la lucha de clases debía estar detrás de los cambios históricos. Pensaban que el proletariado tenía que liberarse del yugo de la burguesía capitalista, entre otras cosas, transformando la educación. Esta era, según su visión, una herramienta de la burguesía para propagar sus ideas y valores y mantener el dominio sobre el proletariado.

En México, a más de 170 años de esos textos utópicos, otro Marx –Arriaga– y sus funcionarios de la llamada Cuarta Transformación en la Dirección General de Materiales Educativos de la Secretaría de Educación Pública, quieren utópicamente liberar a niños de 6 a 11 años y sus maestros de esa burguesía capitalista, utilizando a la educación como “un acto político para transformar la realidad”.

{{ A menos que se especifique lo contrario, todas las citas provienen de Un libro sin recetas para la maestra y el maestro, se señala entre paréntesis la página. }}

A través de los nuevos libros de texto gratuitos, publicados y distribuidos por la SEP este año escolar, quieren que los maestros “se descubran en el mundo como un ser político y no como un mero técnico o un sabio” (p. 8).

De este modo, los libros de texto gratuitos, ideados por Jaime Torres Bodet y Martín Luis Guzmán en los años 40, pasan de ser herramientas para democratizar el acceso a la educación pública, a ser panfletos ideologizados para liberar al magisterio y los niños del yugo de la globalización, el capitalismo, el individualismo, el colonialismo y muchos otros “ismos”. Marx Arriaga y sus acólitos buscan continuar la lucha de clases revolucionaria a través del proletariado magisterial y de los niños de primaria, y los que osen criticar su contenido  o método de elaboración serán apenas “pseudo intelectuales (que) braman porque se desechen los libros de texto gratuitos”. Es el panfleto revolucionario convertido en texto educativo. 

En el propio título del libro de acompañamiento para profesores, Un libro sin recetas para la maestra y el maestro, elaborado por la Dirección General de Materiales Educativos de Marx Arriaga, la SEP admite tácitamente el desorden bajo el cual se diseñaron los nuevos libro de texto.

El libro señala que se le debe dar “autonomía” a los maestros para diseñar su propio currículo, de acuerdo con las “condiciones concretas de existencia, (lo que) representa por sí mismo un acto de revolución” (p. 8).

Así, el libro, que debería ser un manual didáctico para los maestros de primaria, es más bien un listado de malestares, slogans y folletos usados por algunos de los sectores de la izquierda en México que añoran el discurso nacionalista revolucionario que estableció “finalmente, una relación de empatía entre los gobiernos de Cuba y México” (p. 12), aunque admite que nunca se acabaron la “tiranía y el sadismo con que actuó el Estado mexicano contra su pueblo”.

A lo largo de diferentes artículos, Un libro sin recetas… enlista las causas revolucionarias por las que el magisterio ha sido oprimido a lo largo de los diferentes gobiernos, neoliberales o no, que precedieron a la Cuarta Transformación.

Critica al gobierno nacionalista revolucionario (modelo del gobierno de la Cuarta Transformación) de Luis Echeverría, pero sobre todo señala las “raíces podridas del neoliberalismo educativo” de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, pasando por los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón y, finalmente del priista Enrique Peña Nieto.

Para los filósofos de la Cuarta Transformación, durante esos “gobiernos neoliberales” todo se hizo mal en materia educativa. Se intentó garantizar el libre mercado y la libertad individual “imponiendo regulaciones arbitrarias y propiciando la naturalización de la lógica del mérito individual” (p. 51) y se acosó y sedujo al magisterio para que olvidara su legado.

Como solución a estos males neoliberales, la SEP sugiere “continuar en la batalla cultural, superar las lógicas racistas, excluyentes y de sujeción en el modo de pensar y tomar parte en la transformación”. Para ello, hay que “despojarse de los procesos colonialistas y neoliberales que imponen la pérdida de identidades, hábitos, gustos, costumbres… que nos dicen cómo tenemos que pensar, vestirnos, alimentarnos y recrearnos” (p. 57).

Quizás lo más revelador es que, de acuerdo con sus planteamientos, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) privilegia “la comunidad y sus dinámicas donde se imparte la educación; es decir, la vida cotidiana.” (p. 93) La comunidad se define “como el espacio social, cultural, político, productivo y simbólico, en el que se inscribe la escuela…” y la SEP quiere que “…los contenidos dejen de responder a una especialización progresiva por asignaturas y se articulan … a partir de puntos de conexión comunes entre las disciplinas que integran cada campo”. 

Como se ha comentado ampliamente en distintos medios, las matemáticas, el estudio del español, ciencias y otras materias han quedado quedan relegadas como instrumentos de un modelo educativo “individualista, meritocrático”. Los filósofos de la 4T se preguntan: “¿Cuándo los intelectuales orgánicos de las áreas de pedagogía, filosofía, historia, matemáticas, ciencias, abandonarán sus privilegios?” (p. 66).

El “intelectual” de la SEP transformada, quiere en cambio, un modelo comunitario, lo que sea que eso signifique, relegando la enseñanza de conocimientos esenciales en el mundo actual.

Con estos libros, el gobierno de la 4T pretende transmitir una visión sesgada e ideológica a los alumnos. Este ciclo escolar 2023-2024, más de 100 millones de libros de texto gratuitos serán distribuidos y servirán como instrumentos adoctrinadores del conocimiento “comunitario” de una izquierda obsoleta.

Un exfuncionario que participó en la elaboración de los libros de texto en sexenios anteriores, consultado para este artículo y que prefirió omitir su nombre, considera que “se desdibujaron los objetivos”. “Creen que la escuela va a resolver los problemas de la comunidad”, explicó. Y añade que los libros “claramente desprecian toda la investigación educativa. La reconocen como neoliberal y la asocian a todo tipo de males”. “Se trata, agrega, de estarte mirando permanentemente el ombligo. Ya no somos parte de un mundo global”, agrega.

En lo mismo coinciden diversos especialistas del tema, como Gilberto Guevara Niebla, exsubsecretario de educación básica de la SEP en el sexenio de López Obrador, con quien rompió públicamente. En su libro La regresión educativa, publicado antes de que se hicieran públicos los libros de texto gratuitos de este ciclo escolar, señala que “el presidente volvió la espalda a la educación, persiguiendo un objetivo político, en el sentido populista, mezquino, del término”.

{{Gilberto Guevara Niebla, La regresión educativa, Penguin Random House, México, 2023, p. 5 }}

Y agrega que el presidente “no alcanza a observar al México industrial, urbanizado, moderno y exportador de bienes con alto componente tecnológico”.

En una reciente entrevista, Guevara Niebla incluso critica que el gobierno pretende “imponer una visión doctrinaria, retrógrada, antimoderna, que se opone a las instituciones democráticas y niega el respeto a los derechos universales”.

Sin embargo, fiel a su estilo contradictorio y anticientífico, el presidente López Obrador considera que los libros tienen “dimensión social, más humanística y científica que contrasta con los que distribuían en el pasado, cuando justificaban las políticas neoliberales que predominaban e incluso se atrevieron a eliminar la ética”.

El tema de los libros de texto está en la palestra pugilístico-mediática. Lo que queda de manifiesto es que, más que lo educativo, en su elaboración se impuso la politización de los ideólogos que replican la visión anticientífica y doctrinaria de una SEP y un presidente retrógrada y sesgado. ~

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es abogado y maestro en administración pública. Fue director general de la CANAERO durante la cancelación del NAIM. Especialista en asuntos públicos y regulación. Escribe semanalmente en Excélsior.


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